La importación de GNL ya roza los 3000 millones de dólares

El costo de los buques contratados prácticamente ya triplica en monto lo abonado el año pasado, pese a ser un 25% inferior en cantidad. Cómo es la estrategia nacional para evitar un mayor costo.

Contrariamente a lo que marcan los termómetros en el invierno, las compras del gas natural licuado (GNL) para este invierno están que queman, ya que a raíz de la disparada de los precios internacionales del gas ya suman casi 3.000 millones de dólares y ponen en jaque las esmirriadas reservas del Banco Central.

Hasta el momento desde Energía Argentina (Enarsa), la firma estatal hasta hace poco llamada Ieasa, se contrató la compra de un total de 42 buques metaneros, que estarán arribando al país para cubrir parte de la demanda de energía hasta agosto.

Las compras se fueron dando de forma separada, intentando aprovechar la baja en los precios del mercado del gas que si bien no funciona aún como un commoditie como es el barril de petróleo, muestra precios decrecientes en los últimos meses.

Hasta la fecha se realizaron un total de 5 tenders, o rondas de licitación que llevaron el total del costo del GNL importado a los 2920 millones de dólares, con valores por millón de BTU que llegaron a un máximo de 40 dólares, pero descendieron a los 24 en la última compra.

Precisamente, la semana pasada Enarsa contrató otros 11 cargueros que estarán arribando a los dos puestos donde funcionan los buques regasificadores entre el mes que viene y agosto.

Estos casi 3000 millones de dólares que se deben abonar además antes del arribo de las cargas, marcan que prácticamente se triplicó el costo pagado el año pasado cuando además se importó un 25% más cargas, ya que fueron 56 buques por 1096 millones de dólares.

La previsión inicial que había elaborado la secretaría de Energía para cubrir las necesidades de energía del invierno marcaban que se deberían importar unos 72 buques de GNL, una cantidad que representaba una literal sangría de divisas al punto de no tener el respaldo de los billetes verdes necesarios.

La estrategia aplicada para achicar las compras fue doble: por un lado se apostó a la compra de líquidos, sobre todo gasoil y fuel oil para la generación térmica. Si bien estas compras ya representan también un saldo elevadísimo, permitieron bajar el costo del equivalente al millón de BTU a unos 20 dólares.

La segunda estrategia esgrimida vino bastante de la mano de la naturaleza, ya que la mejora de los caudales de los ríos en Brasil permitió al país incrementar la importación de energía eléctrica y reducir así nuevamente la cantidad de cargamentos de GNL necesarios.

Mientras la polémica en torno a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner sigue candente y genera una fuerte duda sobre si la obra podrá estar operativa para el invierno del año que viene, el actual aprovisionamiento de buques metaneros podría tener aún que incrementarse con una sexta licitación si se registra el ingreso de una nueva ola polar como la que ocurrió el mes pasado.

Una nueva ola de frío polar podría marcar la necesidad de contratar más cargas de GNL, disparando aún más el costo que ya está rozando los 3.000 millones de dólares y en un escenario en el que, pese al frío, nadie pone las manos en el fuego para garantizar que el invierno que viene no deba repetirse el mismo esquema importador.


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