En la sociedad que se quedará con las represas no aparecen ni Neuquén ni Río Negro
El decreto que dispone que las centrales vuelvan a privatizarse, no menciona la posibilidad de asociación con Neuquén ni con Río Negro.
Weretilneck y Figueroa se reunieron con Chirillos el martes por las hidroeléctricas. Foto: gentileza
En el modelo de negocios que proyecta el gobierno nacional para la reprivatización de las presas construidas por el Estado sobre los ríos Limay y Neuquén no habrá participación de las provincias, que era una condición que hasta ahora ponían de manera irreductible los gobernadores para apoyar el proceso.
En medio de la confusión que crea la falta de un canal de información oficial desde la secretaría de Energía de la Nación, que es la dueña de las obras levantadas durante tres décadas por Hidronor, los discursos de los gobernadores Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck no llegan a ser claros, especialmente porque la delegada del gobierno de Javier Milei en Río Negro, la diputada Lorena Villaverde, salió a negar rápidamente que las provincias estén en el plan del gobierno central para la operación de estas centrales.
Por ahora, se sabe que dos empresas del Estado nacional, Enarsa (Energía Argentina SA) y NASA (Nucleoeléctrica Argentina SA), crearon cuatro sociedades anónimas con los nombres de las cuatro unidades de negocios a concesionar (El Chocón, Piedra del Águila, Alicurá y Cerros Colorados); Pichi Picún Leufú tiene otro plazo de vencimiento.
El 100% de las acciones de estas nuevas empresas están en manos del Estado nacional y deben ser ahora transferidas ahora a la secretaría de Energía.
Las represas serán privatizadas otra vez: las provincias se quedan sin participación
En la década del 90, cuando se privatizaron las hidroeléctricas, no sólo se les dio a Neuquén y a Río Negro participación en las concesionarias sino que además se les permitió canjear los bonos recibidos por una deuda de regalías por acciones de esas mismas empresas.
Neuquén las mantuvo, Río Negro las vendió; ese esquema no existe en el nuevo decreto.
En seis meses la secretaría de Energía de la Nación deberá redactar un nuevo contrato de concesión, establecer los criterios de seguridad de presas, embalses y obras auxiliares, redactar las normas de manejo de aguas y delinear los trabajos obligatorios de los privados sobre las obras.
Dice el decreto de Milei que de acá a la nueva concesión “se deberá abonar el esquema de regalías para Río Negro y Neuquén que se acuerde entre la secretaría de Energía de la Nación y las provincias, siempre respetando la proporcionalidad de los ingresos reconocidos”. Ya hay protestas por el precio que las provincias quieren cobrar por el uso de agua, un canon que hasta ahora no tributaban los privados.
Weretilneck escribió, luego de la reunión con el secretario de Energía de la Nación, Eduardo Chirillo que con las provincias se definirá el “uso del agua, regalías, plan de manejo del agua, aspectos ambientales y participación accionaria”, pero nada de eso se dice en el decreto. Por ese lado hay que entender la declaración posterior de Villaverde.
El “concurso público nacional e internacional, competitivo y expeditivo para la venta del paquete accionario mayoritario” de las nuevas sociedades creadas “deberá incluir el esquema de remuneración de los concesionarios durante el período de concesión”, cuya duración no está aclarada en la norma.
El dueño de las obras seguirá siendo la secretaría de Energía de la Nación “sin perjuicio de las atribuciones y responsabilidades de las autoridades competentes en lo relativo al manejo de aguas y protección del ambiente, y seguridad de presas, embalses y obras auxiliares”.
La aclaración permite suponer que tanto la Autoridad Interjurisdiccional de Presas (AIC) como el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) conservarán su poder de policía sobre el curso de los ríos y la integridad de las obras.
No hay hasta ahora indicios de que las normas de manejo del agua, que ya eran bastante poco prácticas en la defensa del ambiente y las poblaciones ribereñas, vayan a modificarse ahora a favor de los que viven, cultivan y desarrollan la economía de las regiones aguas abajo de las presas.
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