El gas de Vaca Muerta marcó un récord histórico y lidera la producción nacional
El shale gas alcanzó el mes pasado su récord histórico y se posicionó como la principal fuente del fluido del país, superando incluso al gas convencional. A muy poco de duplicar la actual producción de un país exportador como Bolivia, el gas de Vaca Muerta muestra su potencial a pesar de su escaso desarrollo.
Hace una década atrás, en 2013, un grupo de empresas lideradas por YPF comenzó a encarar una roca llena de hidrocarburos como es Vaca Muerta. Era aún la era del convencional y si bien los rindes de Loma La Lata ya no eran los de antes, en el país casi todo el gas producido era convencional. Esto cambió radicalmente, al punto que el mes pasado el gas de Vaca Muerta fue más que el extraído de forma convencional, está a un paso de duplicar en volumen la producción de Bolivia y ya exhibe su enorme potencial a pesar de que son pocas las áreas shale en desarrollo.
Los registros de la secretaría de Energía de la Nación permiten ver cómo la producción de Vaca Muerta fue creciendo de forma acelerada, pasando de apenas 0,12 millones de metros cúbicos por día en 2013 a los 62,62 millones de metros cúbicos diarios que se generaron el mes pasado.
Pero también marca cómo fue la evolución de los otros dos tipos de producciones de gas que hay en el país: el convencional y el tight.
En el primer caso se trata de la producción tradicional, con pozos verticales que en 2013 generaron 109 millones de metros cúbicos por día y eran algo así como el 95% de la producción de gas argentino de esa época.
El tight gas se extrae de arenas compactas, realizando fracturas y se desarrolla en varios puntos del país como en Río Negro, en Santa Cruz, y en especial en Neuquén. En 2013 generó 6,25 millones de metros cúbicos por día y tuvo su pico máximo de producción en 2018 con 28 millones de metros cúbicos a diario.
El arranque de Vaca Muerta
El gas de Vaca Muerta recién tendrá peso en el país en 2018 con 20,4 millones de metros cúbicos diarios a raíz del plan de estímulo a la producción, la Resolución 46.
Al año siguiente, en 2019, logró por primera vez destronar al tight del segundo puesto de generación. En ese año el shale llegó (siempre tomando datos de agosto) a los 35,48 millones de metros cúbicos por día; el tight aportó 27,09 y el convencional 81,93 millones de metros cúbicos diarios.
El auge de la producción de gas de Vaca Muerta oculta en buena parte la caída de la producción de gas convencional del país, que en gran medida se ubicaba en las mismas tierras que Vaca Muerta, en Neuquén.
En la década estudiada las extracciones convencionales cayeron casi a la mitad, pasando de 109 millones de metros cúbicos en agosto de 2013 a los 55,94 que se generaron el mes pasado.
Las caídas llegan hasta el 12% anual, como se mostró en 2020 a consecuencia del repliegue que hizo la industria por el recorte de la Resolución 46 que se había dado el año anterior, y como es habitual en este tipo de producción se muestra en los rindes al año siguiente.
En contraposición, la producción de Vaca Muerta ha tenido un crecimiento constante, con la excepción también del 2020. Y llegó a mostrar incrementos interanuales de hasta el 35% como pasó en 2021 gracias al impulso del nuevo Plan Gas.Ar.
Esto hizo que el mes pasado la mayor parte del gas del país provenga de Vaca Muerta, con un nivel de generación de 62,62 millones de metros cúbicos por día.
La producción de gas convencional cayó por primera vez al segundo puesto, con 55,94 millones de metros cúbicos diarios y la de tight gas se redujo en su tercer lugar a los 20,01 millones de metros cúbicos diarios.
En el total de 138,12 millones de metros cúbicos de gas que por día se extrajeron de la tierra, el shale representó el 45%, pero se espera que ese valor siga creciendo pues la inminente puesta en funcionamiento del Gasoducto Néstor Kirchner demandará otros 11 millones de metros cúbicos diarios de producción que provendrán precisamente del shale.
El incremento de esta producción shale no solo compensa la caída del convencional, como se ve en Neuquén pues si bien en junio fue récord la producción de shale gas, no se batió la marca histórica del total de producción, ya que se trató de una compensación precisamente de la menor generación convencional.
Es que esa compensación no debe ser menospreciada, dado que de lo contrario el país debería haber importado un enorme volumen de gas o de líquidos para garantizar el abastecimiento.
Proyectos: llevar el gas de Vaca Muerta al norte
En esa línea se enmarca el plan que tiene el gobierno con la reversión del Gasoducto Norte, pues se trata en una primera instancia de una apuesta a reemplazar con producción de Vaca Muerta el gas que se importa desde Bolivia.
Aunque en una segunda instancia, con el desarrollo de algunas obras como loops para aumentar la capacidad de transporte, la misma línea podrá ser usada para multiplicar las exportaciones y así hacer crecer aún más la producción de shale gas.
Mientras se avanza con ese plan y con el debate de la ley de promoción de la producción de Gas Natural Licuado (GNL), hay un punto más que destacado en el análisis de Vaca Muerta y es que los actuales niveles de producción se lograron con apenas un puñado de áreas en desarrollo.
Vaca Muerta: pocas áreas y mucha producción
Esta producción récord alcanzada en junio provino fundamentalmente de seis áreas de Vaca Muerta como son Fortín de Piedra, Aguada Pichana Este, Aguada Pichana Oeste, Rincón del Mangrullo, El Orejano y La Calera. A ese grupo se suma el trabajo que se está encarando con fuerza a partir de este año en Sierra Chata y en la reconversión a shale de El Mangrullo.
Casi todo el gas de Vaca Muerta sale de estas 8 áreas, en especial de las 6 primeras. Pero hoy son 48 las concesiones otorgadas sobre la formación, 46 en Neuquén y 2 en Río Negro, pero en su gran mayoría con foco en el otro segmento, en la producción de petróleo.
Tierras para seguir explorando y desarrollar más bloques de gas hay en abundancia, un punto más que alentador. Aunque en el cielo de Vaca Muerta los nubarrones de las trabas a las importaciones amenazan con volverse una tormenta que pueda frenar el ritmo de crecimiento de la producción de shale gas.
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