Cuáles son los puntos «grises» del memorándum con Brasil para exportar el gas de Vaca Muerta

Pese a las expectativas generadas por el acuerdo, son varios los puntos que aún no están definidos, que deberán resolverse para poder concretar las ventas.

Hay ocasiones en las que las buenas noticias son exageradas sin necesidad alguna. Y este es el caso del memorándum de entendimiento que este lunes firmaron los gobiernos de Argentina y Brasil con respecto al gas de Vaca Muerta, dado que no solo son varios los puntos que aún están «grises» para que el gas pueda cruzar la frontera, sino que por la forma del documento firmado solo se trata de una manifestación de voluntades.

Partiendo desde el inicio, el convenio firmado entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el ministro de Minería y Energía de Brasil, Alexandre Silveira, es un memorándum de entendimiento (MOU en su sigla en inglés) que no es un contrato, sino una suerte de manifestación de voluntad.

Es el paso previo a un convenio o contrato de venta, tal como se vio recientemente con el MOU firmado entre Petronas e YPF por el proyecto de GNL que el mes que viene se definirá si la firma malaya continúa o no en esa iniciativa.

De acuerdo a lo difundido por Silveira, lo que desde Brasil se espera es que a partir del año que viene se puedan enviar a Brasil 2 millones de metros cúbicos de gas natural por día, un volumen que podría llegar a ser despachado por el revertido Gasoducto Norte una vez que se complete la reversión de las estaciones de bombeo, previstas para el año que viene.

En el mediano plazo, pautado hacia 2027, desde Brasil se espera recibir unos 10 millones de metros cúbicos diarios, un volumen que ya requerirá de nuevas obras sobre los gasoductos existentes. Pero además, a partir de 2030 desde el vecino país se esperan despachos por unos 30 millones de metros cúbicos de gas natural por día, que para poner en dimensiones es más que lo que puede transportar el ex Gasoducto Néstor Kirchner, rebautizado como Gasoducto Perito Moreno.

Estas proyecciones de exportaciones son el segundo punto gris del memorándum, dado que requieren de una serie de obras con costos de millones de dólares, que el acuerdo solo contempla que «se buscarán impulsar» pero no financiar.

En el caso del objetivo de mediano plazo, el MOU contempla dos alternativas centrales, por un lado la ampliación de la capacidad de compresión del Gasoducto Norte para tener ese saldo exportable sobre el volumen que demandan las provincias del norte argentino.

Y por el otro lado, un aumento también en la compresión de la red de Transportadora Gas del Mercosur (TGM) que se vincula en la zona de Uruguaiana, pero para la cual es necesario realizar la etapa 2 del ex Gasoducto Néstor Kirchner, un tramo que deberían realizar los privados con un costo de no menos de 2.500 millones de dólares.

En tanto que el objetivo a 2030 implica el envío de cargas de GNL, algo para lo cual primero deberán realizarse las instalaciones de licuefacción en la costa rionegrina. Ya que de buscarse enviar los 30 millones de metros cúbicos diarios como gas natural, se debería tender directamente un nuevo gasoducto desde Neuquén a San Pablo, recorriendo un tramo de unos 2.200 kilómetros.

Aquí es donde incide el tercer punto gris del acuerdo, clave para todo el desarrollo y que no es otra cosa que el precio el gas que desde Brasil se espera tener. Según la información dada por el ministerio de Minería y Energía de Brasil, el vecino país espera que el gas de Vaca Muerta llegue a su frontera a un precio de entre 7 y 8 dólares por millón de BTU, un valor que hoy no es posible.

Como Energía On publicó recientemente, el gas de exportación cuenta con un precio mínimo fijado por el gobierno nacional con el objetivo de que no se pueda exportar a un precio más bajo que el que se paga dentro del país por el programa Plan Gas.Ar.

En la práctica, esto hace que el precio no descienda de los 6 dólares por millón de BTU al llegar a la frontera de Bolivia, pero sin contar entonces el costo del transporte que el país de Luis Arce fijó para esa operatoria, que es 1,50 a 2 dólares según la condición sea interrumpible o firme.

Pero además, no queda en claro de momento si el gobierno nacional desistirá de cobrar aranceles a la exportación de ese gas, ya que de momento se abona el 8% del precio de venta en concepto de esas retenciones a las exportaciones.

Este punto gris es el más importante a resolver, dado que sin precio acorde, no solo los clientes brasileños serán reticentes a comprar el gas argentino, sino que además no habrá una generación de ingresos suficientes entre las productoras de gas para poder financiar las obras para ampliar esas exportaciones buscadas hacia 2027 y 2030.

La definición del precio mínimo de exportación del gas es una facultad del gobierno nacional, al igual que la autorización de exportaciones de largo plazo y no interrumplibles, pero que a la fecha no han sido modificadas a pesar de que sentaron los pilares para hacerlo en la aprobación de la Ley Bases, que se dio a fines de junio, hace ya casi cinco meses.


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