Aumento de combustibles: ¿Qué pasará con el congelamiento de precios?
YPF subió un 3% el precio de las naftas y gasoil pese al acuerdo de no modificar las pizarras hasta el 1 de noviembre. La suba del petróleo internacional, la disparada del blue y la inflación meten presión a Nación que ya recibió reclamos para avalar una suba de dos dígitos.
Podría decirse que las medidas económicas vigentes se planifican desde hace algunos meses de elección en elección. Y siguiendo esa línea, el congelamiento del precios de los combustibles que el gobierno nacional pactó con las refinerías justo después de las PASO, podría tener los días contados ya que se multiplican los reclamos de las empresas para aplicar una suba de, al menos, un 10%.
El principal indicio de que el acuerdo para no aumentar el precio de los combustibles hasta el 1 de noviembre se está resquebrajando es el aumento, en el orden del 3%, que ayer aplicó YPF en todo el país. Si bien esta suba fue explicada desde la petrolera como el traslado del aumento que el mismo gobierno nacional avaló para el valor de os biocombustibles, en la práctica demuestra que el congelamiento no da para más.
El último aumento como tal se dio luego de las elecciones primeras PASO y pocos días después se pactó un congelamiento por 75 días, que lleva la fecha sin alzas hasta el 31 de este mes.
Con el claro objetivo de no recalentar la olla a presión de la inflación, el gobierno nacional apeló al peso de YPF -que tiene más de la mitad del mercado- para imponer el acuerdo a cambio de un puñado corto de beneficios impositivos.
Lo que no se tuvo en cuenta a la hora de pautar ese congelamiento es que el dólar blue se dispararía por sobre los 1.000 pesos, generando no solo una disparada inflacionaria, sino también una brecha enorme entre el valor que el mismo gobierno nacional le reconoce a las empresas por sus exportaciones al valor oficial de 366 pesos y el precio que pagan por los insumos y servicios locales que son impulsados por el blue.
Pero como si eso fuera poco, la segunda variable de peso en la determinación del precio de los combustibles, que es la cotización internacional del petróleo también se disparó en estos dos meses y añade más presión para descongelar los precios.
Fuentes del sector explicaron que mientras más tiempo se mantenga el congelamiento del precio de los combustibles más perjudicial será para las empresas y también para los usuarios. En el primer caso lo que se va viendo es un achique del capital de trabajo de las firmas, que venden a precios atrasados pero pagan a valores actualizados sus costos.
Para los usuarios podría ser bueno un congelamiento, pero en la práctica suceden dos cosas. La más clara en estos momentos es que hay quiebres de abastecimiento cada vez más frecuentes, y en línea con la caída del nivel de refinación, es decir que se produjeron menos nafta y gasoil en las refinerías del país.
Con el fantasma del desabastecimiento mirando de cerca, el segundo afecto perjudicial para los usuarios es la bola de nieve que crece de precios atrasados. De momento se estima que el valor al que deberían subir los combustibles es de, al menos, un 40%, pero mientras más se espere para aumentar, más alto será.
Reclaman un aumento del 10%
En este escenario y a casi un mes del balotaje, desde las empresas petroleras se reclamó a Nación un urgente aumento, que según consignó el sitio Econojournal, podría ser del 10% y a aplicarse en los próximos días, antes de las elecciones.
La definición técnicamente no tendría que depender de Nación, ya que el precio de los combustibles no está regulado desde el 2017. Pero sí tiene Nación su as de espadas en YPF, por su rol dominante en el mercado de las estaciones de servicio.
Sin embargo, el hilo también se corta por lo más fino, y mientras el congelamiento de precios hace que sea YPF la empresa que más pierde al ser la que más vende, también la firma necesita no depreciar demasiado sus ingresos si quiere seguir produciendo el petróleo (y gas) que procesa para sus combustibles.
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