Además de azúcar, energía eléctrica y biocombustible: la experiencia de Los Balcanes
En Tucumán, la Compañía azucarera Los Balcanes inauguró una planta de cogeneración cuya fuente es el residuo de la producción de azúcar, conocido como bagazo.
El aprovechamiento de la caña de azúcar es una tarea que la Compañía Azucarera Los Balcanes cumple sin problemas. Con tres ingenios azucareros, produce azúcar, bioetanol para la mezcla con naftas y energía eléctrica, que ahora inyecta a la red con su nueva planta de cogeneración, inaugurada el lunes 23 de septiembre.
La caña de azúcar es una gramínea que se planta una vez cada cinco o seis años. «Cuando uno cosecha la caña de azúcar, viene a parar al ingenio y en los trapiches se separa el jugo, que es el 60% de la caña y la fibra, que es el otro 40%«, explicó la Gerenta general de la Azucarera Los Balcanes, Catalina Rocchia Ferro, en diálogo con Energía On.
La fibra que queda seca y después de haberse molido varias veces, se llega al bagazo, que funciona como una fuente de biomasa y permite generar vapor de alta presión y temperatura. Con él, alimentan las calderas y generan energía eléctrica. «Esto nos hace eficientes a nosotros mismos. Se aplica en los tres ingenios«, comentó.
Este proceso no es nuevo en el país, pero la compañía dio un paso más y adquirió dos turbogeneradores que conectaron a la red con numerosas obras, de 12 megavatios cada uno. Para conectarlo al Sistema Argentino De Interconexión (SADI) construyeron una estación transformadora que eleva la potencia de 13,2 kV a 132 kV.
«Todos los megavatios excedentes que no utilizamos en el ingenio, que son aproximadamente 8 MW en época de zafra (consecha) y 6 MW en la época interzafra, son inyectados a la red«, expuso.
La empresa tiene su producción a partir de la plantación de unas 60.000 hectáreas de caña. Para dimensionar, Tucumán tiene 300.000 hectáreas de caña cubierta. «Nosotros molemos un poco más del 20% de lo que se muele en la Provincia» lo que los posiciona como un actor clave en la producción de azúcar y bioetanol, detalló.
El proyecto de cogeneración en la planta nació hace 15 años. El primer objetivo eran 30 MW. Con el tiempo, fueron adecuando el proyecto hasta decidir tener una potencia de 8 MW, por la dificultad de acceso al crédito. Luego, ampliaron la potencia y hoy ya producen 20 MW.
«El financiamiento fue con capital de trabajo propio. Al proyecto lo fuimos postergando, por lo menos, 10 años. Todos los años hacíamos algo nuevo, hasta que el año pasado el azúcar tuvo un mejor precio y pudimos terminarlo», celebró Rocchia Ferro.
«Lo digo con muchísimo orgullo porque los tres ingenios tienen más de 1.700 trabajadores y la verdad que lo logramos con el esfuerzo de todos, por el tiempo invertido y las ganas«, destacó.
De la energía eléctrica al compost: el proyecto que no fue y la decisión de la azucarera
En 2017, la azucarera firmó un acuerdo con la empresa de energía eléctrica Genneia, que consistía en que ellos instalarían una caldera para quemar parte del bagazo y un subproducto que se llama vinaza, que «basicamente es potasio diluido en agua. Al correr del tiempo, ellos decidieron bajarse del proyecto y no lo hicimos», explicó Rocchia Ferro.
«Concebidos a la actividad azucarera somos responsables del medio ambiente. Cuando se hace un litro de alcohol, salen 16 litros de vinaza. No es contaminante, pero tiene una alta carga orgánica que lo hace complejo«, comentó.
Para tratarlo, la empresa invirtió «en un concentrador que se llama de múltiple efecto, tipo reboiler, que hace hervir la vinaza cinco veces para que todo lo que tenga de líquido se evapore. Este concentrador resuelve un problema pendiente de la actividad azucarera para con la sociedad«, marcó.
«Con esa vinaza concentrada, más la cachaza, que es tipo un barro que queda de la producción y las cenizas que vienen del ingenio, hacemos un compost orgánico y de esta manera le devolvemos al suelo lo que es del suelo«, explicó.
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