Una historia pensada y escrita en el Valle
Francisla Marós acaba de publicar su primera novela, “Como si todo latiera a destiempo”. La escritora nació en Mainqué, pasó su adolescencia en Roca y ahora vive en Neuquén. Esta región es el escenario de una historia de amor inesperada.
Francisla Marós nació en Mainqué, pasó su adolescencia en Roca, y ahora vive en Neuquén. Conoce la geografía del valle y conoce el viento de esta región del mundo. Sabe como esmerila piel y la paciencia. Y eligió esa escenografía, a veces dura, para anclar su primera novela, “Como si todo latiera a destiempo”, publicada por Olivia editorial, que fue presentada el mes pasada en la capital neuquina.
El libro narra una historia de amor inesperada. La protagonista se llama Camila de la Serna, y cuando comienza la novela está en Madrid, tratando de alimentar su carrera como fotógrafa, pero sobre todo enfocándose en su objetivo de no echar raíces en ningún lugar, con nadie. Lo malo de esas metas tan fijas, es que se desvían. Y a Camila, un hecho triste la hace volver a su pueblito natal de la Patagonia y la pone frente a un trabajo fotográfico que le hará tambalear toda su firme estantería.
Aunque no es autobiográfica, lo cierto es que además de escritora, Francisla es fotógrafa. Pero ahí se terminan las coincidencias, porque también es abogada, y antes, incluso, incursionó en la danza y el teatro.
“Hice la carrera de abogacía y ejercí durante varios años. Pero, más allá del derecho siempre estuve muy ligada a lo artístico. Primero fue la danza, que de algún modo me acercó a la comedia musical donde descubrí el teatro. No podría especificar si la fotografía llegó después o si siempre fue colándose por ahí, hasta decantar en la escritura. En definitiva, creo que los ámbitos relacionados al arte en los que he ido moviéndome tienen que ver con una necesidad de contar. Lo que a veces cambia es el modo de hacerlo, el vehículo digamos, pero la intención termina por ser la misma”, le cuenta a RÍO NEGRO.
P – Entiendo que éste es tu primer libro, aunque en la contratapa dice “debuta en la ficción”, y entonces me pregunto si hubo otros libros, de otros géneros. ¿Cómo llegaste a esta primera historia?
R- Es mi primero libro publicado, aunque tengo otros escritos y actualmente estoy trabajando en otra novela. Por el momento solo escribo ficción.
Es difícil para mi poder especificar cómo llego a esta historia. Podría decir que, en este caso, tal vez más que en otros, fue la cámara de fotos la que me llevó a meterme en ciertos lugares de donde logré extraer alguna experiencia que terminó por transformarse en un primer párrafo. Uno que seguramente estuvo por ahí, guardado durante mucho tiempo y que después me sirvió de puntapié para contar otras cosas.
P – El libro tiene un detalle muy particular, que es la división de los capítulos con una carilla negra. ¿Eso es una decisión estética o de otro tipo?
R – La división de las carillas en negro no fue al principio más que una decisión estética, pero quizás, con el libro ya impreso y al ir sumergiéndose el lector en la historia, cobran otro sentido. Como si fueran una suerte de paréntesis necesarios, o agujeros negros.
P – Como si todo latiera a destiempo atraviesa distintos tiempos (la infancia y la actualidad), geografías (de Europa a la Patagonia) y también distintas realidades (las de alguien que no tiene raíces y las de los que se quedan), ¿eso fue una decisión para marcar los contrastes o para poder contar las raíces?
R – Hurgar en los diferentes momentos de la vida creo que tiene por finalidad analizar el modo en el que cada uno de nosotros va construyendo su propio relato; y las raíces juegan siempre un papel preponderante en el cuento que nos contamos. Y esto no es más que una pretensión de mi parte. El resto quizás sea anecdótico, porque en realidad no se puede huir nunca del todo ¿no? En algún punto los protagonistas van debatiéndose entre diferentes necesidades y quizás lo único que están llevando adelante, aunque lo hagan desde la inconsciencia total, es una búsqueda más profunda. A mi me gusta verlo como una forma de repensarnos. Habilitar algunas preguntas, sin ambicionar respuestas certeras. Solo algunos cuestionamientos que nos permitan lograr un equilibrio, uno que articule los diferentes aspectos de nuestra historia para poder reconocernos de un modo más íntegro.
P – En el libro hay tres personajes centrales. Además de Camila, Leila y Bruno, que son bien contrastantes y que sirven para pintar una realidad de un lugar del interior.
R – Leila viene a darle vida a una mujer simple, cuyas pretensiones no se condicen con los lineamientos que, al parecer, la sociedad va imponiéndole hoy al género femenino. Aparece como el contrapuesto de la protagonista. O al menos eso es lo que se intuye. Creo, otra vez, que el personaje nos invita a reflexionar sobre qué pasa con el deseo propio, que haríamos si lográramos deshacernos de los condicionamientos, de los juicios y prejuicios tanto de los nuestros como de los ajenos. A su vez surge también otro planteo ¿A qué nos exponemos cuando nos entregamos sin miramientos? En el caso de Camila creo que la idea que mejor la define -y es incluso para mí sobre lo que gira toda la novela- es que: hasta las libertades más logradas no son más que el producto de diferentes condicionantes. Bruno en algún punto tiene el mismo tipo de conflicto. Se presenta un poco como la consumación de un sueño ajeno y eso le conlleva cierta responsabilidad. Quizás también se va a ver en el brete de definir si es capaz de luchar por lo que realmente quiere. En definitiva, los personajes son muy simples. Tanto los principales como los otros que van apareciendo y esa es un poco mi idea: tomar la vida de personas “comunes” y convertirlas en personajes, me gusta poner el foco en lo cotidiano, pienso que es una buena forma de transitar la vida.
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