Un libro dedicado a víctimas de femicidios fue cuestionado por “porno” en Neuquén
Un docente de Literatura le recomendó a sus estudiantes de segundo año “Cometierra” de Dolores Reyes. Fue criticado porque la novela contiene la descripción de una escena de sexo. El referente en la provincia del Plan de Lectura respaldó al profesor.
«Cometierra» comienza con una despedida ardida de una hija a una madre que fue asesinada: «La tierra la envuelve como los golpes del viejo y yo pegada al suelo, cerca como siempre de ese cuerpo que se me llevan como en un robo». El femicidio, cometido por su padre, es el punto de partida de la primera novela de Dolores Reyes, publicada en 2019.
La obra recorre este y otros desamparos, pero aquí se queda un buen rato porque esta hija tiene un don: se llena la boca del barro seco que pisaron las desaparecidas y cierra los ojos para ver qué hicieron con ellas. Así se dio cuenta que otras vivían: «Era ella. El moretón en el ojo de María era fuego y furia en mi corazón. Un golpe que el día anterior no estaba en una cara que era pura tristeza. Seguí comiendo, borracha de tierra. Tenía que ver».
Un profesor de Literatura del colegio privado Pablo VI de la ciudad de Neuquén le propuso a sus estudiantes de segundo año leer esta novela. Recibió críticas que escalaron hasta el Consejo Provincial de Educación, ya que algunas familias consideraron que no era un contenido «adecuado» para adolescentes de 14 años debido a que la autora describe una escena de sexo. «Ezequiel besó mis tetas, que son del tamaño de un puño cerrado. Después, sin apartar su boca de mi pecho, bajó una de las manos hasta mi concha. Me acarició. Sentí sus dedos hirviendo. Me fui mojando. Él siguió un poco más, después llevó la mano de nuevo a mis caderas», expresó en uno de los párrafos.
La concejal de la capital, Nadia Márquez, (Democracia Cristiana), la calificó como lectura «pornográfica» en un tuit.
Iván Nicola, director provincial Centro de Documentación e Información Educativa Alicia Pifarré, bibliotecario y referente del Plan de Lectura, explicó que la obra «genera incomodidad por la utilización de palabras inherentes a la descripción de un acto sexual, lo que es preciso debido a la necesidad que hay de la verosimilitud en la ficción de calidad, ya que para lograrla es fundamental que se respeten las voces y formas de los personajes. Dar una voz impostada a los personajes, haciendo que hablen de una manera correcta, o de lo que se cree correcta rompería el pacto ficcional. No sería adecuado caer en una cuestión ambigua por querer «proteger» al lector de la fantasía con un realismo mentiroso, que no conduciría a nada».
Planteó que «cuando leemos literatura entramos en un mundo creado por alguien y desde allí se van a posicionar los chicos. El ruido lo generan cuatro palabras, pero nosotros no podemos dejar de analizar la obra completa, ese es el punto«.
Dijo que la escuela «es la gran ocasión para que los chicos y las chicas se acerquen a lecturas de calidad» y que la novela «no solo tiene palabras que desestabilizan, sino que nos lleva a navegar por ese mar bravío y buscar e ir hacia otros textos de esta índole, porque en realidad hay calidad estética y literaria en el conjunto de la novela, no en dos capítulos».
Remarcó que la autora proviene del conurbano bonaerense «y escribe con el léxico que hablan los adolescentes, las adolescentes, tal cual como lo escuchamos hoy en la calle».
El cuestionamiento público soslaya, por ejemplo, que la novela está dedicada a la memoria de Melina Romero y Araceli Ramos, dos jóvenes víctimas de femicidio, un tema central dentro de los contenidos del programa ESI y de la ley Cielo en Neuquén. Tenían 16 y 19 años respectivamente cuando fueron asesinadas y sus cuerpos masacrados.
Recientemente en San Juan un docente de teatro fue apartado de su cargo luego de haber leído en clase el cuento «Canelones», de Hernán Casciari porque mencionaba las palabras «culo», «teta» y «poronga». En Neuquén no se tomó ninguna medida disciplinaria contra el profesor.
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