Un golpe a las emociones
Según un estudio realizado por el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina, un 53% de los jóvenes de entre 13 y 17 años aseguran que su bienestar emocional disminuyó considerablemente en estos dos años de pandemia.
Estos extensos dos años de COVID-19 (que parecieron mucho más que dos años) dejaron huellas en las y los jóvenes a lo largo y ancho de todo el país. Así lo reflejó una encuesta que llevó adelante el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina. De hecho, un 53% de la población consultada por el estudio señaló que su bienestar emocional disminuyó considerablemente a lo largo de este período.
Para comprender de qué hablamos, es necesario repasar que esta encuesta involucró a 789 jóvenes de entre 13 y 17 años en 15 provincias; y se realizó entre los meses de noviembre y diciembre del año pasado.
“La participación de la juventud es un enfoque prioritario de Cruz Roja Argentina, tanto en el voluntariado y la dirigencia como en calidad de destinatarias y destinatarios de nuestras acciones. Tras dos años de pandemia, nuestro rol como sociedad es brindarle oportunidades y ayudarla a recuperar el entusiasmo. Que los chicos y las chicas vuelvan a sentir que tienen en sus manos el destino de sus propias vidas”, destacó Diego Tipping, presidente de la organización.
Centrándose en la encuesta, los datos reflejaron que el malestar se incrementa entre quienes vivieron la COVID-19 en sus casas, ya sea en primera persona o en sus familiares más cercanos. Y los números son bastante altos: un 23% de las y los adolescentes encuestados tuvo COVID-19 en algún momento; y peor aún: un 22% perdió un familiar cercano a causa de la enfermedad.
En relación con un estudio previo realizado en mayo de 2021, la asistencia presencial a clases creció de manera significativa, aunque todavía no alcanza al total de la muestra (pasó de 15% a 86%). Al mismo tiempo, también se redujo la proporción de jóvenes que no asiste o aún no tiene clases.
Por otro lado, un 13% de los encuestados declaró no haber podido estar en las clases virtuales. Allí, al desgranar los resultados, un 27% confirmó que esta imposibilidad se debió a la falta de computadora en el hogar, mientras que un 17% por falta de Internet. Por su parte, un 18% aseguró que debía compartir los dispositivos con otros integrantes de la familia. La brecha digital y comunicacional fue uno de los problemas que más se visibilizaron con esta pandemia a nivel global, y la educación en nuestro país no quedó exenta.
Pero hay otro dato que también genera preocupación: un 9% aseguró no haber continuado con las clases simplemente por “no tener ganas o interés”, y otro 9% porque “debía hacer otras actividades”. Una vez más, la educación quedó expuesta.
De cara al futuro, un 83% de las y los encuestados quiere seguir estudiando al terminar la escuela, mientras que el 17% restante no desea finalizar el secundario o estudiar una carrera después, o bien aún no tiene una decisión tomada al respecto. En este sentido también pegó fuerte la cuestión anímica: ante un presente de incertidumbres, con dos años en los que todo es un “veremos”, el futuro no solo es difícil de visualizar, sino que en líneas generales parece oscuro.
Un apartado del estudio ahondó en el bienestar emocional de los jóvenes. Allí, un 47% afirmó sentirse “más cansado” ahora que antes de la pandemia, mientras que un preocupante 43% confirmó sentirse más malhumorado constantemente. Otros tópicos preocupantes que aumentaron fueron los problemas de concentración (33%), ansiedad (32%) y problemas para dormir (32%).
América Latina, cuna de los ciberataques
El tema de relaciones sociales también fue investigado. Al calificar las relaciones con familiares con los que se comparte el hogar, un 27% afirmó haber mejorado estos vínculos, mientras que un 16% confirmó que habían empeorado. Al menos allí, un número positivo. La situación disminuyó un poco al tratarse de “otros familiares”, con un 19% de mejora, un 12% de conflictos y un amplio 65% de “todo sigue igual”. Por último, en cuanto a amistades, el 50% asegura que logró afianzar los vínculos; mientras que apenas un 15% empeoró.
Queda claro que los jóvenes fueron uno de los grupos etáreos que más padecieron -y aún siguen padeciendo- la pandemia. Y quizás sea un buen momento para sentarse con ellos y preguntarles cómo se sienten al respecto, y en qué podemos ayudar para que estas situaciones de desgano no se sigan extendiendo. A la pandemia la tenemos que superar entre todos.
Así se realizó la encuesta
Este informe cierra el ciclo de investigaciones realizadas por el Observatorio a lo largo de 2021, que también incluyó otros grupos sociales como Niñez, Personas Adultas Mayores y Personal de la Salud.
Del total de 789, un 55% de los entrevistados fue masculino, mientras que el 45% restante femenino. Respecto al nivel socioeconómico, un 39% entró en el espectro “bajo”, un 55% “medio” y un 6% “alto”.
Más del 39% de los encuestados pertenecía al AMBA, mientras que el resto del país se dividía en porcentajes más bajos. De hecho, solo un 2% de los encuestados (15 personas) residían en la Patagonia.
Estos extensos dos años de COVID-19 (que parecieron mucho más que dos años) dejaron huellas en las y los jóvenes a lo largo y ancho de todo el país. Así lo reflejó una encuesta que llevó adelante el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina. De hecho, un 53% de la población consultada por el estudio señaló que su bienestar emocional disminuyó considerablemente a lo largo de este período.
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