Un equipo veterinario de alta complejidad y un proyecto único en Roca

El médico veterinario Marcelo Miserendino, en un trabajo interdisciplinario junto a Jorge Vaccari y Sofía López, lleva adelante un proyecto único: dedicarse exclusivamente a atender derivaciones de colegas de toda la región.

Cuando hablamos de cirugías de alta complejidad en medicina veterinaria, no es casual escuchar el nombre de Marcelo Miserendino. Profesionalmente, trascendió más allá de la región. Su palabra es reconocida y respetada por parte de sus colegas, tanto de Roca como de otras provincias donde ha dejado su huella a través del bisturí, en casos que para otros quizás eran irrecuperables.


Las cirugías complejas que el profesional lleva adelante implican desde devolverle la movilidad a una tortuga a través de una rueda para trasladarse por cuenta propia (tras perder accidentalmente una de sus patas), hasta el ingenio de fabricar una mandíbula de metacrilato para que el perro Mandy pueda alimentarse; pasando por la reconstrucción del pico para un loro rescatado.

Hoy, el Centro Veterinario Roca deja su atención ambulatoria para cumplir su principal objetivo: brindarle toda su predisposición a los casos derivados.

Con 26 años de trayectoria, Miserendino ha honrado su profesión aportando a la comunidad todo su conocimiento. En más de una circunstancia ha tenido que enfrentar desafíos, pero siempre basado en la ética y respeto, para que el resultado sea “lo mejor” para el animal.

Pionero respecto a los aportes tecnológicos de última generación para lograr un diagnóstico más preciso, también realiza continuas capacitaciones en diferentes partes del mundo. Allí se puede observar cómo el avance de la ciencia hace que la veterinaria se asemeje cada vez más a la medicina humana. Esto se puede notar en el uso de implantes con materiales específicos en calidad, además de la aparatología avanzada para ofrecer lo más conveniente a cada paciente. “Hoy ya no hablamos de mascotas, sino de un integrante más de la familia; y la gente busca lo mejor para atenderlos. Quieren especialistas para la mejor atención y diagnóstico”, expresó Miserendino a RÍO NEGRO.

La mayoría de las derivaciones que reciben son por interconsultas e intervenciones quirúrgicas de alto riesgo. (Fotos: César Izza)


Los casos llegan de lugares de distintas provincias, y con un equipo de profesionales independientes integran el Centro Quirúrgico Veterinario que, según indica el profesional, es el primero de la Patagonia donde “solo atienden derivaciones de sus colegas”.

En muchas ocasiones, el profesional viaja a las provincias sureñas a realizar las intervenciones quirúrgicas. En otras, las personas se acercan por derivaciones de otros profesionales en busca de una solución para sus queridos animales, y de esta manera se trabaja en conjunto. “Todos los pacientes que recibimos son derivación de colegas que, por diferentes razones, prefieren no hacerlo”, explicó el profesional de la región.

La mayoría de esas derivaciones suelen ser por interconsultas y para intervenciones quirúrgicas de alto riesgo para el animal. Las más nombradas estadísticamente son las traumatologías (especialmente de columna), neurología y cirugías de tórax.

Para muchos animales, las intervenciones quirúrgicas implican un alto riesgo, ya sea por problemas de obesidad, cardíacos o también por asuntos particulares de determinadas razas. Esto sucede “por ejemplo en los bracicefálicos como el bulldog francés, que cuentan con un riesgo extra a la hora de anestesiarlos”, argumenta el experto.

Por otro lado, los casos por accidentes automovilísticos son los que en mayor porcentaje llevan a que los perros necesiten una intervención quirúrgica. Lo mismo sucede con otras consecuencias como las producidas por patadas de caballos o incluso heridas por armas de fuego.

Además de colaborar entre varios colegas, también hay un espacio de enseñanza para quienes asisten a las cirugías.(Fotos: César Izza)


Así ocurrió recientemente en Roca, con una situación que se viralizó en la que un perro baleado debió ser intervenido para extraerle el proyectil, que había traspasado la médula espinal. “El lugar donde se alojaba la bala era muy complicado y las probabilidades de vida del animal era un riesgo”, explicó el profesional. Sin embargo, el animal lo superó con total éxito y salió caminando, una imagen que muchas personas conocemos -y nos sigue generando emociones- cuando hemos ido a buscar una solución para nuestros animales. “En este tipo de casos, además, se debe tener el compromiso y responsabilidad de informar, porque también interviene la Justicia con el accionar de los peritos”, explicó Miserendino.

Según aclara el profesional, “el primer objetivo sobre diagnósticos y tratamientos veterinarios ya lo cumplimos, con un trayecto de varios años apuntando a la especialización. Hoy se logró ese anhelo, cumpliendo con el trato ético de poder atender y que luego el paciente siga con su veterinario de cabecera, que es el que lo conoce de toda la vida”.

El especialista aclara que en veterinaria “es difícil, pero se puede hacer” y manifiesta con orgullo haber logrado el objetivo de transformarlo a un “centro veterinario quirúrgico 100 % derivación” de otros colegas de diferentes lugares de la región.

Los pacientes ambulatorios fueron a su vez derivados a otros profesionales, dependiendo las orientaciones específicas necesarias, para de esta manera poder abocarse a una nueva etapa. “La medicina veterinaria ya tiene especializaciones y va a terminar en subespecializaciones, aunque esta última lleve más tiempo”, acotó el profesional respecto a que, al igual que pasa en la medicina humana, cada especialidad tiene sus diferentes áreas.

Durante uno de los procedimientos. (Fotos: César Izza)


El equipo de profesionales está compuesto además por el médico veterinario Jorge Vaccari y la médica veterinaria anestesista Sofía López. Forman tres pilares fundamentales en el quirófano, y en muchas oportunidades distintos colegas asisten a las variadas intervenciones quirúrgicas para intercambiar conocimientos. Por último, pero no menos importante, la atención administrativa está a cargo de María José Miras Trabalón.


Algunas de las cirugías de alta complejidad



Uno de los casos conocidos fue el de la perra Margaret, un rescate de Flor Weinsman, quien desde el primer día pidió “hacer todo lo que se pueda”. Aquel fue un caso complejo porque después de sufrir un trauma automovilístico, al animal se le generó una luxación en dos espacios vertebrales provocando una tetraplejia, es decir una parálisis de sus cuatro patitas.

La cirugía consistió en la colocación de implantes e injerto óseo autólogo, el cual llevó cierto tiempo en la recuperación, pero con buenos frutos producto de un trabajo interdisciplinarioentre varios colegas. En aquella intervención realizada por Miserendino participaron Jorge Vaccari y Sofía López; mientras que en toda la etapa de rehabilitación y fisioterapia, el trabajo estuvo a cargo de Marcia Biancucci y el tratamiento médico de Virginia Yoiris.

Tobías llegó en 2009 a Bubalcó con fractura de tibia y peroné, uno de los únicos primates que camina con sus patas traseras, por lo tanto era fundamental que quedara bien. Hoy corre y se desplaza normalmente.


Otra experiencia fue la de Olivia, una perra que por un trauma automovilístico sufrió una fractura de fémur. Allí, además, se contó con la complicación de que Olivia presentaba displasia de cadera y una fractura antigua – y ya consolidada- de tibia. Sin embargo, la perra pudo recuperarse exitosamente y salir caminando.

También está el caso de Titi, un felino de 600 gramos derivado por el Dr. Fernándo Hondagneu Roig, con “hernia diafragmática”: allí, el intestino e hígado se encontraban alojados en el tórax. Esta situación se resolvió con éxito, y fue importante el permanente monitoreo y los anestésicos. O la historia del joven Felipe, un felino que sufrió lesiones múltiples y que, una vez estabilizado por el doctor Miguel Burboa, fue derivado para la colocación de implantes (DQM) que sirvieran para estabilizar su cadera y sus piernas.

El jaguar al que se le realizó el tratamiento de conducto.


Además, entre otros ejemplos, a un jaguar se le realizo un tratamiento de conducto con el Dr. Amato de Buenos Aires, y a un ocelote se le debió reconstruir la mano a causa de una pelea con otro felino, que resultó en una fractura de metatarsianos. Como estas, hubo -y afortunadamente habrá- muchas más experiencias positivas.


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