Plantas autóctonas: el “Molle”, y sus múltiples usos
En esta oportunidad, repasamos una variedad que tiene múltiples usos y que además sirve para decorar nuestros jardines con bellos colores. Adriana Bünzli, profesora de Botánica de la UNCo, repasa algunos consejos para su crecimiento.
Como vimos en artículos anteriores de plantas autóctonas, algunas plantas de la barda presentan espinas, lo que nos indica que están adaptadas a vivir en un ambiente árido o semiárido como el nuestro. Las espinas pueden proceder de tallos o de las hojas.
En esta oportunidad repasamos el “Molle”, una especie nativa de nuestro país que además de necesitar poco riego, tiene la particularidad de ser muy beneficiosa para la biodiversidad. Puede plantarse en jardines y espacios verdes, ya que es muy vistosa y de crecimiento rápido.
El “Molle” o Schinus johnstonii pertenece a la familia Anacardiaceae. A esta misma familia pertenece el “árbol de pimienta”, del que se utilizan los frutos enteros como condimento y reciben el nombre de pimienta rosa. Además de ser una especie rústica, puede brindar un hermoso rincón de sombra en el jardín.
En Argentina, el género Schinus está representado por 22 especies. Algunas de ellas son de tipo arbóreas, donde muchas aves nidifican en sus ramas y consumen sus frutos, entre ellas la “Catita” Myopsitta monachus.
Pero el Molle, llamado “müchi” por los ranqueles y también “huingán” por los mapuches, “es una especie sudamericana y en Argentina se distribuye desde Jujuy hasta el centro-sur del país y el norte de la Patagonia” explica Adriana Bünzli, profesora de Botánica de la UNCo.
Es un arbusto aromático y siempre verde, de 0,5 a 2 metros de altura y de muy extenso sistema radical. En cuanto a sus ramas, se muestran grisáceas y espinosas. Las hojas de las ramas jóvenes suelen ser cortas y anchas; y las hojas en las ramas viejas, con forma de lanza. De un lado se puede observar el color verde oscuro, mientras que del otro se muestra en color verde claro.
Las flores amarillentas están agrupadas en inflorescencias similares a un racimo de 35 milímetros de largo. El fruto es una drupa (parecido a una cereza) de 5 a 5,5 milímetros de diámetro, con forma esférica y de color violeta intenso en su madurez.
“Es una especie resistente a la sequía, fácil de propagar por semillas y de rápido crecimiento”, concluyó Bünzli; y añadió que es frecuente encontrar en la barda plantas jóvenes.
¿Cómo se usaba y usa el Molle?
• Se usaba para construir cercos y corrales. Los campamentos tehuelches eran, con mucha frecuencia, instalados en los mollales, sus ramas espinosas protegían a los elementos guardados en ellos de los depredadores.
• Las espinas, largas y firmes, se utilizaban por los nativos para el estaqueado de cueros.
• Combustible: sus raíces proporcionan leña de muy buena calidad, por lo que ha disminuido en casi toda la Patagonia.
• Tintórea: se utiliza la corteza de la raíz para obtener una coloración marrón rosado, con las hojas se obtiene un color verde seco.
• Antiguamente se usaba la resina del Molle para elaborar un pegamento que se utilizaba en la elaboración de útiles por ejemplo Guinnard (1941) citado por Steibel (1997), refiere su uso en la elaboración de la pipa de fumar: “Este aparato sencillo pero curioso está generalmente enriquecido con adornos hechos con trozos de plata o de cobre pegados con resina”.
• Los tehuelches utilizaban la resina como blanqueadora de los dientes masticándola hasta que se forme una consistencia gomosa. La extracción de resina se lograba quemando ramas de Molle y haciendo gotear las sustancias obtenidas sobre agua, de este modo se reunían todas las gotitas. Su resina proporciona esencia de trementina; una resina amarilla, de consistencia viscosa y pegajosa, muy aromática, que exudan los pinos, abetos, alerces y terebintos. También era utilizada por los mapuches.
• Su resina mezclada con bosta de guanaco y azúcar resultaba para los nativos un excelente cementante para enmangar en madera los raspadores de piedra.
• Se utilizaba como pegamento para puntas de flechas.
• Con el fruto los tehuelches hacían bebidas: “treko” y “müchipulku”.
• Las semillas machacadas y puestas en agua fermentaban rápidamente y daban lugar a la “chicha”, agradable, refrescante y de cierto grado alcohólico.
• Los tehuelches gustaban de sus bayas de sabor fuerte y acre. Los días calurosos acostumbraban a llevar unas cuantas semillas en la boca las que, una vez masticadas aumentaban la salivación. Es posible que también actuara como estimulante suave.
• Como los animales ramonean sólo los brotes tiernos que están a su alcance, tiene escaso valor forrajero.
• Es medicinal, desinfectante, sirve para tratar dolor de muelas, heridas y úlceras.
• Se hacen infusiones para curar la tos y el resfrío, también para dolores estomacales.
• Se prepara un té para inhalaciones.
• De las incisiones en la corteza los mapuches obtenían un jugo lechoso que aplicaban para deshacer las cataratas de los ojos.
• Calma el dolor de huesos.
• Sus hojas cocidas eran un excelente remedio para aliviar a los tullidos entre los mapuches.
Como vimos en artículos anteriores de plantas autóctonas, algunas plantas de la barda presentan espinas, lo que nos indica que están adaptadas a vivir en un ambiente árido o semiárido como el nuestro. Las espinas pueden proceder de tallos o de las hojas.
Journalism Trust Initiative Nuestras directrices editoriales
Formá parte de nuestra comunidad de lectores
Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.
Quiero mi suscripción
Comentarios