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Las series se sinceran sobre el valor de la amistad

“Las de la última fila”, “Mi otra yo”, “My brilliant friend” y “Conversaciones entre amigos” exponen miradas diferentes a la hora de explorar la amistad con sello de época, conflictos y análisis del devenir de los vínculos.

Redacción

Por Redacción

Tres décadas después de que “Friends” pensara la amistad como una confluencia jocosa de distintas personalidades y de que “Sex and the city” recreara el lazo complejo entre mujeres y marcara con cierta frivolidad el imaginario de una generación, una nueva camada de series como “Las de la última fila”, “Mi otra yo”, “My Brilliant Friend”, basadas en los libros de Elena Ferrante, o la recientemente estrenada “Conversaciones entre amigos”, inspirada en la novela de Sally Rooney, se animan a explorar el devenir de estos vínculos a lo largo de los años, los conflictos y el sello que imprime la época.


En el diálogo entre ficción y realidad, la serie de Netflix “Las de la última fila” cuenta el viaje que emprenden Leo, Olga, Sara, Alma y Carol luego de que a una de ellas le diagnostican cáncer. Se rapan en señal de solidaridad y se donan al malentendido de un juego: cada una debe escribir en un papelito algo que le gustaría hacer y meterlo en una caja, cada día sacan uno de forma aleatoria y todas tienen que cumplir el reto.

Los capítulos pasan y el espectador no sabe quién está enferma porque todas se involucran a la par en el desafío. ¿Por qué la serie propone un diálogo realidad-ficción? Las protagonistas tampoco supieron cuál era el personaje con cáncer durante el rodaje. Además, para compenetrarse con el tono de la serie las actrices se raparon y mostraron con el correr de los capítulos cómo el pelo crecía de forma anómica, poco televisiva.

El guión de “Las de la última fila” parece subsumido al mensaje resiliente de un “esto también pasará” y transmite cierto espíritu carpe diem: vivir al máximo cada día, aunque para algunos eso no implique una vida de descontrol sino simplemente permanecer en soledad en el living de un sillón con la compañía de un libro.

La serie turca “Mi otra yo”, también fue producida por Netflix y orbita el tópico de la amistad ante la enfermedad, pero más enfocada en lo complejo que puede ser proceso de curación, puso en el centro de la escena a las constelaciones familiares, un tipo de terapia que tuvo una suerte de boom luego de que la serie se hiciera popular. Las constelaciones familiares trabajan sobre la idea de que el inconsciente aloja patrones y estructuras de las relaciones familiares y que estos quedan memorizados y se repiten hasta que no vean la luz.

“Mi otra yo” tiene el foco puesto en la amistad como elemento de curación, con un grupo que hace terapia y “constelaciones familiares”.


En “Mi otra yo”, Ada, Sevgi y Leyla, quienes compartieron habitación en la universidad y generaron un vínculo que atravesó el tiempo, se reúnen cuando a Sevgi le diagnostican un cáncer. Juntas viajan a un pueblo paradisíaco cerca del mar para buscar a un hombre llamado Zaman que hace sesiones de constelaciones familiares. Ese viaje (también interior) les permite conocer secretos, sus ancestros e incluso otra versión de sí mismas. A lo largo de los capítulos, la historia hace visible el hilo que une a los miembros de una familia y plantea una idea de comunidad de parientes y amigos de la que forman parte los vivos, pero también los muertos.

“My brilliant friend”, emitida por HBO y producida junto a la RAI en base a la saga de la escritora italiana Elena Ferrante, recrea la historia emotiva y a veces violenta de Lenù y Lila, Elena Greco y Raffaella Cerullo, una amistad de 60 años que se inicia durante su infancia en la pobreza de Nápoles tras la Segunda Guerra Mundial y las sigue hasta las revueltas feministas de los sesentas.

La serie, que recrea en cada temporada uno de los libros de la tetralogía, evita solidificar los lugares comunes con los que se suele narrar la amistad entre dos mujeres y se anima a transitar claroscuros: los celos, las peleas, la competencia o las pequeñas miserias que muchas veces edifican ese lado B de la amistad que comparten las “frenemies”. La cuarta temporada, que los seguidores de “My brilliant friend” esperan con ansiedad, terminará de delinear el devenir de la historia de Lenù y Lila, su vínculo apasionado y despiadado, una amistad llena de coincidencias pero también de bifurcaciones.

“Conversaciones entre amigos”, estrenada hace pocas semanas en Star+, retoma en doce episodios de media hora la trama de la novela homónima de la escritora irlandesa Sally Rooney, quien se convirtió en una estrella con “Normal People” y se transformó en la voz de una generación.

“Conversaciones con amigos” muestra la vida universitaria y los vínculos de un grupo de cuatro.


Con el mismo equipo de producción y dirección que “Normal People”, “Conversaciones entre amigos” sigue los años universitarios de Frances, una estudiante de 21 años, mientras atraviesa una serie de relaciones que la obligan a enfrentarse a su vulnerabilidad por primera vez.

Frances es observadora y retraída mientras Bobbi, su mejor amiga y también su exnovia, se muestra segura de sí misma y convincente. Estudian juntas en el Trinity College y actúan en un pub de Dublín al que asisten para lecturas de poemas. Ahí conocen a Melissa, una autora reconocida que queda fascinada por la pareja y se las presenta a Nick, su marido.

En esta dinámica de cuatro, la serie cumple con estilo de Rooney en cuanto despliega los matices de los vínculos y las zonas ambiguas en las que confluyen el amor y la amistad, aunque a diferencia de la adaptación de “Normal people”, no logra captar cierto malestar generacional, un gesto con el que la escritora irlandesa logró hacer un sello propio.

Por Ana Clara Pérez Cotten (Télam).


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