La Isla de los Pájaros, un ambiente de belleza natural
En esta oportunidad, el escritor Jorge Castañeda, oriundo de Valcheta, nos comenta sobre un ambiente frágil y poco alterado en nuestra región, aquel paraíso grutense que tenemos a pocos kilómetros.
Según un informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia de Río Negro, lugares como la Isla de los Pájaros “constituyen ambientes representativos de la biodiversidad nativa, cuyos ecosistemas, comunidades y recursos genéticos, deben ser resguardados exclusivamente para el estudio y la investigación científica, por tal motivo se encuentra terminantemente prohibido el ingreso público a dicho sector”.
Los beneficios de la castración animal
“Particularmente el sector cuenta con varias zonas intangibles, entre las que se encuentra la Isla de los Pájaros”. El objetivo apunta a proteger las colonias reproductivas y sectores de descanso de aves marinas y los procesos naturales sin perturbación humana”.
“En ellos se reproducen especies sensibles a la presencia humana, como lo es el gaviotín sudamericano. Estas aves han sido y son afectadas por la presencia de personas principalmente en época reproductiva, a través de la perturbación de su comportamiento, ahuyentamiento y extracción de huevos, lo cual significado el abandono de la nidada ya sea con huevos o pichones, dispersión de pichones, lo que incrementa la depredación sobre los mismos, entre otros impactos”, afirma.
Hasta aquí parte del informe técnico sobre estos verdaderos paraísos de fauna y flora con que cuentan las áreas naturales protegidas de nuestras provincia, en este caso de la Bahía de San Antonio Oeste.
Muchos años antes de la creación de la Ley, la escritora Josefina Gandulfo Arce de Ballor, a principio de los años 70 en su interesante libro sobre “Las Grutas” dejó su testimonio de una visita al lugar al que supo definir como “un paraíso de sugestionante belleza”.
Inmunidad híbrida, un «superpoder» extendido
Dice la escritora con su admirativa prosa poética: “Pudimos apreciar con los ojos bien abiertos, un verdadero paraíso en la Isla de los Pájaros. ¡Qué bien Dios los orientó dándoles esta hermosa isla custodiada por el mar! Desde la llegada de los pájaros, el océano fue encerrando en su fecundo vientre centenares o miles de estas aves cuyo canto tiene reminiscencias del bíblico Cantar de los Cantares, que saliendo de sus picos se eleva con las vibraciones de sus estros. Mancomunados, pájaros y aves en sentires, costumbres y quehaceres, viven, se galantean, procrean; mientras unos organizan sus conciertos, ensayan sus vuelos, entonan sus melodías, los otros, pasean plácidamente sobre las restingas, observan y comparten el clima de libertad y respeto y todos coinciden en expresar la alegría por la gratitud recibida, porque lo que el mar les da es de todos. Las semillas del monte, son para todos y ninguno se agita para llegar primero en busca de alimentos porque saben que hay mucho”.
“Queda -dice doña Josefina- la sed interior para observar estos paraísos de gran belleza y riqueza. Cuando a pie recorro los lugares de mi amada provincia siento un gran renuevo dentro de mi alma al ver la maravillosa creación de la mano de Dios y de la naturaleza”.
Han pasado muchos años de este relato. La gran pregunta es ¿Hacemos algo para que paraísos como estos se sigan preservando? ¿Sabemos por casualidad los recursos científicos en flora y fauna que tiene nuestra provincia? ¿Estos temas tan importantes están en los proyectos legislativos de nuestros políticos? ¿Hay fondos de inversión para que los científicos puedan estudiarlos como corresponde? ¿Falta concientizar al turista que no debe depredar el maravilloso entorno marítimo que tanto nos enorgullece?
Que la Isla de los Pájaros no sea con el tiempo un edén perdido. Hacemos votos por ello
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