Jardín: Santa Rita, la imbatible belleza de paredes y techos
¿Hay algo más hermoso que una Santa Rita trepando por una pared, con sus flores abiertas? En esta oportunidad, nos metemos de lleno en el mundo de la Buganvilla, con todas las recomendaciones y cuidados que requiere.
Como flores de papel hechas con nuestras propias manos, formadas de un solo pétalo de tres puntas, la flor de la Santa Rita marca notables nervaduras. Desde el fondo nacen sus pistilos con diminutas florecillas blancas, que abren e impactan con el color intenso de fondo. Una flor pequeña, simple y sencilla muestra erguida su belleza natural. En realidad, esta flor no tiene pétalos sino brácteas que rodean la verdadera flor, muy pequeña y blanca.
Su abundante floración destaca y caracteriza su gran estilo ornamental. Es una de las plantas más populares y requeridas en todo el mundo, porque vive en los cinco continentes. Hablamos de la planta Buganvilla, la popular Santa Rita que todos conocemos. Seguramente en más de una ocasión hemos podido apreciar su despliegue en gran magnitud, abrazando de manera atrevida paredes, columnas y techos; y regalando un gran manto de color a la vista sin importar el día.
Así, simple y sencilla, esta planta logra su fama indiscutible de matas de color que inspiran y embellecen cualquier jardín. Sus generosas flores en diferentes colores de la gama de los cálidos se muestran aferradas a sus hojas ovaladas de verde oscuro, entre la primavera y el verano. Ellas son dueñas del lugar y pueden permanecer hasta esconderse en el otoño, mientras se aproxima el frío del invierno.
La Santa Rita o Buganvilla originaria de Brasil es un arbusto de la familia de los Nyctaginaceae y del género Boungainvillea. También conocida como “Cruz de Malta”, “Isoca”, “Palo de hierro”, “Veranera”, “enredadera de papel” o “Camelina”, existen más de 500 variedades -incluyendo las híbridas-. Se trata de una planta trepadora con tallos leñosos y dependiendo la variedad pueden ir desde los 3 hasta los 8 metros de altura, pero existen variedades más pequeñas, inclusive enanas.
Es un arbusto de hojas coriáceas (es decir, de aspecto semejantes a los del cuero), en verde oscuro, ovaladas pero con punta. Sus hojas son caducas dependiendo el clima, y semi persistentes o persistentes pero muy sensibles al frío extremo, sobre todo los primeros 3 o 4 años de vida.
Esta planta tiene flores tubulares que, en las condiciones adecuadas, pueden mantener su floración durante toda la primavera y el verano. Las brácteas que forman parte de la inflorescencia se encuentras al final de las ramas agrupadas de 10 a 20, y es el secreto de su gran atractivo. Su color original lila dio origen a variedades de cálidos e intensos colores como el rosa, rojo, púrpura, naranja, amarillo o blanco.
Esta planta necesita la ayuda de soportes en los primeros años de vida. Pueden ser vallas, glorietas o barandas; e incluso se aconseja atar las nuevas ramas a medida que la planta se va desarrollando, sobre todo para protegerla del viento -suelen ser frágiles-.
En esta ocasión, RÍO NEGRO buscó los consejos de Mirta Gallardo, del vivero “Ángel de Luz” de Roca. La experta aconseja que “para encontrar la ubicación más propicia para esta planta, se debe tener en cuenta un lugar a media sombra, donde reciba luz durante el verano, pero nunca los rayos del sol directo”. Aunque muchas han logrado adaptarse con los años al clima de nuestra zona, es por encontrarse en suelo directo, donde las raíces mantienen una temperatura óptima en su profundidad. Eso no sucede en maceta. La temperatura ideal para la Buganvilla es entre los 16 y los 30º C, mientras que la de la tierra debe rondar alrededor de los 20º C.
En cuanto al clima, si bien los vientos no le afectan, se aconseja no exponerla a lugares de grandes corrientes de aire para no correr riesgos de perder sus flores. También recomienda, en particular para nuestra zona, plantarla hacia el sur. De esta manera recibirá la luz, pero no el sol directo. En el hemisferio sur florece bien y está muy bien adaptada, pero se recomienda que cada 15 días (especialmente durante la primavera y el verano) se le suministre potasio y fósforo para mantener su color de floración.
“Es una planta que se puede cultivar en maceta siempre que tenga profundidad y busquemos un lugar sombreado. Si es en tierra se aconseja cerca de paredes para facilitar su trepado”, explicó Gallardo; y agregó que “ si bien es una planta de media sombra, resiste hasta 30° de calor y por eso es importante que no le falte agua”. Por esta razón, las plantas que suelen cubrir y acaparar techos son las que están en suelo directo, donde las raíces se encuentran frescas en su profundidad.
En la maceta el sustrato debe ser rico y de buen drenaje, con un contenedor grande y profundo. Se aconseja colocar en la base de la maceta o recipiente una capa de grava y mezclar partes iguales de la tierra de jardín con compost orgánico, para así retener la humedad el agua. Además de debe emplear un tutor: esta tarea debe realizarse en primavera, cuando no hay riesgos de heladas. Lo mismo sucede en caso de ser necesario trasplantarlas, se debe hacer en primavera.
Se trata de una planta a la que le gusta el agua, y por eso no le debe faltar el riego en verano durante la mañana y la tarde noche. Por su parte, en otoño e invierno bastará con regar dos veces por semana. Según Gallardo, durante la primavera se recomienda utilizar algún abono, ya sea triple 15 o humus; y en caso de encontrarse en maceta verificar si es necesario realizar un cambio de sustrato y recipiente, pero con mucho cuidado de no desnudar sus raíces porque no soporta muy bien ser trasplantada. Por esta razón es importante saber encontrar su lugar definitivo desde su llegada misma.
Una recomendación importante es la de evitar los suelos calcáreos. En ese sentido, la mejor opción es una mezcla al 50% de mantillo de hojas y tierra de jardín. Requiere de suelos ácidos y por esta razón es conveniente agregar unas gotas de vinagre una vez a la semana en el riego. En plantas ya maduras, al comienzo de la primavera hay que retirar las ramas dañadas, viejas o secas.
“De junio a agosto se puede realizar una poda al acodo y en caso de estar muy ramificada, moldearla al lugar donde se quiera tener”, explicó.
En cuanto a su reproducción se puede realizar desde plantines, por medio de gajos o esquejes. Para esto se debe contar con brotes jóvenes y debe tener 5 o 6 nudos, donde saldrán los brotes entre la espina y la hoja. Estos deben ser finos y de buen color, utilizando unos 10 centímetros con 3 brotes (quitarle todas las hojas). Antes de introducir los esquejes en el sustrato, colocarlos por media hora en un recipiente de agua con un chorro de vinagre -actúa como enraizante-. Luego pasar los esquejes por canela o miel, que también son enraizantes hormonales naturales, para después introducirlos en el recipiente con el sustrato apretando y asegurando que quede bien ajustado. Empapar bien el sustrato antes y después de los esquejes. Mantener el sustrato húmedo. Estos esquejes requieren mucho sol para un buen desarrollo.
La variedad enana de la Buganvilla
No hay mucha diferencia con la planta original en sus cuidados. Únicamente que es más manipulable al ser más pequeña y adaptable, en macetas donde podrá embellecer todo espacio del interior de cualquier hogar. Es una planta muy apta e ideal para todo tipo de espacios de interior o decoración de galerías y jardines internos.
Necesita de pleno sol y se debe cuidar de las bajas temperaturas. Pero como única condición para disfrutar del pleno sol, hay que darle una ubicación con orientación norte o noreste para decidir la luz adecuada.
Otro consejo es, una vez al mes, regar con fertilizantes líquidos. El riego debe ser frecuente, pero sin inundar. Lo más conveniente es 2 o 3 veces en la semana en época de calor, y una vez por semana durante el invierno.
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