Historias del Gualicho, donde se templa el alma
En las salinas del gualicho pasan cosas, hay ánimas y el diablo se enoja porque profanan su lugar. El hombre patagónico está forjado de enterezas y silencios, como la misma naturaleza que lo rodea y explica.
El Bajo del Gualicho me dio una total sensación de libertad. Me enseñó a ser dueño territorial de su geografía áspera y austera; a gozar de mi errático deambular por su ámbito agreste y duro, arrutada tal vez el alma pero nunca la orientación. A templar con íntimo deleite la guitarra para soñar mis cavilaciones enredado en la magia simple de sus seis cuerd
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