Dos hombres y una amistad rota en «Los espíritus de la isla» que llega a los cines

El trío conformado por los actores Colin Farrell y Brendan Gleeson junto al cineasta Martin McDonagh vuelve cargado de brutalidad y absurdo en “Los espíritus de la isla”, filme que se estrena en medio de un buen paso por la temporada de premios, y que busca capturar “la simplicidad y la tristeza de una historia de ruptura de la amistad entre dos tipos y cuánto peor se puede poner esa trama”.


“Se trata de llegar a la verdad de estos dos egos y de sumarle sensibilidad, para que no se los pueda juzgar ni estar totalmente de un lado”, explicó el director en diálogo con Télam y otros medios internacionales sobre el sostén de la cinta, llevada con gracia y sin esfuerzo por su elenco.


La decisión de McDonagh fue más que atinada: ya había convocado a los intérpretes irlandeses en su primer largometraje, “En Brujas” (2008), drama criminal y comedia negra -en partes iguales- donde encarnaban a dos sicarios en un bizarrísimo paso por la ciudad belga del título.
Casi de culto, la película fue evidencia de la química entre Farrell y Gleeson, y la idea de trabajar juntos de nuevo quedó flotando en el aire desde entonces.


“Ellos se aman, son muy abiertos a ser vulnerables en la pantalla, son muy graciosos. Además creo que la gente los ama como actores, y necesitábamos eso en una historia oscura como esta. Sentimos que sería genial hacer algo que cualquier fan de ‘En Brujas’ amaría de la misma forma, aunque llevándolo en un viaje diferente y más extraño”, ahondó el realizador.


Es que sin vueltas innecesarias, la semilla de lo que inesperadamente vendrá ya está sembrada antes de los diez minutos de metraje. En la ficcional islita irlandesa de Inisherin, aislada durante los años 20 de la Guerra Civil local, el ingenuo Pádraic (Farrell) y su amigo Colm (Gleeson), un serio violinista, son dos amigos que comparten la apacible vida pueblerina. Pero todo se da vuelta cuando, sin explicación, Colm decide ignorarlo y ponerle fin a la amistad.


Confundido y para nada dispuesto a dejar que las cosas queden así, Pádraic busca la ayuda de su hermana, Siobhán (Kerry Condon), y del problemático Dominic (Barry Keoghan), para reparar la relación. Desde ese momento, la ruptura pasa a involucrar cada vez más al resto de los habitantes de Inisherin mientras los niveles de incomodidad se elevan sin freno. A cada intento de acercamiento de uno, la negativa del otro se profundiza, y no tardará mucho para que todo tome un rumbo sombrío y hasta sanguinario que sólo es posible digerir con los destellos de humor que McDonagh, hábil narrador, hilvana en su justa medida a lo largo de la historia.


Para explorar esa idea desde su personal estilo, el también autor de “Siete psicópatas” (2012) y la doble nominada al Oscar “Tres anuncios por un crimen” (2017) consideró que no puede estar escrita “solo desde la perspectiva de la víctima”: “Querés ver lo más que se pueda desde el punto de vista del que rompe. Entenderlo era igualmente válido”, afirmó sobre este retrato de lo humano y sus asperezas.


La sencillez de su premisa -y de las de sus filmes en general- es lo que le permite introducir sin intenciones crípticas otras lecturas sobre las conductas viscerales que pueden nacer de las personas. En “Los espíritus de a isla”, la existencial inquietud sobre el paso del tiempo y la posteridad adopta un especial sentido en esta dinámica entre amigos que, además, tiene su correlato en el choque entre unionistas y republicanos que se vislumbra del otro lado de la bellísima costa irlandesa.


Se podría contar esta historia sólo haciendo foco en la ruptura, pero creo que tener la sensación de reflejo de la guerra, de cómo una simple disputa entre dos partes puede escalar y ponerse tanto peor, era algo que claramente quería incoporar. Pasan cosas imperdonables en una guerra civil, y en esta historia también”, añadió el director.


En ese escenario, que sus protagonistas dejan ser por orgullo o por costumbre, también entra en juego el rol de la comunicación y la reprimida sensibilidad masculina. “Como sabemos, no es lo mejor. El filme no sugiere hacerlo, expresa que hay que hablar de eso, porque los lugares a los que la desesperación puede llevar a alguien es lo desagradable de la película”, consideró McDonagh.


“Ojalá los hombres se abran más. También es una lección para mí, porque soy tan culpable como cualquiera. Y es en parte lo que hace que el personaje de Kerry (Condon) sea el más interesante, porque ella lo ve y está por encima de eso, y necesita abandonarlo, dejarlo”, opinó en relación al contrapunto que ejerce la hermana de Pádraic en la trama.


Con este relato sobre la relación entre el dolor, la ira y el arte, el realizador -criado en Londres pero hijo de padres irlandeses- sumó unas cuantas fichas para el circuito de galardones que pone primera cada fin de año para culminar con los famosos Oscar. Y a pesar de su breve trayectoria en el rubro, su nombre adquirió interés gracias a la solidez de sus libretos y producciones.


“Los espíritus de la isla” ya avanzó en la carrera en los Globos de Oro, donde triunfó como Mejor película de comedia, Mejor actor para Farrell y Mejor guion, junto a otras cinco candidaturas. En los Bafta del cine británico, que se llevarán a cabo el próximo 19 de febrero, disputa diez categorías. Y a los lauros de la Academia de Hollywood, con fecha el 12 de marzo, llegará como la segunda más nominada (junto a la alemana “Sin novedad en el frente”), con presencia en nueve rubros.


“En la adolescencia me enamoré del cine, y nunca creí que iba a estar en la posición de contar cosas de manera cinematográfica. Es genial poder ser parte de esta comunidad, crear cosas que no son lo usual, que no son películas de superhéroes, que son muy personales para mí. Es muy bueno estar en ese lugar”, dijo McDonagh sobre su presente y su profesión.


Por eso, admitió que aunque “legado” es “una palabra muy pesada”, sí quiere “dejar cosas buenas ahí afuera”: “Es algo que ocupa gran parte de mis pensamientos, no como lo concibe el personaje de Brendan, que siente que tenés que invertir cada minuto de tu vida, de una forma muy dura. Creo que se puede ser una persona feliz y hacer películas así a la vez. Yo soy un tipo feliz la mayor parte del tiempo, pero es importante decir que de todos modos se puede salir con algo triste como esto”, concluyó.


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