Colapso, el libro que escribió una mujer de Roca para sanar
Noé Macarena Ríos nació en Conesa, y vive en Roca. Abogada de profesión, escribió su dura historia, llena de carencias y abusos.
Hay libros que son un desahogo. Eso es “Colapso”, la historia que escribió Noé Macarena Ríos, una mujer de 32 años, nacida en Conesa y que ahora vive en Roca.
Noé es abogada, recibida en la Universidad del Comahue y tiene su estudio jurídico, con su amiga y socia. Es madre soltera. Pero no es ese el tema que cuenta en su libro, al que llegó más por una necesidad personal que por una vocación literaria. Impulsada por su psicóloga, Noé se compró una agenda, y dedicó cada noche a poner por escrito una dolorosa historia familiar. No lo hizo con la intención de tener después un libro en sus manos. Sólo lo hizo por desahogo y, en gran parte, para sanar una relación amorosa que parecía destinada al fracaso.
En esas páginas, escritas a un destinatario que nunca se nombra pero que se intuye como un colega del que ella estaba enamorada, Noé no sólo narra la relación de amor fallida, tratando de entender por qué había fracaso. Lo que se va colando, de poco y a cuentagotas, es una historia familiar llena de abandonos, abusos y violencia.
“Cuando empiezo a pasar lo que había escrito en la agenda a la computadora, y me doy cuenta de que había escrito cosas que jamás le había contado a nadie”, dice.
La historia que narra Noé ocurre en 1992, cuando su padre no sólo abandona a la mamá sino que lleva, sin previo aviso, a sus tres hijos consigo. Se los lleva a Rosario y a Noé le dice que su madre murió. En un ambiente de pobreza, violencia y abuso, vivieron en Rosario por dos años, hasta que la madre pudo dar con ellos.
“Yo hago terapia desde los diez años y siempre contaba las cosas como en automático. Pero al escribir, pude ver las cosas con otras perspectiva. Por ejemplo, no podés creer cómo ni por qué, en el año 90, cuando ya se hablaba del derecho de los niños y las mujeres, un psicólogo le aconsejó a mi mamá que se fuera del pueblo, o que nadie denunciara nada. O cómo fue que se naturalizó la violencia: a nosotros nos cagaban a palos . Tengo recuerdos de volver caminando de la iglesia evangélica con la señora que nos daba la leche ahí y mostrarle que yo tenía el cuerpo lleno de moretones Y me acuerdo también de mostrárselos a mi papá y que el ponga cara de me fui de mambo. Por eso, termina siendo una historia que me sirve a mí para resignificar muchas cosas, para ponerme a pensar en cómo es posible que nadie haya denunciado la desaparición de tres chicos, cómo pudimos vivir así”, dice Noé.
Aunque al principio fue reacia a publicar el libro, ahora está orgullosa de su esfuerzo, y sobre todo, emocionada por las repercusiones. “Somos un montón los que pasamos por historias como estas”, dice, y cuenta las respuestas que generó el libro (que fue presentado el lunes pasado y que ya se consigue en las librerías de la zona), y los comentarios que recibe.
–Empezás a escribir esta agenda para un hombre, pero te sirve para rever la historia familiar, o para sanar y superarla. ¿Querías que lo familiar fuera lo secundario?
-Si. Termina siendo como algo secundario. El foco siempre estuvo en la historia de amor porque es la figura que me permite escribir fluidamente. Me sentía cómoda en la situación epistolar. En mi cabeza, mientras le contaba cómo me sentía en relación al amor, yo pude reconstruir la historia de mi infancia. Lo sorprendente es que al escribir este libro, supuestamente dedicado al hombre del que yo estaba enamorada, pude poner un orden a mi historia : a cómo nos llevaron, cómo nos trataron, las cosas que pasamos. Tu papá es lo púnico que tenés cuando sos chico. Poder escribirlo y revivir momentos como cuando mi papá amenazaba a mi mamá con un arma, y nosotros tres en Rosario, con ese papá super alcohólico, que nos dejaba solos… Yo pensaba regalarle eso a la persona de la que estaba enamorada. Yo solo quería que él sepa lo que yo sentía.
–¿Cuál fue la reacción familiar?
-Tenía miedo de que lo leyera mi mamá porque hay partes duras. Pero yo termino entendiendo lo que le hicieron de chica. También lo leyó mi hermana, que al leer algunas páginas, me hizo aportes de cosas que recordaba mejor. Y mi papá del corazón también, que me dijo que tenía que parar porque no podía parar de llorar.
-¿Por qué le pusiste “Colapso”?
Yo quería un nombre que fuera explosivo. Dudé mucho. Como también dudé de firmarlo con mi nombre real, proque es una historia que me deja desnuda. Pero después decidí que sí, que lo iba a hacer con mi nombre. Y que quizás ayude a muchas personas, a saber que se puede salir adelante.
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