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Cola de piche, una espinosa de lindas flores

Una vez más, repasamos una especie autóctona de la mano del ingeniero agrónomo Gustavo Manzor, de Choele.

Como todas las semanas, el ingeniero agrónomo Gustavo Manzor nos acompaña desde Choele Choel con esta sección donde repasamos nuestra rica flora nativa, para conocerla -y cuidarla- en profundidad.


En esta oportunidad hablaremos de una cactácea que se conoce vulgarmente como “Cola de piche” (su nombre científico es Pterocactus tuberosus) y que prefiere suelos arenosos, por lo que se la encuentra frecuente tanto en áreas serranas como en médanos, arbustales y meseta. Es, además, una especie endémica de Argentina. En nuestra provincia se encuentra en toda la zona fitogeográfica del jarillal, y es poco visible si no está en floración, ya que mide entre 10 y 13 centímetros y crece entre los 0 y 1500 metros sobre el nivel del mar.

La distribución de esta autóctona, considerada una hierba suculenta perenne, es amplia y se la puede encontrar al norte de Neuquén y Río Negro, sur de Salta (Cafayate), oeste de Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, oeste de Córdoba, La Pampa, Mendoza, e incluso al extremo sur de Buenos Aires.

El nombre genérico del Pterocactus deriva de las palabras griegas pteron (alas), refiriéndose a las semillas aladas que tienen estas plantas; y la palabra tuberosus, epíteto latino que significa tuberoso. Este cactus pertence al orden de las Caryophyllales y de la familia de las Cactaceae, siendo su género el ya mencionado Pterocactus.

“Esta planta posee un tallo cilíndrico, ceniciento plateado a morado, con manchas verticales oscuras, carnoso y escasamente ramificado. Tiene un tamaño de 0,5 a 1,5 centímetros de diámetro y presenta numerosas espinas de hasta 1 centímetro de largo”, explica Manzor.

El cactus tiene algunos matices de rojo que lucen bien.


Esta nativa espinosa presenta una bellísima flor de color amarilla, que según la descripción botánica del experto es considerada “castaña, cobriza y en algunas oportunidades, raramente roja, en el ápice del tallo. La misma presenta una flor por tallo, con forma acopada hasta 3,5 centímetros de diámetro, con estambres numerosos y sensibles al tacto”. El estigma, que es la puerta de entrada del polen a las plantas con flores y se sitúa en el extremo de los pistilos y actúa atrapando el polen, permitiendo la polinización y fertilización de las semillas y la reproducción, cuenta con 5 a 8 lóbulos de colores rosados, rojo oscuros o verdes.

“Son diurnas por lo que abren aparentemente cerca del mediodía, siendo receptivas durante 3 días”, acota Manzor y sostiene que luego de ese tiempo, la flor se seca. La floración de esta especie nativa tiene una duración que comienza desde noviembre hasta marzo.

En cuanto al fruto es seco, globoso y su tamaño es de 2 centímetros de diámetro, el cual se va desarmando al desprenderse las semillas. Estas últimas tienen cubierta en forma de ala -para la dispersión por el viento-, y se presenta de color pajizo, con un tamaño de 1 centímetro de diámetro. El mismo fructifica desde diciembre a abril.

Según el profesional, a modo de táctica reproductiva este cactus pierde algunos de sus segmentos en otoño e invierno, los cuales, en su hábitat, son dispersados por vientos fuertes o tormentas de arena y es la oportunidad donde enraízan para formar nuevas plantas durante la siguiente estación vegetativa.

También se las utilizan en macetas para decoración.


En el detalle, su raíz es engrosada como órgano de reserva alimenticia y, gracias a esta, el cactus podría vivir fuera de la tierra por varios años. La misma tiene una medición de hasta 10 centímetros de diámetro y se encuentra unida a la planta, por un tallo subterráneo que, a veces este se presenta muy largo.

Por el alto contenido de mucílagos de los tubérculos, se la utilizaba para la clarificación de aguas para beber.

Docentes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la Universidad Nacional de La Pampa, realizaron una investigación para analizar como la luz, temperatura y humedad afectan la germinación y supervivencia de la cola de piche. En la actualidad, no existe información específica en cuanto a los factores que afectan su germinación, crecimiento y supervivencia.


En gran medida, las especies de esta familia se encuentran amenazadas por la destrucción de hábitat, la recolección de ejemplares para uso ornamental y la expansión de especies exóticas. A pesar de ser la familia de plantas con mayor número de endemismos en la Argentina, la información disponible sobre las especies de cactáceas nativas es muy escasa.

Esta falta de conocimiento restringe cualquier esfuerzo para desarrollar planes de manejo y conservación de las poblaciones de cactus nativos. Los estudios de germinación de semillas y establecimiento de plántulas son importantes en los programas de conservación, dado que proveen información básica que puede ser utilizada tanto para el manejo in situ como para la propagación ex situ de las especies.


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