¿A quién representa la educación que tenemos?
Lamentablemente los adolescentes coinciden casi en su mayoría que acá no se quedan. Se quieren ir del país. Sienten que no pueden progresar, que no hay futuro.
Laura Collavini
laucollavini@gmail.com
Psicopedagoga
Me inquieta la educación e intento no cerrar mis oídos a una realidad que nos llama a gritos. La educación argentina es decadente. Sabemos que miles de docentes, y directivos ponen esfuerzos increíbles para sortear obstáculos. Tantísimas veces lo logran.
Tantos niños y adolescentes terminan sus estudios por el apoyo de profesores que estimulan el aprendizaje, que encuentran recursos y fluye, así, a fuerza de amor. Porque simplemente es esta fuerza poderosa la que mueve montañas y cambia realidades.
Me gusta escuchar las opiniones de los chicos acerca de su escuela. Qué les gusta y qué no, qué cambiarían. Qué sueñan hacer después de terminar.
Lamentablemente los adolescentes coinciden casi en su mayoría que acá no se quedan. Se quieren ir del país. Sienten que no pueden progresar, que no hay futuro.
Con mi alma 100% argentina trato de hacerles ver otra parte de la realidad, aunque en lo inmediato, me quedo sin algún argumento.
Escribí “algún”, así.
Las investigaciones del Observatorio Argentino por la educación nos cuentan lo siguiente: El Proyecto de Ley del Presupuesto 2023 prevé un recorte del 15,5% de los fondos del Ministerio de Educación de la Nación con respecto a 2022. Si bien el proyecto de Presupuesto 2023 –que se votará próximamente en la Cámara de Diputados– define un ajuste generalizado del 6,8% en el gasto del Estado Nacional, la reducción de fondos del Ministerio de Educación es más del doble que la del presupuesto nacional general.
Las variaciones fueron estimadas utilizando la inflación para 2023 del REM/BCRA a agosto de 2022 (85,2%).
Los datos surgen del informe “Presupuesto educativo nacional 2023”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Javier Curcio (FCE/UBA, IIEP BAIRES – UBA CONICET), Gabriela Catri y Martín Nistal.
El presupuesto educativo de 2023 es el segundo más bajo de los últimos 11 años (el más bajo fue el de 2020).
En la última década, la mitad de los presupuestos nacionales han implicado ajustes en educación.
El análisis muestra ajustes interanuales en el Ministerio de Educación en cinco oportunidades: 2014 (-2,9%), 2018 (-9,2%), 2019 (6,9%), 2020 (-15,6%) y 2023 (-15,5%).
Colegios, provincias con decenas de paros, política metida hasta en las cañerías, sin herramientas de trabajo, falta de bancos, de estructura edilicia.
¿Qué más? Lamentablemente hay mucho más en la lista, pero no es mi intención deprimir. Tal vez porque sé que de las grandes crisis surgen las posibilidades.
Los protagonistas del sistema educativo
Por otra parte, hagamos foco en los protagonistas del sistema educativo, niños y adolescentes.
El colegio es su refugio o su espacio de expulsión. Pero es sin dudas ese lugar donde la socialización hace cita. El proceso de aprendizaje se visualiza.
En un gran porcentaje, acentuado por la falta de clases en tiempos de pandemia, los estudiantes presentan dificultades en la hora de aprender y/o socializarse.
La apatía podría ser casi un denominador común, principalmente en la adolescencia.
Entonces, ¿podemos ligar ambas instancias? ¿La decadencia de la estructura educativa y la falta de interés y dificultades en terminar el secundario? ¿Por qué los esfuerzos nunca alcanzan? ¿Solo se soluciona con dinero o también tenemos que pensar otras variables?
Por supuesto el aspecto edilicio no se soluciona solo con amor, aunque influye al momento de destinar los fondos a la empresa que lo realizará. Tampoco se discute la necesidad de sueldos dignos.
El aspecto al que me refiero: la educación tal como la sostenemos con tanto desgaste, ¿nos representa. LOS REPRESENTA. ¿LOS CONVOCA?
¿Por qué no nos preguntamos qué quieren los chicos? ¿Qué necesitan? Porque cada vez que a la educación se refiere no se hace foco en ellos. Es como querer saber cómo está el agua mirando la montaña.
Si ordenamos las prioridades podemos encontrar mejores resultados. Caso contrario, sigamos quejándonos, habilitemos Ezeiza y disfrutemos algún gol perdido y con suerte, alguna copa que termina siendo, efímera.
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