Elecciones en Chile: un millenial rebelde y un nostálgico de Pinochet, los favoritos


• Gabriel Boric, de la alianza de izquierda Apruebo Dignidad, lleva “un faro que ilumina en una isla desierta” tatuado en un brazo y se relaja leyendo, pero su vida real es la de un activista de izquierda que desde muy joven anhela un Chile con bienestar social.

Diputado por la región austral de Magallanes, de 35 años, Boric es el candidato más joven en la historia del país a la presidencia. Fue el gran vencedor en las elecciones primarias de julio de 2021 al imponerse de modo inesperado y aplastante al comunista Daniel Jadue, favorito en la interna. Su mayor reproche a la democracia en la que se crió -nació en 1986- es que continuó un modelo económico instaurado en dictadura que hizo de Chile un país individualista, con una clase media y baja endeudada para pagar educación, salud y pensiones privadas. Buena parte de sus seguidores y detractores lo han visto crecer como dirigente político desde 2011, cuando como dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, lideró la “revolución de los Pingüinos” protestas estudiantiles por una enseñanza gratuita “Nuestra generación irrumpe en política el 2011 despercudiéndose un poco de los miedos que había generado la dictadura y los pactos de la transición”, dijo . En ese escenario, Boric es el político con mejores posibilidades para pasar a la segunda vuelta el domingo.

En la recta final electoral, este joven de ascendencia croata y catalana ha abandonado su estilo de universitario rebelde por una imagen de ‘alumno ordenado’, coherente con el tono moderado y de negociador de esta nueva etapa. Soltero y oriundo de Punta Arenas, se crió en una familia afín a los partidos Socialista y Demócrata Cristiano. Boric sabe que “los países no se resetean, no parten de cero”, pero se propone “construir un Estado que garantice derechos, que garantice dignidad e igualdad es la única manera de tener estabilidad, porque no puede crecer un país que está fracturado socialmente”, afirmó Boric

• José Antonio Kast, admirador de la dictadura de Augusto Pinochet: “¿Dicen que soy extremo, pero extremo en qué?”, se preguntó el candidato derechista a la presidencia de Chile, y en sintonía con líderes como Jair Bolsonaro, Donald Trump y el partido Vox español.

“No me traten de ultraderecha, porque no lo soy”, le rebatió a un periodista extranjero que lo conminó a definirse entre las posiciones clásicas . “Espero que me califiquen como un candidato del sentido común”, agregó Kast, de 55 años.

Algunas encuestas lo dan favorito y le asignan alrededor de un 20% de los votos, para disputar una segunda vuelta frente a Boric. Este abogado militó por 20 años en el partido ultraconservador Unión Demócrata Independiente (UDI) hasta que en 2019 creó el Partido Republicano que hoy lo lleva a su segundo intento electoral. En 2017 logró el cuarto lugar, con 7,93% de los votos.

Kast, casado y con nueve hijos, es un activo miembro del movimiento católico conservador Schoenstatt. Hijo de inmigrantes alemanes que llegaron a Chile en 1951, su padre se alistó en el ejército durante el régimen nazi alemán, aunque fue por “obligación”. Propone la disminución del gasto público, una reducción tributaria y eliminar varios ministerios, entre ellos el de la Mujer. Quiere mantener el sistema de pensiones privados, plantea la intervención de las Fuerzas Armadas en La Araucanía, la clausura del Instituto Nacional de Derechos Humanos, además de la construcción de una zanja para evitar la entrada de inmigrantes irregulares.

• Yasna Provoste, única mujer entre siete rivales por la presidencia de Chile es también la única “heredera de la Concertación”, alianza de centroizquierda que gobernó gran parte de los últimos 30 años. Si gana, promete “transformaciones profundas” para un país más justo, dijo .

Militante del partido demócrata cristiano, profesora de educación física de 51 años y de ascendencia indígena diaguita, Provoste es la única aspirante que perteneció a la Concertación, que desde el estallido social de 2019, se desintegró y pocos defienden una época que si bien trajo progreso económico se le reprocha haber hecho poco por acortar la desigualdad social. “Soy heredera de una coalición que durante 30 años gobernó, enfrentó momentos bien difíciles tras la recuperación de la democracia, (porque) nos tocó recibir un país con un 40% de pobreza (…) que la logró disminuir a un 3%. Los niveles de desempleo cayeron a los límites de la normalidad”, dijo Provoste, enumerando índices sociales de Chile en los 1990 y primera década del 2000.

• El abogado Sebastián Sichel, se considera a sí mismo como un caso exitoso del “sueño chileno” tras una niñez carenciada bajo la dictadura, llegó en democracia a codearse con la élite y convertirse en candidato presidencial de la coalición oficialista de centroderecha.

Sichel, que se define como independiente, reniega de las opciones políticas extremas . “Estoy tratando de construir esa identidad liberal en Chile, una identidad liberal de centro”, dijo . De 44 años, on un paso previo por la Democracia Cristiana, dio la sorpresa el 18 de julio en las primarias de la centroderecha oficialista al imponerse a otros tres candidatos. Este exministro de Desarrollo Social del actual gobierno de Sebastián Piñera y presidente del Banco Estado, cargo que dejó para ser candidato presidencial, está convencido de que los chilenos quieren posiciones “moderadas” tras dos años de convulsión política por la revuelta social.

Luego de su triunfo en las primarias, su popularidad fue decayendo por errores “no forzados” . Tras rechazar el proyecto de ley para establecer un cuarto retiro anticipado de fondos de pensiones se vio forzado a reconocer que él mismo extrajo montos de su jubilación. También fue cuestionado por haber hecho lobby para empresas privadas como abogado. Casado y con tres hijos, nunca fue afín a la dictadura.

“Nunca fui partidario de ‘Pinocho’, pero tampoco fui partidario de una izquierda chilena que yo creo que ha involucionado democráticamente y valida la violencia”, asegura. (AFP)


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