«El Viejo Almacén siempre conviene más», ¿te acordás te este jingle de Neuquén?
Ubicado en calle Sarmiento al 400 fue el primer supermercado de la ciudad. Los neuquinos aún recuerdan el jingle radial que finalizaba con esas seis palabras.
“El viejo almacén siempre conviene más”. Un jingle que hizo furor, que incluso hoy continúa en la memoria de los neuquinos y que encierra en sus acordes una historia que nos lleva a los años de calles de tierra, pocos habitante y todo por hacer. Momentos en que los artículos necesarios para la vida diaria eran traídos en tren y tardaban días y hasta semana en llegar. Y no todo se conseguía, había que arreglársela con lo que había.
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Era necesario, entonces, poder centralizar el abastecimiento, acopio y venta en un solo lugar para satisfacer la demanda de los vecinos de la ciudad de Neuquén.
Los hermanos Mehdi, que arribaron a estas tierras desde el Líbano, lo vieron a tiempo y pusieron manos a obra, por allá por los años 60-70.
En Sarmiento al 400, en una construcción antigua ubicada al fondo del amplio predio, inauguraron Casa Mehdi, que se convirtió en el antecedente del primer supermercado de la capital.
Casa Mehdi fue el almacén de ramos generales más grande y surtido de aquellos momentos. Desde un kilo de harina hasta riendas para animales, todo se podía conseguir allí.
“En esos tiempos no había grandes supermercados, casi todos nos conocíamos y todo el mudo trabaja en lo suyo. Quizás no éramos tan modernos pero vivíamos en paz”, recordó Jorge Cabrera, en una página de Facebook que se encarga de rescatar las historias neuquinas en fotos.
A mediados de la década del 70, los Mehdi vendieron su propiedad para dar paso a la llegada de El Viejo Almacén, el primer supermercado que tuvo Neuquén. Era un paso intermedio entre los antiguos almacenes de ramos generales y los supermercados ochentosos.
El Viejo Almacén mantuvo la edificación original, con lo cual ingresar a comprar era un viaje al pasado. En el interior, los pisos de madera apenas se podían percibir en los rincones. Había pilas de bolsas de arpillera con alimentos que se vendían a granel. Un sector estaba destinado a artículos no alimenticios y barricas de aceitunas aromatizaban el lugar.
Era un lugar que permitía además mantener las características charlas poco profundas entre vecinos y un punto de referencia de la ciudad, a la hora de indicarle a alguien un destino solicitado.
El jingle terminó por fortalecer al identidad neuquina al lugar. Hasta que en 1981, un incendio devoró casi por completo la construcción.
Debajo de las cenizas quedaron los recuerdos de lo que fue el primer supermercado. El tiempo pasó, pasaron crisis económicas y conflictos familiares que fueron convirtiendo al predio de Sarmiento al 400, primero en una galería comercial, luego en una sala da teatro y finalmente un restaurante chino.
“El viejo almacén siempre conviene más”. Un jingle que hizo furor, que incluso hoy continúa en la memoria de los neuquinos y que encierra en sus acordes una historia que nos lleva a los años de calles de tierra, pocos habitante y todo por hacer. Momentos en que los artículos necesarios para la vida diaria eran traídos en tren y tardaban días y hasta semana en llegar. Y no todo se conseguía, había que arreglársela con lo que había.
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