El Valle: La librería que perduró 50 años en Allen y que mañana cerrará
El tradicional local, en la esquina de Leandro Alem y Tomás Orell, abasteció a los allenses por décadas y mañana cierra sus puertas. La historia y el agradecimiento de sus dueños.
Antes la librería era muy tradicional, era un superkiosco, se vendían cigarrillos, revistas, había algunos artículos escolares pero no como ahora. No existían las mochilas, estaban los portafolios”, recordó con nostalgia Julio “Tito” Morales, dueño de la librería El Valle, que mañana cerrará sus puertas luego de 50 años de trayectoria en Allen.
Es que a sus 74 quiere descansar y disfrutar de su retiro junto a su esposa Delia, que lo acompañó incondicionalmente con su proyecto desde 1969.
“Todo comercio necesita una dinámica, uno no puede estar sentado en una silla esperando a que lleguen los clientes y a esta edad cuesta”, explica mientras mira como los vecinos compran los últimos artículos que están en liquidación.
Tito y Delia están con buena salud y quieren vivir más tranquilos, sin tener que preocuparse por el negocio.
En la esquina de Leandro Alem y Tomás Orell, el tradicional local abasteció por décadas a los allenses que, cuando se enteraron de que El Valle cerraba sus puertas, se entristecieron , porque Tito y Delia se ganaron el corazón de su pueblo.
“Algunos me preguntan dónde van ir a comprar, acá encontramos todo me dicen. Les digo que no se hagan problema, algún otro comercio va a resurgir”, expresó con lágrimas.
En el local trabajan tres vendedoras y una administrativa hace más de diez años. “Fui sincero con ellas y entendieron la situación”, dijo Tito.
La librería era de los padres de Tito y comenzó en 1948. “Mi padre se la compró a un señor llamado Franco y estaba ubicada a media cuadra de acá, era más chiquita”.
En 1960 falleció su papá y se quedó a cargó su mamá, que intentó mantenerla hasta que murió también 1969. A partir de ese momento Tito, que tenía 25, encaró el negocio junto a Delia con quien se había casado hacía poco.
Sin embargo no era el único dueño y, cuando vio la oportunidad de desarrollar el local, les compró el fondo de comercio a sus otros hermanos.
Antes se vendían muchos formularios, luego llegaron las máquinas fotocopiadoras y Tito alquiló una. Luego eliminó la venta de cigarrillos y las revistas de espectáculos como “Gente” y también las golosinas. Tiempo después comenzó a levantar el nuevo edificio en la esquina de Leandro Alem y Tomás Orell y lo inauguró en 1993.
“Siento gratitud a la ciudad, a los amigos, porque siempre nos han apoyado”, dijo muy emocionado.
Tito contó que en 1980 tuvo la posibilidad de ir a poner un negocio en Neuquén capital pero decidió quedarse en Allen. “Tal vez hubiera rendido mejor en la parte económica ir allá, pero la elección que quedarme no fue mala, no le erramos”, finalizó con lágrimas mientras miraba las góndolas.
Después de cinco décadas tras el mostrador de El Valle, Tito y Delia quieren descansar y disfrutar de su retiro.
Punto de encuentro: Allen
Datos
- Después de cinco décadas tras el mostrador de El Valle, Tito y Delia quieren descansar y disfrutar de su retiro.
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