El trabajo doméstico tras un año de restricciones

Elva López Mourelo*


La transición a la formalidad en el sector es un punto clave. La salud, seguridad y estabilidad económica de las trabajadoras de casas particulares deben protegerse y garantizarse


El trabajo en casas particulares es uno de los sectores más afectados por la pandemia de la Covid 19, que impactó en todo el mercado laboral.

En Argentina hay más de 1.300.000 trabajadoras de casas particulares. Más de 3 de cada 4 trabajan en la informalidad. Un alto porcentaje de ellas está a cargo de hogares numerosos, con niños, niñas y adolescentes. Con bajos ingresos -que disminuyeron parcial o totalmente por las medidas de confinamiento obligatorio- y sin acceso a derechos laborales, su vulnerabilidad es mayor.

Afectados por la crisis económica, los empleadores también tienen dificultades para pagar salarios por servicio doméstico. Así, aunque hayan retomado su actividad, las trabajadoras de casas particulares enfrentan el riesgo de perder su trabajo. De hecho, en enero de 2021, había 27.000 trabajadoras registradas menos que en el mismo mes del año pasado -una caída del 5,5 por ciento, más del doble de la observada en el resto de asalariados privados-.

Por la alta informalidad del sector es más probable que se incumplan la prohibición de despido y una eventual indemnización. Además, la mayoría de las trabajadoras no registradas carecen de servicios de salud de calidad y cobertura por enfermedad profesional, en caso de contraer el virus en su lugar de trabajo.

El traslado del hogar al lugar del trabajo también implica una alta exposición al riesgo de contagio. La mayoría de las trabajadoras domésticas realiza largos trayectos que les insumen más tiempo que al resto de la fuerza laboral. De hecho, casi un 14 por ciento de ellas viaja durante más de 60 minutos. Aproximadamente un 45 por ciento lo hace en transporte público y casi 3 de cada 10 declara viajar en malas condiciones.

En 2014, Argentina ratificó el Convenio de la OIT sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (núm. 189), que en junio cumplirá 10 años. Esta norma establece que toda trabajadora doméstica tiene derecho a un entorno de trabajo seguro y saludable y que deben adoptarse medidas eficaces para asegurar su seguridad y su salud en el trabajo.

El Día Mundial de la Salud y la Seguridad en el Trabajo, el 28 de abril, invita a tener presente que, durante el periodo que dure la pandemia, el trabajo en casas particulares exige medidas de prevención especiales que deben acompañarse con adecuados elementos de protección personal.

La pandemia de la Covid 19 traerá un periodo de reflexión sobre diversos aspectos. En lo referente al trabajo doméstico, convoca a pensar cuán distinto hubiese sido el impacto si un mayor porcentaje de las trabajadoras estuviesen registradas. Así, la transición a la formalidad en el sector es un punto clave. La salud, seguridad y estabilidad económica de las trabajadoras de casas particulares deben protegerse y garantizarse mientras dure la pandemia. Para combatir el virus y sus efectos, estos esfuerzos son imprescindibles.

* Oficial en instituciones de mercado de trabajo inclusivos de la OIT.


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