El trabajo de los albañiles

Ricardo Villar*


Es incoherente que se hayan habilitado corralones de materiales de construcción, ferreterías o pinturerías, mientras albañiles y pintores de pequeñas obras y cuentapropistas no pueden trabajar.


Hace unos días, en este diario, el secretario Alejandro Nicola, de la Municipalidad de Neuquén, propuso una serie de medidas gubernamentales para posibilitar la reactivación de las construcciones particulares.

Me parecieron oportunas esas expresiones a las que les doy más valor por provenir de un funcionario importante en el gobierno municipal, por lo que supongo que deben ser compartidas por la gestión.

Pero el enfoque del señor Nicola apunta a las obras medianas y grandes, las que ocupan mucho personal. Queda fuera de esa propuesta -o al menos no se la puntualiza- la situación de muchos -cientos, tal vez miles- albañiles, pintores, cloaquistas, instaladores en general, que trabajan por su cuenta, generalmente de manera informal, pero que cumplen una importante función en la dinámica social y se autosustentan sin representar carga alguna para el Estado.

Tengo testimonios de varios conocidos que expresan con crudeza la situación dramática en que están viviendo, ya que no trabajan desde el 11/12 de marzo pasado, cuando comenzó la cuarentena voluntaria, que una semana más tarde se hizo obligatoria. Muchos de ellos intentaron conseguir el Ingreso Familiar de Emergencia (los 10.000 pesos), pero por distintos motivos no lo consiguieron. No es mucho, dada la desvalorización de la moneda, pero era mejor que nada.

He planteado esta situación en alguna oficina del gobierno provincial y me han explicado que tienen en cuenta al sector, pero que los frena las complicaciones que tienen para controlar que en cada pequeño emprendimiento se respeten las condiciones de seguridad sanitaria, para evitar la instalación y propagación del coronavirus.

Es cierto, existen centenares de puestos de trabajos informales. Pero esos números le dan verdadera dimensión al problema social que implica mantenerlos paralizados.

Es incoherente que en las últimas semanas se hayan habilitado corralones de materiales de construcción, ferreterías, pinturerías, etc., mientras los albañiles y pintores no pueden trabajar, y son los que generan consumo en esos rubros.

Siempre es difícil gobernar una jurisdicción, chica o grande, porque hay que armonizar opiniones e intereses de sus integrantes. Lograrlo es la virtud de quienes eligen y son elegidos para cargos públicos.

Descreo del viejo concepto de que la política es el arte de lo posible. Mejor adhiero a que es el desafío a los imposibles.

Aplicando esta premisa al tema de los albañiles -que no es un problema exclusivamente neuquino-, creo que hay formas simples de encontrarle la vuelta. Por ejemplo, habilitar un registro simple de inscripción de interesados en hacer pequeñas obras, como veredas, pisos, revestimientos en general, paredones, ampliaciones, pinturas, recambio de instalaciones. Debe ser algo simple, directo. Y que el registrado sea notificado de las condiciones de seguridad sanitaria que deben asumir los trabajadores contratados, que siempre deben ser un número reducido.

El trabajo debería ser realizado en horario corrido y reducido, para evitar el doble traslado o las comidas en obras, que generalmente se hacen en condiciones precarias. Y algunas otras exigencias aportadas por quienes administran los controles.

De tal forma, el gobierno tendrá identificados los lugares de trabajo, los podrá inspeccionar cuando quiera, y si no lo hace, tanto el contratista como el contratado sabrán que están controlados y harán todo bien.

Por otro lado, bueno es creer en la responsabilidad del individuo. La tragedia mundial que atravesamos nos está reeducando para pensar más en nuestra seguridad y la del prójimo o próximo.

Pero los albañiles deben ser autorizados a trabajar, con controles; porque de lo contrario la desesperación los llevará a saltar los cercos, y entonces sí podríamos estar en problemas, justamente los problemas que pretendemos evitar con el congelamiento de estas actividades, tan nobles y sacrificadas.

*Exdiputado, UCR


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