El robo ‘hormiga’ tiene a maltraer a los súper

En la región, desde desodorantes hasta pilas se llevan sin pagar.

ROCA (AR).- Dimensiones inimaginables alcanzan por estos días los robos “hormiga” a los supermercados en la región. Y ni hablar del impacto que tiene en las arcas de las empresas la mercadería que se consume dentro de los locales y no se paga.

Para estos robos, calificados como permanentes, no encuentran la solución, pese a enormes inversiones en seguridad y en aparatos que detectan cuando alguna mercadería está saliendo sin haber pasado por la caja.

Eduardo Del Prete, gerente regional de La Anónima, admitió tiempo atrás que el tema era grave y que las pérdidas alcanzaban cifras enormes, aunque declinó precisar a cuánto ascendían.

Sin embargo, consultas con otros súper de la región, arrojaron muchas coincidencias en dos aspectos: en que lo que se roba es muchísimo y en que todavía no hay métodos tan efectivos para terminar con el problema.

Un dato general que manejaban directivos de las distintas cadenas, indicaba que los robos se llevaban aproximadamente entre el 2 y 3 por ciento de las ventas anuales de cada boca de expendio.

Del Prete no distinguió qué sector es el que roba en pequeñas cantidades. Ejemplificó que “nos pasó una vez que alguien que compró dos changuitos llenos de mercadería, llevaba entre su ropa un producto de muy escaso valor, lo cual nos hace pensar que no es una cuestión de necesidad sólo la que lleva a robar”.

Agregó, en un diálogo que mantuvo con radio Manantial de Roca, que “casi me atrevería a decir que la gente humilde se lleva menos cosas que muchos de clase media-alta que suben después a lujosos autos”.

En realidad, casi todas las firmas tercerizaron la seguridad y pagan elevados montos sólo por achicar la cantidad de mercaderías que los clientes se llevan. Si bien bajaron la incidencia de los robos, la mercadería que desaparece de las góndolas y no se paga es enorme.

¿Y qué es lo que se llevan?. Perfumes, desodorantes, ropa interior, caldos, compact, pilas y golosinas, aunque estas últimas son las que integran la lista de las que más se consumen dentro de un súper.

Cámaras filmadoras, alarmas, detectores de códigos de barra, vigilantes y algunos otros métodos no tan conocidos, no dan el resultado esperado a la hora de bajar las pérdidas que implica el robo “hormiga”.

“Si no estuvieran todos estos métodos, las pérdidas serían infinitamente mayores, porque a través de estos aparatos y de la gente que vigila, se frustran un montón de robos”, dijo un gerente de supermercado de Roca.

El gerente de La Anónima indicó que “algunas personas llegan al local preparadas para robar y cuando suena la alarma se muestran indignadas en público. hemos llegado a encontrar alicates que los usan para cortar los elementos de seguridad que llevan algunos productos”.

Para los que roban, si los pescan, no todo termina allí. Una vez comprobado el robo se llama a la policía y se denuncia el hecho. Después es la Justicia la que interviene.

A la hora de conocer las causas, todos coinciden en que las crisis económicas potencian este tipo de robos, aunque siempre hacen la salvedad de que mucha gente que no tiene ninguna necesidad intenta llevarse algo que está al alcance de su mano. De todos modos, creen que en la actualidad se está viviendo uno de los momentos más complicados.

Los que comen y nunca pasan por caja

Hay gente que desayuna, almuerza y cena en el supermercado, pero sin pagar. La conclusión surge de las consultas que realizó este diario entre supermercadistas. Así como el robo de mercadería no tiene límites, tampoco los hay para el consumo de productos dentro de los locales, que alcanza cifras más que importantes.

Entre ambas problemáticas, un directivo de un supermercado neuquino dijo que prefería que coman antes que lo roben.

Una recorrida al final del día por un local de una cadena internacional, dejó casi dos changuitos llenos de envases de mercadería que había sido consumida adentro y entre lo cual había algunos envases a la mitad o inutilizados. Todo esto pasa a formar parte de las pérdidas del comercio.

Lo que más se consume sin pagar es el yoghurt, aunque no se quedan atrás las golosinas y hasta el pan, que se pide en el sector panadería, se embolsa, pero nunca llega a la caja porque lo comieron antes.

En un local ubicado a la vera de la ruta 22, donde tienen comidas a la vista para llevar, es común ver a gente comiendo desde mariscos hasta milanesas de pescado.

Pero no termina allí la cuestión. Por ejemplo los postres fraccionados, están muchas veces con los envases y envoltorios rotos porque alguien quiso probar y los rompió. El Mantecol, postre de muchas calorías, es el preferido, al igual que muchos quesos.

Nadie duda de las ganancias de estas empresas, pero a la hora del balance, entre los robos y lo que se consume sin pagar, hay una cifra importante de pérdidas.

Aunque no intentó justificarlos, un directivo de un súper de Roca explicó que “hay gente que si no hace este tipo de cosas, directamente no come, ya sea porque no tiene trabajo o porque lo que gana no le alcanza, sólo que no puede llevar para el resto de la familia”.


ROCA (AR).- Dimensiones inimaginables alcanzan por estos días los robos “hormiga” a los supermercados en la región. Y ni hablar del impacto que tiene en las arcas de las empresas la mercadería que se consume dentro de los locales y no se paga.

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