El río donde el bautismo de la temporada de pesca se volvió un folclore

En la desembocadura del río Correntoso, a solo 3 kilómetros de Villa La Angostura, hallamos un lugar único para la pesca. Inicio de temporada inolvidable, con una alta expectativa a futuro.

El ritual comenzó a las 4 del lunes con la llegada del primer pescador a la desembocadura del río Correntoso, a unos 3 kilómetros de Villa La Angostura. Minutos después, se fue sumando el resto. Los turnos para ingresar al agua, como siempre, se asignaron de acuerdo al orden de llegada.  


El cielo despejado, sin viento y la temperatura que superó los 15 grados auspiciaban un inicio de la temporada de pesca inolvidable en la región andina, después de un año y medio de pandemia en el que muchos no pudieron -o no se animaron- a viajar. 

“El bautismo de la temporada” a orillas del río Correntoso se volvió todo un folclore. Cada primero de noviembre, decenas de pescadores locales y de diversos puntos del país se reencuentran en este río conocido como “el más corto del mundo” aunque extremadamente caudaloso.  


Los pescadores lo eligen por la calidad y la cantidad de truchas arco iris. Por eso, pescar en este sector requiere un permiso adicional de pesca.  

“El río Correntoso es un ámbito reconocido mundialmente por los pescadores con mosca, poseedor de varios récords mundiales de capturas de truchas”, se lee en un cartel en el ingreso al río. Un camino rodeado de retamas conduce al río y al lago Nahuel Huapi.  

Comienzo de la temporada de pesca en el rio Correntoso en Villa La Angostura. (Foto: Marcelo Martinez)


Es imposible que pasen inadvertidos con sus vestimentas y sus cañas de pescar. Provienen de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y de Río Negro, pero es como si se conocieran de toda la vida. El reencuentro de pescadores cada primero de noviembre es un clásico. Tampoco faltan los inexpertos que llegan por primera vez, para conocer el ritual que caracteriza ese río de 250 metros que une el lago del mismo nombre y el lago Nahuel Huapi. No solo son bienvenidos sino que muchos incluso reciben algunos “tips” por parte de los más experimentados. 

“Es el mejor río del mundo. Ni Estados Unidos, ni Inglaterra, ni Suecia tienen lugares así. Con el inicio de la temporada, hay mucha concentración de truchas. Más adelante, con el calor del río se van para el lago”, explicó Abel Álvarez, oriundo de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, que pesca desde hace 18 años en el río Correntoso. En el 2020, por primera vez no pudo viajar a raíz de la pandemia.  

La pesca es con devolución y se emplea anzuelo sin rebaba para generar “el menor daño posible”. En la apertura hay ciertas reglas impuestas desde años. Ni siquiera los pescadores más expertos recuerdan desde cuándo.
 


No pueden ingresar más de cuatro al río ya que el lugar es pequeño. Y solo pueden permanecer unos 15 minutos. Si tienen la suerte de que haya pique, salen antes para cederle su lugar a otro.  

El resto, mientras aguarda su turno, observa lo que pasa aguas adentro. Algunos toman mate, exhiben orgullosos decenas de moscas y otros toman un vaso de chocolate caliente con medialunas que acercan los mozos del hotel Correntoso, donde años atrás, los pescadores se hospedaban aguardando el inicio de la temporada.   

“¡Ahí picó una!”, se escucha que alguien grita de repente y la charla se interrumpe. “Mirá qué linda es”, agrega otro. Segundos después, todo continúa como si nada.  

En la primera jornada, Héctor Martínez, un guardafauna de Neuquén, recorrió el lugar para controlar que todo estuviera en orden. “Uno va viendo la lluvia, la nieve y los caudales. Es un termómetro para los pescadores que se van pasando la voz”, señaló. 

(Foto: Marcelo Martinez)


En la apertura de la temporada, no hubo gran cantidad de capturas. En las primeras horas, solo hubo tres truchas. Tras la foto que demuestra la hazaña, los ejemplares eran devueltos lo antes posible al agua.  

La foto es un detalle. Lo que realmente importa son esos 8 segundos de adrenalina y tratar de cuidar al pez para que siga viviendo”, mencionó uno de los pescadores, sin ocultar su tonada mendocina. 

Pese a la escasa cantidad de peces, un grupo aclara que “la disponibilidad -o no- de truchas es cíclica” y que el objetivo solo es el reencuentro. Otros, en cambio, lo atribuyen al bajo caudal del río en un año tan seco y a la “excesiva concurrencia en el sector” el día anterior en que la temperatura superó los 20 grados y ahuyentó los peces. “Era la Bristol”, mencionó uno algo ofuscado.  


Water Viel es instructor de pesca en Mendoza. Pese a que en su provincia aprovecha los arroyos de montaña y los ríos para pescar, atraviesa 1200 kilómetros para no perderse ningún inicio de temporada en el río Correntoso. “¿Por qué vengo? Hay muy buenas capturas de un muy buen tamaño en un lugar amigable, con el valor agregado del paisaje. Ni en Alaska tienen esto”, indicó.  

“Siempre me preguntan por qué vengo a la boca del Correntoso. Porque me gusta el ambiente y están mis amigos. La pesca acá es social”, concluyó.  

El clima es de fiesta y de disfrute. También de camaradería. El reencuentro al inicio de la temporada de pesca es esperado cada año, aunque en los próximos días, algunos pescadores confiesan que buscarán lugares más solitarios para la pesca.  


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