El productor de Fernández Oro que vende fruta en la ruta para salvar la cosecha

Enrique Marini pertenece a la tercer generación de chacareros. Es uno de los pocos pequeños productores que queda en pie. En 2015 Mauricio Macri visitó la chacra en la ciudad orense.

En la chacra de los Marini, todos hacen todo. Hace casi un siglo que la primera generación de la familia llegó al Valle, desde el viejo continente, para trabajar la tierra y producir peras y manzanas. Lejos quedaron los años de bonanza, cuando el Alto Valle era sinónimo de producción frutícola.

La falta de políticas públicas, la concentración productiva de las grandes empresas y el avance desmedido de la urbanización sobre zonas productivas, arrinconaron a los productores a un callejón casi sin salidas. La única que encontró Enrique es la ruta, antes la 22, hoy la 65.

Hace años que es la  forma que tiene de salvar la cosecha, de poder vender la fruta que cultiva en sus seis hectáreas. Es la situación de la mayoría de los pequeños productores que todavía resisten a un escenario cada vez más cerca del abismo. 

Enrique asegura que en Fernández Oro prácticamente no quedan pequeños productores,  porque no hay mercado, contó. «No hay políticas para podamos insertar nuestra producción en el mercado. No te compran las cadenas porque la producción es pequeña y el mercado está concentrado en tres ó cautro empresas que monopolizan el sistema. En mi caso particular no me queda otra que salir a venderla en la ruta», reveló.

Como si fuera poco, las obras de la Ruta 22 con los puentes elevados le privó de seguir vendiendo en esa zona, donde le iba bastante bien. Tuvo que caminar unos cientos de metros para instalarse en otra ruta, la provincial 65. Si bien logran vender para sostener la actividad familiar, la venta decayó considerablemente. 

La chacra tiene seis hectáreas, está ubicada en Fernández Oro.

«Soy un productor chico, ya no quedan en el Valle. Tengo seis hectáreas pero estoy viviendo con tres porque la otra está reconvertida y no está cosechando. La producción por temporada son 40 mil kilos apróximamente. Yo me la rebusco porque la vendo afuera, en la ruta. Pero el productor que está en 200 ó 300 kilos no está mal»; explicó.

 Enrique precisó que por debajo de esa producción, 200 mil kilos, no hay mercado porque el empacador compra por cantidades y por una cuestión de logística va con los medianos y grandes productores. Esta es una de las razones por las cuales los pequeños chacareros fueron desapareciendo del Alto Valle.

No es la única; se le suma el avance indiscriminado de la urbanización sobre zonas bajo riesgo y «la falta de políticas públicas».  «Los políticos nunca ayudaron al pequeño productor, siempre apoyaron más a la grandes empresas. Lo único que les importa es lotear. Nosotros hicimos un trabajo de reconvertir la mitad de la chacra, algo que muy pocos pudieron hacer, por el costo y porque tarda años en volver a dar frutos», contó.

A la crisis que arrastra el sector hace años se le suma el robo de frutas. «Es muy común que roben manzanas y después las vendan en la verdulerías, pero te das cuenta por la calidad del producto», contó el productor.

Enrique trabaja junto a su padre Nelson de 82 años que a pesar de su edad continúan labrando la tierra donde se instaló su padre, Enrico en la década del 1930. El hombre llegó de Italia a los 17 años, en 1923 y años más tarde comenzó a producir. Es una actividad comercial que sostienen desde el siglo pasado.

Antes comercializaba en la Ruta, 22, ahora en la 65.

La visita de Macri

Durante la campaña presidencial de 2015, el por entonces candidato – y luego presidente- Mauricio Macri visitó la chacara en Fernández Oro, se comprometió a promover una serie de medidas para impulsar a los productores pequeños pero que luego no se concretó.

Ese año un gran conflicto en el sector con marchas y corte de rutas por la falta de políticas estatales para el desarrollo productivo. Enrique reveló que volvieron a tener contacto con Macri cuando ya era presidente pero las políticas nunca se instauraron.

El chacarero orense, como opina la mayoría de los chacareros, sostiene que ninguno de lo gobiernos nacionales ni provinciales han desarrollado estrategias reales para sostener una actividad histórica y que la ha dado identidad al Alto Valle. 


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