El peligro de entrar con la mascota a un parque nacional

El impacto al ambiente que representa la presencia de un perro en un área protegida es considerable: desde la transmisión de enfermedades hasta el rastro de su orina.

Entre el 34 y 50% de las infracciones que se labran en el parque Nahuel Huapi obedecen al ingreso con mascotas. Las multas arrancan de los 15.000 pesos.

Los numerosos carteles que advierten sobre esta prohibición no parecen ser suficientes y constantemente, se detectan personas acompañadas por perros en los sitios más accesibles e incluso en diversos senderos de montaña. Pero el impacto en la fauna silvestre puede ser mayor de lo que uno cree.

El Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación que depende del Inibioma, un instituto del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, estudia las interacciones de los perros con la fauna silvestre.

La prohibición de acceder con estos animales a las áreas protegidas tiene varios por qué. Sólo con su ladrido y olor, los perros generan estrés y miedo en la fauna y la ahuyentan.

Al seguir su instinto, persiguen y matan a carnívoros silvestres y a sus presas.

Por otro lado, pueden transmitir enfermedades que pueden causar la muerte de numerosos ejemplares de fauna. “Va más allá de los excrementos. La gente piensa que el problema se resuelve con juntar las heces en una bolsa y llevarla. Pero muchas veces pueden transmitir otras enfermedades a la fauna, además de los parásitos de los excrementos, como la rabia, parvovirus, moquillo”, indicó la doctora en Biología Lucía Zamora.

Esta investigadora del Inibioma llevó adelante una encuesta en todo el país, que fue respondida por 1.012 personas. El 68% de los encuestados dijo haber visto, al menos una vez, perros sueltos atacando a fauna silvestre.

Los turistas no siempre acatan las indicaciones. Foto: archivo

“No hay mucha información en Argentina, pero sabíamos por varios testimonios que esto podía ser un problema. Muchos países sufren la problemática de los perros asilvestrados. Por eso, quisimos saber qué observaba la gente respecto de la interacción de los perros -domésticos- con la fauna. O qué tan común era”, explicó Zamora y aclaró que muchas respuestas dan cuenta de jaurías salvajes, por ejemplo, en la zona del vertedero de Bariloche, cerca del Valle del Horrible.

Otro dato que arrojó el estudio fue que, al menos, 80 especies diferentes fueron atacadas y, el 7% de ese total está en peligro de extinción a nivel nacional. Algunos de los animales mencionados fueron el huemul, el pudú, el huillín, la taruca, los flamencos, los pingüinos y las corzuelas, entre otros.

En números

60%
de la personas tienen al menos un perro en Argentina. En Bariloche y Tierra del Fuego hay una mayor densidad.
75%
de los consultados en 240 áreas protegidas dijo haber observado perros sueltos sin supervisión.

Con los datos de la encuesta, los investigadores se preparan para el trabajo de campo, con cámaras trampa en áreas protegidas.

Zamora insistió en el grave impacto que producen los perros: “Generan miedo en la fauna -aunque no sean agresivos- que la lleva a buscar otros espacios. Ya de por sí, el percibir el olor de la orina genera estrés”.

Comentó también que muchas aves abandonan sus nidos o crías, como los cauquenes que anidan en las playas. “Ahora, en temporada de reproducción es común que los perros los persigan y estos terminen abandonando a sus crías en la playa”, dijo.

La doctora en Biología aclaró que muy pocos espacios le queda a la fauna para cumplir sus funciones. “Si hay un perro, dificulta la supervivencia -agregó-. No hay que dejar a los perros libres por más que creamos que no hacen nada. Tienen mucho impacto que, en realidad, no vemos”.

Perros y Fauna Silvestre from Ana Inés Flores on Vimeo.

En varias ocasiones, especialmente en el último tiempo, en Bariloche denunciaron la presencia de pumas, zorros, ciervos e incluso jabalíes en las zonas más pobladas. Poco a poco, los animales se van corriendo y en muchos casos, el aumento de asentamientos y de perros los va ahuyentando.

“En esta zona está tan mezclado el parque con los asentamientos humanos que la fauna va buscando cómo adaptarse. Por eso, bajan. Los pumas, en general, también intentan huir de los perros. No los enfrentan. Con los zorros pasa lo mismo”, puntualizó Zamora y agregó: “Intentemos convivir con ellos sin molestarlos. Esto incluye no tener a nuestros perros sueltos para que no los ataquen. En general, tanto el puma como el zorro intenta huir de los perros y las personas. Rara vez atacan salvo que se sientan amenazados”.

Los especialistas recomiendan vacunar y desparasitar regularmente a los perros y, esterilizarlos para disminuir el número de crías y su abandono.

Otra recomendación es que los animales estén dentro del terreno o casa. En caso de sacarlos a pasear, es necesario hacerlo con correa, por sitios habilitados.

En caso de no poder hacernos cargo de los animales, no hay que abandonarlos en la vía pública o en los espacios verdes sino buscarles adoptantes.


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