El patagónico Leo Lanussol puso primera en el festival Gusto, en Suiza

Llueve y sale el sol entre los Alpes de la suiza italiana. Ascona, en la región de Ticino, uno de los destinos turísticos más exclusivos del mundo recibe por primera vez al festival Gusto, un proyecto nacido hace cuatro años en Argentina y que ha emigrado a Suiza de la mano de su creador y cocinero Boris Walker.

Boris es un viejo amigo de la Patagonia, fue ni más ni menos el impulsor y jefe de cocina del restaurante Saurus durante mucho tiempo, quien luego retornó a su patria natal con un proyecto que se fue fortaleciendo año a año y tendió un puente entre Argentina y Suiza por donde desfilaron y desfilan los mejores cocineros de nuestro país. Gusto se viene desarrollando en varias plazas, hoy toca Ascona, al límite con Italia, una ciudad que se encuentra en un sitio increíble. La primera fecha estuvo a cargo de Leo Lanussol, uno de los cocineros y dueños de Proper en Buenos Aires, restaurante que actualmente integra un ranking privilegiado de los cincuenta mejores de Latinoamérica y que logró un quiebre generacional apareciendo en escena con una propuesta sencilla, despojada, honesta, accesible y muy sabrosa.

Leo Lanussol es patagónico, nació en Río Gallegos y vivió de pequeño en Cutral Co, luego giró con su familia por otras ciudades. Comenzó como bachero a los 17 en El Preferido De Palermo, un típico bodegón español que le enseñó a escuchar y descifrar el ritmo tintineante del servicio y lo sumergió en ese mundo que hoy lo tiene como uno de los cocineros más vibrantes de la nueva generación en Argentina.

Luego vendrían experiencias con Narda Lepes durante varios años, Lele Cristóbal y Alex Atala en Brasil. Viajero incansable de espíritu punk y siempre con una sonrisa, es un obrero de la profesión. No hay reloj que lo domine, porque siempre se trabaja a conciencia y el logra manejar el segundero del león.

El menú de Leo se sirvió en un salón con una vista privilegiada al Lago Maggiore en el Hotel Villa Orselina, un cinco estrellas de la suiza italiana en la región de Ticino. El contraste de la cocina extrovertida de Lanussol fue una melodía afinada sobre el casi quieto campo de flores de colores del lugar increíble en el que estábamos. Delicioso menú que arrancó con una tanda de abrebocas interesantes. Una galleta de anís negra con mole de semillas y flores, bien vegana. Otro de castañas de caja, choclo quemado, uvas y berro. Y el último sobre una hoja de kale una pincelada de batata naranja, avellanas crocantes y patagonzola.

El segundo plato fue un crudo de pez limón con una crema de remolachas y cenizas, increíble.

Paso siguiente unas molleja de corazón de las más ricas que comí en mi vida con repollos fermentados, trigo sarraceno y zapallo.

Luego le siguió una costilla de asado braseado con achicoria y uno tomatitos coloridos y ricos en un punto fantástico. Cabe destacar la espectacular panificación de masa madre en un pan de campo y en una focaccia a cargo del Chuchi, un fichaje del riñón de Leo Lanussol y su socio Aspi en Buenos Aires y quien de yapa estaba de tránsito hacia Francia para trabajar con Mallmann. Todo cerró con el maravilloso y fantástico flan de Proper recolectando suspiros en todas las mesas de los comensales europeos y americanos presentes en el lugar, universalizando el placer del postre más rico de Proper en tierras Suizas.

Gran comienzo de un festival que se afianza en el viejo continente con cocineras y cocineros argentinos que sin lugar a dudas ayudan a apuntalar el deseo para proyectarlo en cualquier momento nuevamente sobre suelo argento

Vinos de Susana Balbo y un comienzo memorable. Impecable organización de la hoja de ruta a cargo de Zanellato Viajes y la gran mano del Ministerio de Turismo de Neuquén para hacer mucho más fácil todo. La película sigue con presencia y productos patagónicos por estos días.