El padre de Gabriel Mandagaray pide justicia y cambios en la formación policial

Con un profundo dolor a cuestas y 35 años de experiencia en la policía, cuestionó los métodos de formación del personal porque “creamos un monstruo sin cabeza que tenemos que cambiar”.

Entre el recuerdo del calvario que vivió el 15 de abril pasado y duros cuestionamientos hacia la formación de los nuevos integrantes de la fuerza, el comisario general Antonio Mandagaray espera una sentencia “justa y ejemplificadora” para los responsables de la muerte de su hijo Gabriel, ocurrida durante un curso del cuerpo especial de la Policía.

A punto de retirarse de la fuerza, recibió a Río Negro y recordó que “me despedí de Gabriel cuando se fue al curso y lo volví a ver en la morgue del hospital.

Se me terminó el mundo, no entendía nada”. Lo definió como un joven “con muchos proyectos” y admitió entre lágrimas que “pienso que está trabajando, que está lejos; lo busco en los jóvenes uniformados y después digo: qué estoy haciendo”.

Aquella tarde de abril “recibí una llamada y me dicen que en un ejercicio habían perdido un cursante y me cortaron”.


P: ¿Cree que esa llamada fue por una cuestión jerárquica o como padre?.

R: “No se aminaron a decirme porque era más fuerte la figura de padre que la de jefe policial, es difícil decirle a un padre: llevamos a tu hijo a la muerte.
Esta gente que llevó mi hijo a la muerte, estos descerebrados, hienas, porque no son hombres; nos condenaron a peregrinar con una angustia que no se la deseo a nadie.

P: ¿Qué conclusiones pudo sacar con su experiencia?.

R: Hemos creado un monstruo sin cabeza por haberle dado a gente muy joven la responsabilidad de tener a cargo un grupo especial, sin ningún tipo de preparación, de moralidad, don de buena gente y mucho menos de ética profesional. En cualquier grupo humano uno cuida al compañero, éstos se comieron el personaje de muchas películas y se creían que eran comandos de una fuerza especial del Ejército. No tuvieron ningún control, un oficial superior, un oficial jefe tiene que estar a cargo de un grupo especial, no puede estar en manos de una persona sin escrúpulos. Es una responsabilidad de los mayores, de la plana mayor, que tenemos que cambiar.

P: Ser hijo de…

R: “Sí, lamentablemente sí. No sé cómo será en otras profesiones, pero fue una carga para ellos llamarse como se llamaban. No sé por qué”.

P: Hizo referencia a la familia policial, ¿cómo se portó la institución con ustedes?.

R: Mis compañeros estuvieron presentes, colaboraron en todo lo que podían. Como padre nada te va alcanzar, pero se portaron muy bien. Muchos conocen a mis hijos desde que andaban gateando, para ellos no fue un caso más, fue un golpe duro. Y está Damián (Torres), un amigo que nos sostuvo cuando estuvimos mal y confiamos plenamente en él, que se va a hacer justicia”.

P: Qué sabe de los hechos?.

R: Fue un golpe duro cuando presenciamos la reconstrucción, donde por boca de los compañeros nos enteramos de todas las torturas y vejámenes a los que fueron sometidos. Le hicieron de todo a compañeros, a pares. No puedo entender que un ser humano trate así a un par. ¿Qué tenía que ver todo eso con nosotros, con la policía, con nuestra institución?
Todo eso que nos enteramos nos causó una profunda tristeza porque no puede ser que cuatro personas que usaron nuestro uniforme -digo esto porque nunca fueron policías, fueron asesinos encubiertos- con esta desgracia si algo le agradezco al destino es que se haya descubierto y tengan su justa paga.

P: ¿Qué opina de las medidas tomadas por la Policía y la Justicia?.

R: La Policía aplicó el reglamento y tendrán la posibilidad de defenderse, administrativa y judicialmente. De la Justicia espero una justa sentencia, ejemplificadora porque todo el mundo dentro de la institución está pendiente de esta resolución para que nunca más se repita. Esto que pasó es una locura total.

P: ¿Era algo habitual?.

R: No. Todo curso tiene una presentación, una aprobación, tiempos, horarios y profesores; se para para comer y se respetan las horas de sueño. Son para capacitar, para enseñar; no para destruir, lastimar, vejar o humillar. Cuando vamos a trabajar no estamos pensando en humillar al manifestante o al vecino, en el caso de ellos (por el COER) se los convoca para restablecer el orden público, con herramientas distintas a las que tiene un policía convencional y se preparan para eso, nada más.
El caso de Gabriel desnudó un montón de equivocaciones que tenían estos muchachos y que llevaron a mi hijo a la muerte. No sabemos qué querían lograr.

Quebrado, así se lo vio cada vez que recordó a su hijo. Foto: Marcelo Ochoa

Triste por la pérdida de un hijo pero “agradecido con la institución”


Cuando “Tito” Mandagaray habla de su vocación y su paso por la policía es casi un monólogo.

“Así como un 28 de febrero de 1983 resolví ingresar a la escuela de policía, un jueves de agosto les dije: mañana no vengo más, arranco mi licencia».

«Llegué y me fuí de la misma forma: solo. En los últimos 5 o 6 años muchos que tenían cargos superiores apostaban que si me cambiaban todos los años de destino me iba a cansar y me iba a ir a mi casa. Nunca me conocieron.
Una pizca de mi sangre vasca me decía que eso no era así».

«Nadie me empujó para ir a la escuela de policía en el ‘83 y nadie me va a empujar para irme. Entré por la puerta de enfrente y me fui por la puerta de enfrente, triste por la pédida de un hijo, pero agradecido con la institución. Por ahí se equivocacon algunos que nos condujeron, pero me quedo con los mejores recuerdos”.

La muerte de mi hijo no puede quedar impune, necesitamos la verdad. Si hay algo que hace malo al hombre bueno, es la injusticia”.

Comisario general, Antonio Mandagaray.

Hay que “recuperar los valores en la escuela”


“Tenemos que recuperar los valores en la escuela de formación, ahí arrancan todos los problemas que tenemos hoy”, aseguró Mandagaray y pidió “llevar profesores dignos, instructores dignos, capaces, con valores; no podemos llevar a los amigos porque ahí está el problema”.

Explicó que “cuando un chico elige la carrera policial, como una salida laboral o por vocación, tengo la obligación de hacerlo sentir parte de nuestra institución desde la escuela, que tenga sentido de pertenencia; eso se ha perdido desde hace más de 20 años”.

Se definió como “el último de una promoción que nuestra mayor virtud era ofrecerle al otro lo que necesitaba en materia de seguridad, siempre trabajamos con lo que teníamos, con lo que nos daban, sin pedir nada especial, hoy hay otras motivaciones”.

Esperamos que el juez y el fiscal estén a la altura para llevar a estos asesinos a tener la sentencia que se merecen”.

Comisario general, Antonio Mandagaray.

La formulación de cargos será por cuatro hechos


El martes 2 y el miércoles 10 se realizarán las audiencias de formulación de cargos contra los tres instructores, el jefe del COER y “también está la cúpula de capacitación que era la que tenía que controlar y no lo hizo”, adelantó el abogado Damián Torres que representa a la querella.

Para los instructores Marcelo Contreras, Alfredo Nahuelcheo y Maximiliano Vitali Méndez, más el jefe Alejandro Gattoni se intentará avanzar sobre “dos hechos específicos. Uno tiene que ver con todos los abusos y excesos del curso, imputado como un abuso de autoridad en función de no cumplir con la normativa policial y de ética pública que se le exige al empleado policial”.

Torres agregó que “el segundo hecho está relacionado con la muerte de Gabriel como homicidio culposo, por no cumplir con las medidas de seguridad como médico, lancha de prefectura, todas esas imprudencias que cometieron”.

Adelantó que “a los de capacitación les vamos a imputar la ausencia de control del curso para evitar que eso pasara, que son lo que por reglamento tiene la obligación de hacerlo tal como el curso está aprobado”. Son el exDirector General de Capacitación y Perfeccionamiento, Carlos Grasso; y el exjefe Académico, Oscar Szymansky.

Por último, se refirió a Contreras que “tiene un hecho más, que es una patada que le provoca una fractura de coxis a un cursante, se le va imputar esa lesión en el marco del curso”.

“Específicamente, la querella, estamos por la ausencia de control en la cúpula, el homicidio y el abuso de autoridad que surgió a partir de la reconstrucción, donde pudimos ver cómo fue la mecánica con la que actuaron”.

Dijo que “se avanzó mucho en la etapa preliminar y esperamos que se den por formulados los cargos para avanzar en la etapa de investigación formal. La idea es tomar el menor tiempo posible para poder llegar a juicio para dilucidar las responsabilidades de todos”.

El dato

6
las personas que son investigadas y podrían quedar imputadas en la causa. Todos policías y con distintos grados de responsabilidad.

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