El origen del Alto Valle se verá en formato digital

Aventurar la mirada en una foto de principios de siglo del río Neuquén y dejarse llevar hacia los cimientos de una obra como se veía hace más de 100 años, en la que además se puede descubrir el rostro del obrero que llevaba los materiales en la carretilla (no sólo su silueta), es parte de la propuesta de recupero del patrimonio histórico del Museo del Riego, ubicado en el dique Ballester.

Más de 1.600 fotografías de principios de siglo se verán con la calidad de una imagen de cine 3D.
La obra de ingeniería hidráulica paso por paso, la construcción de las 12 compuertas que tuvo el dique en la primera etapa y las otras 5 que se sumaron en 1915; la bocatoma con la presencia de miles de obreros que trabajaron en el lugar a lo largo de 24 años y los desastres que generaron las dos grandes crecidas de mediados de siglo pasado son parte de la cascada de novedades de antaño que la tecnología permitirá descubrir de un vistazo.

En 2005 se digitalizó el material para que no se perdiera, pero la vieja foto se pixelaba cuando se ampliaba en busca de un detalle.
El proyecto de sistematización de los archivos fotográficos del Ballester nació en 2016 de la mano de un accionar conjunto de Funyder (la Fundación de la Universidad Nacional del Comahue), el ministerio de Ciencia y Técnica de Nación y el municipio de Cordero.
El ministerio -ahora secretaría- aportó 600.000 pesos para la compra del equipamiento de última generación; y la contraparte fue la comuna de Cordero, que aportó otros 400.000 pesos para llevar a cabo todo el proceso.

La digitalización 2.5 D permitirá hacer hasta microdocumentales para que el observador pueda disfrutar de un viaje a principios de siglo a través de una o más imágenes. Y los primeros resultados se verán a fines de 2019.
“El archivo fotográfico que tiene el Museo del Riego es fantástico y este proyecto busca difundirlo en distintos puntos de la provincia”, dijo el director del proyecto, Amadeo Laurín.

Para hacerlo se requirió de tecnología de última generación.
Cuando termine, lo podrán disfrutar en todos los lugares donde llevemos un buen televisor para mirar el material, difundirlo por internet o para mostrar y asombrar a los visitantes del museo”, dijo Amadeo Laurín, el director del proyecto.

El director del Museo, Horacio Zúñiga, detalló que las visitas de estudiantes y contingentes se multiplicaron el año pasado cuando las propuestas del museo se difundieron por las redes sociales.
Se buscará utilizar las plataformas web y nuevas herramientas digitales para compartir y disfrutar de los orígenes del Alto Valle. “Será una invasión de imágenes antiguas, en un espacio de museo, para compartir”, dijo Laurín.
El otro aspecto del mega proyecto es la conservación del patrimonio fotográfico. Por eso el equipo está integrado por una bióloga (Doménica Do Santos) para poner a buen resguardo el archivo una vez que finalice la digitalización.

Completan el equipo que dirige Laurín, el fotógrafo Daniel De Laurentis (especializado en fotos antiguas) y Elías Trindade, a cargo de la digitalización documental y microdocumentales de difusión del archivo.
“El mensaje es difundir la historia, cómo se trabajó artesanalmente para hacer una obra que hoy costaría 650 millones de dólares, ó 17 millones de pesos oro de 1910”, comparó Laurín.