El nuevo brujo
Ingenuamente creíamos que con la partida de López Rega la hora de los brujos había pasado en la Argentina. Pero no, a un ingeniero educado en el Newman, egresado de la UCA, exitoso empresario, se le ocurre importar un “brujo” ecuatoriano para dirigir el país. Por si esto fuera poco, la marioneta de este brujo es el jefe de Gabinete. Pedante mequetrefe, de buena familia, que dice y se desdice al compás de las ocurrencias del brujo. Prácticamente no hay “metida de pata” del gobierno que no fuera inspirada por esta dupla de excelentes marquetineros electorales que nada tienen que ver con el pensamiento que debe guiar a los gobernantes. El mal arranca desde el principio: los globitos, bailes, la negación de la realidad, la “revolución de la alegría” y las promesas irrealizables. No se nos hubiera ocurrido que el presidente Macri pidiera “sangre, sudor y lágrimas”, pero sí que mostrara la “bomba” que recibió del gobierno anterior. Otra determinación nefasta fue permitir que Cristina se candidateara. Ahora tiene fueros y llegamos a la insólita situación de que el contador de la banda esté preso y la jefa libre. Ni hablemos de las últimas genialidades del brujo que pensó tapar con cortinas de humo –el aborto y el Mundial– la inflación y la degradación de la moneda.
Joaquín Bertrán
DNI 5.433.822
Joaquín Bertran
DNI 5.433.822
Ingenuamente creíamos que con la partida de López Rega la hora de los brujos había pasado en la Argentina. Pero no, a un ingeniero educado en el Newman, egresado de la UCA, exitoso empresario, se le ocurre importar un “brujo” ecuatoriano para dirigir el país. Por si esto fuera poco, la marioneta de este brujo es el jefe de Gabinete. Pedante mequetrefe, de buena familia, que dice y se desdice al compás de las ocurrencias del brujo. Prácticamente no hay “metida de pata” del gobierno que no fuera inspirada por esta dupla de excelentes marquetineros electorales que nada tienen que ver con el pensamiento que debe guiar a los gobernantes. El mal arranca desde el principio: los globitos, bailes, la negación de la realidad, la “revolución de la alegría” y las promesas irrealizables. No se nos hubiera ocurrido que el presidente Macri pidiera “sangre, sudor y lágrimas”, pero sí que mostrara la “bomba” que recibió del gobierno anterior. Otra determinación nefasta fue permitir que Cristina se candidateara. Ahora tiene fueros y llegamos a la insólita situación de que el contador de la banda esté preso y la jefa libre. Ni hablemos de las últimas genialidades del brujo que pensó tapar con cortinas de humo –el aborto y el Mundial– la inflación y la degradación de la moneda.
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