El Nahuel Huapi deslumbra e interpela en una muestra
Una exposición artística rinde homenaje al lago que tiene una conexión especial con la ciudad. Está habilitada hasta fin de mes en la sala Chonek.
Es difícil encontrar una comunidad urbana tan entrelazada con su lago como Bariloche con el Nahuel Huapi. Su omnipresencia no para de dejar huellas en el habitante de la ciudad que de tan obvias pasan casi desapercibidas.
En torno a ese supuesto gira y reflexiona la muestra “Nahuelensis, explorando la sombra”, que fue inaugurada el 4 de enero y permanecerá abierta hasta fin de mes en la sala Chonek del Museo de la Patagonia.
Allí, en pleno Centro Cívico y a no más de cien metros del lago, las artistas Soledad Escudero, Patricia Piñero e Ingrid Roddick dieron rienda suelta a sus sensaciones en relación con el gigantesco cuenco de 557 kilómetros cuadrados colmado de agua de deshielo, que bordea a Bariloche por el norte y la define en su esencia más reconocible.
La exposición surgió a partir de una primera escultura de arte textil que Ingrid y Soledad crearon para una feria de Buenos Aires y a la que llamaron Nahuelensis. Una especie de “peluche” celeste que recrea la personalidad del lago y que se adapta al entorno.
Artistas
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- mujeres, Soledad Escudero, Patricia Piñero e Ingrid Roddick, dieron rienda suelta a sus sensaciones.
Las artistas, que forman parte del colectivo Tres a la deriva, se propusieron “trascender la imagen” del lago, “ir más allá de sus aspectos luminosos y explorar aquello que está oculto”.
También buscaron reflejar “las miradas y sentires diversos” de quienes conviven cotidianamente con el Nahuel Huapi. Las entrevistas y rastreos resultantes aportaron voces de poetas, científicos, pensadores, niños y adultos, que fueron editadas en un “fanzine” agregado a la puesta.
“La conexión con la historia del lago y con los pueblos originarios”, esbozados sólo de manera parcial en la actual versión de la muestra, ganaría protagonismo en otros capítulos ya proyectados, según dijeron las artistas.
El agua permanece en el lago una cierta cantidad de años [12,3 dicen los especialistas] antes de partir hacia el océano
indican las artistas al hablar del lago Nahuel Huapi.
Patricia Piñero explicó que una de las comprobaciones que les dejó el trabajo es que “el arte y la ciencia no son cosas aisladas”, sino que ambos universos “forman parte de lo humano”.
El lago “personificado” habla y también cuestiona a su manera. Ingrid Roddick refirió cómo funciona esa personificación. “Cuanto te levantás a la mañana y lo ves con un humor terrible algo te dice –reflexionó–. Y lo mismo en otros momentos cuando es un espejo, pura suavidad”.
Cuanto te levantás a la mañana y lo ves [al lago Nahuel Huapi] con un humor terrible algo te dice. Y lo mismo en otros momentos
Ingrid Roddick, una de las artistas del colectivo Tres a la Deriva.
En la muestra sorprenden los dibujos y las pinturas que juegan con el particular mapa del Nahuel, con sus brazos e islas. También una instalación sonora en la que la oscuridad azul sugiere las líneas de profundidad del lago, en un ambiente onírico de voces humanas que se mezclan con el movimiento del agua.
Otro trabajo dispuesto en el suelo enhebra cuadrículas impresas a mano con la impronta de algas nativas, que pelean por sostener su hábitat frente al avance invasor de la didymo.
Al decir de las artistas, la propuesta invita a pensar que cada gota de agua “permanece en el lago una cierta cantidad de años (12,3 dicen los especialistas) antes de partir hacia el océano”, en una directa alusión sobre “lo efímero, la existencia, la memoria “ y otros conceptos “que nos hablan de la diferencia entre los tiempos del lago y los tiempos humanos”.
Variedad de técnicas para apreciar en un solo lugar
Arte textil, dibujo, fotografía, instalación, bordado, pintura, collage son algunos de los lenguajes estéticos que contribuyen a hurgar en la impronta del Nahuel Huapi.
La exposición se complementa con textos seleccionados que indagan sobre distintos abordajes científicos e introducen –sin ser el objeto central de la muestra– una preocupación que creció en los últimos años y que pone el foco en la contaminación del lago por volcado de efluentes.
“Mientras el Nahuel nos enceguece con su reflejo de luna, las aves se desplazan sobre la tersura nocturnal. Círculos, de círculos de círculos, hipnóticamente vacían nuestros pensamientos (…) La bruma se funde en la masa de agua y el espacio etéreo, dejándonos sin bordes. Entre tanto, en las profundidades va creciendo su sombra”.
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