El motor económico de las familias
Bajo la premisa de que la crisis es una oportunidad para crecer, la asociación civil Norte Sur asiste a pequeños emprendimientos con programas entre los que el microcrédito es el más solicitado.
Las crisis ofrecen una oportunidad para crecer. Esa ha sido la premisa de una organización civil que surgió a mediados de los 90 y desde entonces se encargó de fortalecer la idea del autoempleo para subsistir.
A poco de cumplir un cuarto de siglo, NorteSur sostiene el espíritu que supieron imprimir sus fundadores. Los mismos que a comienzos del 2000 decidieron trasladarse a la Patagonia para ofrecer una nueva oportunidad a cientos de familias. “A veces no vamos detrás de la mejora económica. Perseguimos mejorar la calidad de vida de la gente”, resume Valeria Didko, presidenta de la asociación, acerca del trabajo comunitario que comienza con el interés de aquellos que apuestan todo a sus pequeños emprendimientos.
Entre los programas de apoyo que ofrece Norte Sur los microcréditos son los más solicitados. En sólo una década, tras el primer fondo aportado por Nación, se otorgaron 600 que son devueltos en cuotas accesibles y, en la mayoría de los casos, permiten acceder a recréditos para apostar al crecimiento de la empresa familiar.
Valeria explica que esta herramienta sirve para comenzar un vínculo que va más allá de lo económico. Se trata de una “asistencia técnica” para que cada emprendedor tome impulso y se desarrolle por sí mismo. Aquellos que buscan una salida por su cuenta son, en su mayoría, personas que superan los 40 años de edad y que hacen de esa actividad su único ingreso.
A pesar de los buenos niveles de recupero, la asociación estuvo cerca de su cierre en el 2014. “Si no hay financiamiento es complicado”, dice Valeria, que terminó por impulsar un proyecto para mejora habitacional que apadrinó un banco y posibilitó la subsistencia. A la fecha más de 200 familias lograron mejorar sus casas.
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