El misterio de la isla Huemul

En 1948, el físico Ronald Richter presentó al presidente Perón un proyecto para desarrollar la fusión nuclear controlada en frío, posibilidad que no había logrado ningún laboratorio en el mundo y que hasta ahora es tema de gran interés pues implicaría contar con una fuente casi inagotable de energía.

Richter iba adquiriendo más confianza y poder, por eso el 31 de mayo de 1950 por un decreto presidencial se dio origen a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). El Proyecto Atómico Huemul, avanzando en secreto, dejaba huellas de diversos tipos, y sembrando indirectamente las semillas que formarían la comunidad científica sobre tecnología y sobre energía nuclear.

En septiembre de 1952 la isla Huemul fue visitada por una comisión fiscalizadora integrada por José Antonio Balseiro, Mario Báncora, Manuel Beninson, Pedro Bussolini y Otto Gamba. Su participación en la misma fue en realidad fortuita, pero finalmente resultó una de las más relevantes. Fue el propio Balseiro quien tuvo que decirle a Perón que había sido engañado. Los informes fueron decisivos cuando a los pocos meses Iraolagoitía dio por concluido el Proyecto Huemul.

En noviembre de 1952, Perón tras leer los informes le quitó apoyo al proyecto de Richter y el proyecto se canceló. En 1954, usando parte de lo que fueron las instalaciones del Proyecto Huemul, la Comisión Nacional de Energía Atómica creó el Instituto de Física de Bariloche. Balseiro jugó un rol importante en la creación del instituto y fue su primer director.

Trinidad Rico, arqueóloga de Bariloche becada para desentrañar el misterio de la isla Huemul, decidió abordar la historia social de la isla. El interrogante estuvo centrado en la falta de documentación y registro en el período de abandono aparente de la isla en 1955 y el interés para explotarla turísticamente en los 90.

En ese entonces, se realizó un sondeo del terreno y hubo diversas reuniones en busca de colaboradores en la zona “a fin de unir fuerzas”, tal como ocurrió con la Universidad de los Lagos. Paralelamente, comenzó en la búsqueda de los archivos de la biblioteca Leo Falicov del Centro Atómico Bariloche aunque la investigadora reconoció que mucha documentación se ha perdido. Concluyó: “No es fácil avanzar con la historia local, entrevistar a la gente que vivió en esa época porque hubo un período militar y no se puede escarbar demasiado. A la gente no le gusta hablar, entonces construir la historia social del sitio es complicado”. Un misterio que falta resolver.

Héctor Haro

DNI 18.618.210

Bariloche


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