“El kirchnerismo va a querer que Alberto asuma los costos”
Entrevista a Jorge Giacobbe, analista político y encuestador
Para el analista político Jorge Giacobbe, director de Giacobbe & Asociados, la relación de Alberto Fernández con el kirchnerismo va a depender del contexto económico internacional y de quién asumirá los costos del eventual ajuste y los beneficios de los logros de gestión.
P-¿Qué nivel de conflictividad prevé en un gobierno de Alberto y Cristina Fernández?
R-El tamaño del conflicto, si se va a hablar de tensión, guerra o guerra nuclear, va a estar signado por cuál sea la realidad objetiva de la Argentina en términos fundamentalmente macroeconómicos. Si la Argentina es una fiesta, si la soja vuela a 600 dólares, o tenemos un fangote de dinero porque decidimos no pagar la deuda y demás, si la Argentina es una fiesta de plata para repartir, entonces el kirchnerismo va a querer ponerle la cara. Ahora, si la Argentina tiene en los próximos años, como creemos algunos, un tránsito triste, austero, con Vaca Muerta que no despega, con los cerdos de China que se mueren, entonces el kirchnerismo va a querer quedar en segundo plano, que Alberto ponga la cara, que se coma la foto de ir a pedir plata por el mundo, los conflictos, las Plaza de Mayo, y ellos quedarse con la rapiña del Estado.
El peronismo el último héroe que tiene es uno en blanco y negro, y el kirchnerismo tiene dos en tecnicolor. Hay heridas que van más allá de lo político.
P-Que Fernández absorba el desgaste…
P-¿Rodearse de gobernadores es una señal al kirchnerismo?
R-Sí. Ahora, es un plan con límites. El que se come el desgaste también quiere comerse los premios. Entonces, esa relación se puede ir tensando. Y ahí veremos cómo están los factores alineados: por un lado sabemos que el peronismo histórico, la cabeza peronista, es una cabeza que tiene un recelo con el kirchnerismo muy grande, un herida casi narcisista, del peronista que cree que el kirchnerismo les robó la historia, que los utilizaron, les robaron los símbolos. El peronismo el último héroe que tiene es uno en blanco y negro, y el kirchnerismo tiene dos en tecnicolor. Hay heridas que van más allá de lo político. Todo parece estar dado para que del lado de Alberto queden los gobernadores y los intendentes, y del lado de La Cámpora lo legislativo, la rosca, los movimientos sociales, que siempre quedan del lado de la queja. Y van a terminar quejándose.
R-Muchos ya empezaron a decidir si quieren que los conduzca Alberto, con su estilo negociador, o que los conduzca Cristina, con su estilo sodomizador. Hoy por hoy la foto de los gobernadores con Alberto es una foto electoral. Pero los símbolos se están construyendo en un diálogo interno, ya nadie le habla a Macri, se están hablando entre ellos. Cuando el kirchnerismo orgánico saca a su gente de la calle, pero desata a los piqueteros, está diciendo dos cosas a la vez.
Jorge Giacobbe es analista político, licenciado en Comunicación y consultor en opinión pública, director de Giacobbe & Asociados. Cursó estudios de posgrado en Psicología, Marketing y Opinión Pública y cursos sobre Marketing de Ciudades, Comunicación Empresarial y Organizacional.
P-¿Qué puede pasar en el Congreso con un Fernández presidente? A pesar de la alianza electoral, hoy la división formal se mantiene.
R-Vamos a ver un primer año o año y medio, que puede llegar a ser el clásico de la política, con un Alberto en luna de miel, con una necesidad de la opinión pública de proteger lo que eligió, con un 60% de imagen positiva. Es difícil ponerse en contra de un tipo de esa manera. Ahí los Congresos suelen estar aceitados, independientemente de cómo se conformen. Después vienen las elecciones de medio término, y quién compone la lista, las diferencias, y ahí empiezan las divisiones. Algo progresivo, que termina siendo siempre la misma rotonda.
Hay que pensar cuáles son los botones que tiene un presidente argentino para cambiar la realidad: son muy pocos.
P- ¿Esa luna de miel en términos políticos y de opinión pública la ve en términos económicos?
R-No, en términos económicos va a ser muy difícil. En términos políticos y sociales va a funcionar un tiempo, como todo, porque esa luna de miel está sustentada en un criterio psicológico que es el de la idealización. La idealización es una necesidad del que mira, no una cualidad del objeto real: a los seis meses la gente empieza a negociar con la realidad, no todo es maravilloso. Eso sucedió con Macri aún cuando la bonanza económica no aparecía. Pero fuera de esa luna de miel no hay señales para pensar que la situación mundial vaya a ser favorable para la Argentina, que es un país que depende mucho de si llueve o no llueve, de si se mueren o no los cerdos en China, si hay un bombardeo en la planta petrolera de un país árabe, de si cae la construcción en Estados Unidos. Hay que pensar cuáles son los botones que tiene un presidente argentino para cambiar la realidad: son muy pocos.
P-Para que haya más botones se necesitarían reformas, y algunas pueden ser dolorosas. ¿El sindicalismo peronista, en un gobierno peronista, puede aceptar cosas que no aceptaría bajo otro gobierno? Fernández apuesta a la unidad de la CGT.
R-En el gobierno de Cambiemos tuvimos un sindicalismo que por un lado le decía al gobierno: “Fijate que el mes que viene vamos a hacer una reunión, para ver si el mes que viene hacemos otra reunión para ver si el mes que sigue hacemos un paro”. Hicieron su juego, pero con la pierna blanda, como cuando un defensor va contra un delantero con la pierna blanda, no lo quiere lastimar, quiere hacer su trabajo nada más. El sindicalismo siempre juega a lo mismo, siempre tiene dos cabezas: el principio de una gestión las une, negocian, y cuando la realidad no acompaña se empiezan a quejar. Podemos esperar lo mismo.
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