El hombre de Los Menucos que le da forma a la piedra
Sebastián Llanquitrú, o “Fillol” como lo llaman por su pasión futbolera, trabaja la piedra laja hasta transformarla en una obra de arte. Con paciencia y dedicación, ha hecho pisos, el escudo provincial que se ve en la Legislatura y hasta una vereda de Bariloche.
“Es un oficio como todos…. tenés que hacerlo con mucha pasión y dedicación. Sino las cosas no salen bien”, dice Sebastián Llanquitrú mientras lija con paciencia una pieza de piedra laja a la que le dio forma de hoja. Con dedicación, busca quitarle la porosidad.
En su galpón de trabajo, entre caladoras, amoladoras, sierras, lijas y resina, pasa la mayoría de las horas del día haciendo volar su imaginación y dando rienda suelta a su creatividad. Allí lija y da forma a la piedra laja, en ese taller ubicado en el fondo de su casa, en Los Menucos.
Hace casi dos décadas decidió dedicarse a trabajar la piedra laja artesanalmente. Desarrolló un oficio muy poco conocido en la zona, pero muy apreciado. Y lo hace con gran dedicación y amor por su trabajo.
“Esto te tiene que gustar mucho… sino no lo haces. No es un trabajo como cualquier otro. A veces tenés que estar muchas horas para fabricar una pieza. Desde la elección de la piedra laja hasta que le das la forma. Muchas veces pasa que cuando la tenés prácticamente terminada, se te rompe y tenés que empezar de vuelta. Pero a mí es algo que me gusta. No reniego”, agrega “Fillol”.
Obviamente, “Fillol” no se llama así. Es un apodo que se ganó cuando era adolescente, por su fanatismo por el club de sus amores, River Plate y por atajar en Club Belgrano de Los Menucos.
El descubrimiento
Hoy, a los 57 años, recuerda que cuando era adolescente, había que trabajar de lo que fuera para poder ayudar en su casa. Es por eso que “hizo de todo”… hasta que descubrió la piedra laja.
Trabajó muchos años en las canteras, sacando piedras de las montañas. Su oficio cambió el día que dos empresarios de Bariloche lo contactaron para construir con piedra laja la vereda de una conocida chocolatería de la ciudad andina, en que la muestra distintas especies de la flora cordillerana. Ese trabajo le sirvió como trampolín para poder crecer.
Mientras, construía artesanías en piedra laja, como relojes, mapas, ceniceros, bachas y mesadas. Luego, fue convocado para diseñar y hacer, con piedra laja, un bosque de lengas y araucarias en los pisos de la mansión que el empresario Joe Lewis levantó en Lago Escondido.
Recuerda que cuando dio los primeros pasos en este oficio, hizo muchos trabajos junto a su compañero Claudio Quiñenao. Y aunque hace cinco años decidió continuar solo, ahora, en su afán de transmitir lo aprendido, trabaja con él su sobrina Daiana de 28 años. Juntos están construyendo una mesada de piedra laja que tendrá, en relieve, una gran figura de flor de lis.
“No es un trabajo pesado, pero sí tenes que estar muy concentrado. Cuando hay que hacer algún mural o una vereda, primero haces una plantilla con plástico o cartón con el dibujo. Luego elegís la piedra de acuerdo al espesor, el color y la textura antes de empezar a construir las distintas piezas”, agrega.
Las creaciones de Juan incluyen un mural para el nuevo edificio del municipio de Los Menucos, en el que se refleja la flora y fauna de la zona; una vereda en una galería comercial de San Martín De Los Andes; el escudo de la municipalidad de Sierra Colorada, y el escudo, junto con las guardas del recinto, de la Legislatura de Río Negro.
El orgullo de haber hecho el escudo
El imponente escudo que luce el recinto de la Legislatura de Río Negro, demandó más de dos meses de trabajo y 418 piezas. “Fillol” tuvo de trabajar 4000 kilos de piedra de distintas características y colores. Una de ellas, de color “azul palacio”, la consiguió en Chile; otras en Zapala y el resto en Los Menucos y la zona.
“Un día vinieron a preguntarme si me animaba a hacer el escudo de la Legislatura”, recuerda. “Y enseguida le dije que sí. Cómo no me voy a animar. Costó… si, pero fue un trabajo que me gustó mucho. Además era para un lugar muy importante de nuestra provincia. Es un orgullo para mí haber dejado mi huella en ese recinto”, afirma y se sonríe.
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