El hogar Emaus, un refugio para el hambre y el frío de Bariloche
Unas 45 personas van cada tarde a las instalaciones del padre Pepe, donde comparten un plato caliente, charlas y un espacio cálido donde dormir.La cifra aumentó en los últimos meses y también creció el número de jóvenes entre los que asisten al edificio que proyecta tener una casa para mujeres.
Poco a poco, a partir de las 18, los hombres comienzan a llegar. Algunos se disponen a jugar a las cartas, otros al metegol, y otros charlan hasta el momento del baño o la comida.
“Los muchachos”. Así se refiere el sacerdote Pepe Lynch a quienes noche tras noche, regresan al hogar Emaus en busca de algo más que un plato de comida, un baño caliente y un
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