“El GNL no es el enemigo del gas argentino”

La vicepresidenta de Excelerate Energy, Gabriela Aguilar, aseguró que la importación de gas natural licuado generó al país un ahorro de US$ 12.640 millones en la última década.

La crisis que atraviesa el mercado del gas en el país, a raíz de la caída de su precio por la sobreoferta, llevó a que no sólo se pronostique una caída en la producción nacional para el año que viene sino también la necesidad de incrementar las importaciones durante el próximo invierno.

Ante este escenario, la vicepresidenta de Excelerate Energy, Gabriela Aguilar, destacó el beneficio que representó para el país la importación de gas natural licuado (GNL), explicó el escenario de menores precios que tiene el sector y, enfatizó que “el GNL puede ser una herramienta para el desarrollo del gas de Argentina”.

En diálogo con Energía On, Aguilar explicó que “en Argentina hubo un ahorro de 12.640 millones de dólares en la última década cuando se instalaron estas terminales del GNL en reemplazo de gasoil para la demanda doméstica, es decir si se hubiera cubierto con combustibles líquidos que además son más contaminante”.

Detalló que “tan sólo el año pasado la importación de GNL representó un ahorro de 570 millones de dólares en comparación con los combustibles líquidos porque la brecha se ha ido ampliando, y mientras el GNL bajó, los combustibles se encarecieron”.

En ese sentido Aguilar remarcó que “es súper ventajoso el consumo de GNL por el precio bajo y porque es un ahorro real y palpable”. Y señaló que por ejemplo, el gas que Argentina importa desde Bolivia –durante todo el año y con contrato hasta 2026– cuesta prácticamente el doble que el GNL que promedia unos 3 dólares por millón de BTU.

El dato

US$ 2,80
es el valor mínimo que se ha pactado por millón de BTU en envíos de gas natural licuado en el mundo.

Hoy hay una coyuntura con Bolivia, que hace que el precio esté en cerca de 7 dólares por millón de BTU, porque el precio está vinculado al de los combustibles líquidos”, precisó.

Escenario global

Aguilar señaló que “en el mundo el coronavirus también ha provocado una situación de sobreoferta del mercado del GNL, que ya venía bajando el precio. Hace 5 años el precio era de 14 dólares por millón de BTU y las predicciones decían que el iba a estar estable pero relativamente bajo por 6-7 años en valores de 6 a 7 dólares”.

Esta fue la razón por la cual se pusieron en obras decenas de proyectos de licuefacción en el mundo, pero el precio comenzó a bajar. “Ahora, que es invierno en el hemisferio norte, el precio es de 3 a 3,50, incluso hemos visto precios de 2,80 y ahora empieza la etapa de base”, dijo.

La planta regasificadora de Escobar trabajó a capacidad completa el año pasado.

Esa es una ventaja para el país al estar a contraestación de los principales consumidores globales. “Esperamos precios bajos aunque no sabemos cuánto, pero sí se cree que el mercado va a tardar en estabilizar su precio unos 5 a 6 años”.

Es por esto que remarcó que “hoy Argentina tiene al GNL como herramienta en Escobar, que va a permitir no sólo el ahorro de 575 millones de dólares como en 2019 sino mucho más porque la brecha con combustibles líquidos es más grande porque el año pasado era de 5 a 6 dólares y hoy es de 10 a 13 dólares”.

Las proyecciones de demanda energética para este año dependerán de la crudeza del invierno y la producción nacional, pero se estima que serán iguales o mayores a las del año pasado cuando desde Escobar se inyectaron a diario hasta 22 millones de metros cúbicos.

En números

570
millones de dólares fue el ahorro del 2019 al usar GNLen lugar de combustibles líquidos.

Aguilar recordó que “el GNL lo usa todo el mundo, no es el enemigo, no va a ser el GNL el que no permita el desarrollo del sector hidrocarburífero nacional porque en realidad lo complementa en los períodos pico como hace Estados Unidos que es un gran exportador”.

En ese sentido, destacó que “el GNL puede ser una herramienta y una garantía para que Argentina cubra las necesidades del pico del invierno, y pueda garantizar la exportación no interrumpible, porque el uso del GNL tiene que pensarse como una oportunidad para reducir costos y no como un elemento que atenta contra el desarrollo de los hidrocarburos porque nadie quiere eso”.


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