El gaucho que amansa caballos con la caricia y el susurro en la Línea Sur
Joaquín Pichimil lleva una vida de trabajo en el campo en El Cuy. Fue a hacer un curso a Buenos Aires y cambió la doma tradicional por la racional, que propone hacerse amigo del animal.
Ahí va Joaquín Pichimil rumbo al corral, en medio de la polvareda que levanta el viento del norte de la Patagonia; sopla con furia, pero no llega a desacomodarle la boina. Ahí va, con la sonrisa de siempre, de campera y bombacha gaucha, el paso firme sobre las alpargatas negras, la piel curtida, la mirada franca, celeste. De a ratos sale el sol, de a ratos
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