El formato de videojuegos que genera un efecto similar al del casino en los jóvenes

Una vez más, las “cajas de recompensas” de los videojuegos se ubican en el ojo de la tormenta: un estudio de la Universidad de Córdoba (España) confirmó que generan sensaciones similares a las del casino en los jugadores. La prevención, una de las claves.

Una persona ingresa a un juego. Allí pone dinero y abre una “caja de recompensas”. Puede sacar un premio grande, o puede no salirle nada beneficioso. Si recibe un premio grande, lo celebrará e incluso podrá compartirlo en redes. Si no, seguirá intentando.


Esta secuencia bien podría tener lugar en un casino, por ejemplo. Sin embargo, quienes se hayan interiorizado en el mundo de los videojuegos en los últimos años, ya sea por interés propio o por ver a sus hijos/sobrinos/nietos hacerlo, también podrá reconocer la situación como propia de este ámbito.

Un ejemplo bien podría ser el FIFA. Los jugadores ingresan, y mientras arman su plantilla pueden comprar “sobres”. Estos sobres pueden otorgar grandes futbolistas, pero también pueden salir sin recompensas notorias. Y de hecho, suele ser así: el porcentaje de grandes beneficios es más bien bajo. Claro, esto no sería un problema si no fuera por un detalle: los sobres tienen costo. Y muchas veces, los pequeños no toman en cuenta eso.

A esta mecánica de juego se la denomina “loot boxes” o “cajas de botines/recompensas”, y no solo se dan en el FIFA: suelen tener presencia en varios títulos de diversos géneros. Aparecieron con mayor fuerza hace aproximadamente una década, pero la popularidad llegó en los últimos años, con el arribo de los streamers. Es muy frecuente ingresar a alguna transmisión por Twitch o YouTube y ver a las figuras de la red abriendo sobres y compartiendo sus resultados con el público. El tema es que esas sesiones de apertura de sobres podrían costarle miles de dólares a un usuario común, mientras que a ellos se los otorgan a veces los mismos juegos de forma gratuita. Y he aquí el primer problema.

Desde la Universidad de Córdoba (España), se publicó un estudio a cargo de Francisco Javier Sanmartín, Juan Antonio Moriana y otros investigadores de la institución, con el objeto de entender qué efecto generan este tipo de formatos cada vez más presentes en los juegos. Y el resultado fue claro: se generan emociones similares a las que se experimentan, por ejemplo, en un casino.

Hay distintas loot boxes, con precios a gusto del consumidor… y sobre todo de las empresas. Sus diseños llamativos buscan captar a los jugadores.


Suena más crudo si decimos que los niños, al jugar a “abrir sobres” por dinero, están haciendo algo similar a lo que haríamos en un tragamonedas, por ejemplo. Y no estaría del todo errado.

Hay algunos conceptos a destacar para comprender bien la influencia de esta mecánica. En los videojuegos, se utiliza el término “pay to win” para hacer referencia a aquellos títulos en los que, si no se utiliza dinero, es casi imposible ganar o al menos se genera una gran desventaja. Y en líneas generales, casi cualquier juego que cuente con la mecánica de loot boxes es considerado pay to win, puesto que aquellos jugadores que abren más sobres y cajas cuentan con más chances de obtener un diferencial por sobre el resto.

Según explicó Sanmartín en una nota con el medio El País, “llega cierto punto en que por más que quieras seguir avanzando, no puedes. Esto crea una disparidad porque la última forma de conseguirlo es abrir sobres”. Moriana, por su parte, aseguró que “las loot boxes tienen una mecánica velada que funciona como algo parecido a las máquinas tragamonedas: crees que echando un euro puedes conseguir 50 o 100, pero siempre gana la máquina”.

Volvemos a graficar con un ejemplo del FIFA: un niño compra 15 sobres esperando que en alguno de ellos, la recompensa sea obtener a Lionel Messi. Pasan los 15 sobres, no sale nada. Va por otros sobres. Nada. Y así sucesivamente, en un espiral de dinero y de adicción que cada vez aparece en más juegos, sin importar el género.

Conseguir a Messi, el sueño de los jugadores del FIFA 22.


El estudio hizo hincapié en este tipo de situaciones, y dio un resultado bastante gráfico: el 45,5% de los encuestados aseguró sentir “culpabilidad” tras comprar sobres. Y no solo eso: un 50% confesó haber sentido “malestar”, mientras que un 17% experimentó “perdidas de control”, lo que los llevaba a volver a comprar más sobres.

Este negocio de las loot boxes continúa creciendo a pasos agigantados. Según Juniper Research, las ventas de este tipo de cajas de sorpresas podrían llegar a acumular más de 20 mil millones de euros hacia 2025. Con un grueso de usuarios entre los 6 y los 24 años, diversas asociaciones han presentado quejas, sobre todo en Europa, respecto a como esta mecánica lleva a los niños a “acostumbrarse” a los juegos de azar, convirtiéndolos en clientes funcionales a esa industria multimillonaria a futuro.

De hecho, se han logrado algunos avances en estos últimos dos años: prohibición de las boxes en algunos títulos, o la aplicación de una funcionalidad de “vista previa” en otros, de forma que el consumidor pueda tener al menos alguna certeza sobre qué es lo que está cobrando, para reducir al mínimo el factor azar. Esto se debe, según explicó Moriana, de que “los jugadores sepan que eso que están haciendo como una conducta inocente es en realidad un juego de probabilidades que están muy por debajo de lo que ellos creen”.

Otro avance fue que los juegos que incluyen loot boxes llevan ahora la leyenda “incluye artículos aleatorios” en la clasificación, pero según los autores del informe, esto no es suficiente. “Como no hay nada regulado, no saben muy bien qué hacer. Además, se pone en un espacio muy pequeño en la parte de atrás, en la esquina inferior, que apenas se ve”, explicaron al respecto.


Hay otra arista a analizar: los streamers que suelen realizar sesiones de varias horas de transmisión abriendo sobres o cajas. En este caso, es importante que bajen un mensaje realista al respecto, como hizo en las últimas horas Ibai Llanos, quien aseguró que había que tener “calma” con los sobres. Incluso, en dicha transmisión, el streamer español pidió a su público que “no le roben dinero a sus padres y no gasten dinero que no tengan”.

Si bien la situación genera preocupación, son varios los profesionales que intentan bajar el nivel de alarma. “Aún no se ha investigado lo suficiente”, aseguran. Pero en contrapartida, también dejan abierta la incógnita: ¿Qué pasará cuando estos niños, moldeados bajo estas mecánicas de juego, crezcan? La prevención es el camino. Es momento de explicar y machacar con esto: no es más que un juego de azar, disfrazado para niños.


Una persona ingresa a un juego. Allí pone dinero y abre una “caja de recompensas”. Puede sacar un premio grande, o puede no salirle nada beneficioso. Si recibe un premio grande, lo celebrará e incluso podrá compartirlo en redes. Si no, seguirá intentando.

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