El femicidio de Valeria Coppa: la historia de una obsesión
Las pruebas que recopilaron los investigadores muestran que Cordi no soportaba que la víctima estuviera en pareja con otra persona, especialmente luego de que él se separara de su esposa.
La jornada laboral en el Caina había terminado sin grandes sobresaltos. Valeria Coppa se despidió de sus compañeras, tomó su bicicleta y se dirigió hacia la plaza de la Catedral, ubicada en las inmediaciones. Había acordado por mensaje de Whatsapp reunirse esa tarde del 29 de enero pasado en ese lugar con su expareja, Mariano Cordi, que le indicó que estaba en su casa, pero que bajaba de inmediato. Valeria nunca advirtió que ese encuentro era, en realidad, una trampa mortal.
Valeria tenía previsto que la cita fuera rápida. Y se lo había anticipado a Cordi en los mensajes que habían cruzado esa mañana. Cordi había tratado de seducirla. Quería tener un encuentro a solas. Pero la mujer le explicó que estaba saliendo con otro hombre y le aclaró que no quería lastimarlo.
Cordi se cuidó de no revelar ningún sentimiento en los mensajes que mandó al celular de la mujer. Por el contrario, se expresó con amabilidad y hasta le ofreció ayuda. Sabía que Valeria no pasaba por un buen momento económico y varias veces le había dado dinero. Era una forma de manipularla, explicaron fuentes con acceso a la causa.
No hubo un solo gesto de desaprobación, ningún indicio de la bronca que tenía por la nueva relación de Valeria. No quería que la víctima sospechara nada. El macabro plan estaba en marcha.
Las fuentes aseguraron que, en realidad, Cordi estaba obsesionado con Valeria. Señalaron que el sujeto se había separado tiempo atrás de su esposa, con la que tuvo dos hijos, porque estaba decidido a casarse con Valeria.
Los dos habían pasado juntos, y en familia, las fiestas de fin de año. Pero la relación, que duró unos meses, se cortó. Cordi no soportaba que Valeria lo hubiera dejado.
El encuentro
Por eso, cuando recibió alrededor de las 15.30 del 29 de enero el mensaje de Valeria que le avisaba que lo estaba esperando en la Catedral, el hombre decidió que si ella no era de él, no sería de nadie.
Cordi estacionó su auto Mazda en la zona de la Costanera y subió hasta los jardines de la Catedral. Valeria estaba en las escalinatas de la entrada principal, la que mira hacia la calle Palacios. Estaba sobre su bicicleta y llevaba una mochila con pertenencias personales y una pequeña cantidad de marihuana para consumo personal, según indicaron las fuentes.
El sujeto caminó hacia la joven y dialogaron. Nadie sabe qué hablaron. Pero la conversación duró un puñado de minutos y finalizó cuando Cordi sacó un arma de fuego de fabricación casera, calibre 22, y a sangre fría gatilló a una corta distancia de la cabeza de Valeria, que se desplomó al suelo tras recibir el tiro.
Nadie escuchó nada ni observó la dramática escena a pesar de que a esa hora decenas de personas caminaban por ese lugar céntrico.
El sujeto levantó la vaina del proyectil que cayó frente a la Catedral y se marchó presuroso hacia el lugar donde había dejado su auto. Esa secuencia quedó grabada en las cámaras de seguridad que hay en ese sector.
Mientras se alejaba, Valeria había comenzado la agonía como consecuencia de las graves lesiones. Una chica intentó auxiliarla y llamó una ambulancia, recordaron las fuentes. Después, se acercaron policías.
Valeria entró a la guardia del hospital Ramón Carrillo y la primera impresión fue que había sufrido un golpe en la cabeza como consecuencia de una caída. Nadie sospechaba que había una bala en el cráneo de la mujer.
Un estudio
Los médicos que la atendieron solicitaron una tomografía y ese estudio advirtió que había esquirlas de plomo en la cabeza de Valeria. Lo que era un accidente cambió dramáticamente hacia un homicidio y se encendieron todas las alarmas. Sin embargo, se desconocía qué había ocurrido. La víctima tenía 40 años.
La fiscal de turno Betiana Cendón había sido notificada en el transcurso de esa tarde de una mujer lesionada por una caída en bicicleta. Pasadas las 18 le indicaron que la mujer tenía un balazo en la cabeza y pasadas las 19 le avisaron que había muerto. El juez de turno Ricardo Calcagno estaba al tanto de lo que pasaba.
Cordi ha demostrado circunstancias violentas, tanto contra su cuerpo como con terceros del hospital».
Betiana Cendón, la fiscal de la causa por el femicidio de Valeria Coppa.
Allí, comenzó la carrera contra el tiempo para la recolección de evidencias. Las cámaras de seguridad de la Catedral ayudaron para armar la secuencia y ayudaron a identificar al femicida.
Las pulsaciones de los investigadores iban en aumento a medida que sumaban información a la investigación en marcha. Mientras intentaban desentrañar qué había ocurrido, Cordi se presentó en la casa de un amigo, en el barrio El Frutillar.
Allí, confesó supuestamente lo que había hecho y dejó la vaina de la bala que mató a Valeria sobre una mesa. Se dirigió al baño con la presunta intención de quitarse la vida. El amigo logró persuadirlo de que no lo hiciera.
Cordi se marchó de ese domicilio y fue hasta la casa de otro amigo al que le pidió que lo trasladara hasta El Bolsón tras contarlo lo que había hecho. Subieron al vehículo del amigo, pero se negó a sacarlo de Bariloche. El sujeto resolvió bajarse en cercanías de la Escuela Municipal de Arte La Llave.
La búsqueda
Allí, comenzó la fuga. Cercado, optó por escapar hacia las afueras de la ciudad. Un amplio operativo de búsqueda se puso en marcha para detenerlo. Era una carrera contra el tiempo.
Allanaron la vivienda de Cordi donde hallaron hasta una bomba de fabricación casera (“cazabobos”). Cendón advirtió a la prensa que se trataba de una persona peligrosa.
Los investigadores indagaron si había antecedentes de alguna denuncia por violencia de género de Valeria contra Cordi. No hallaron nada en ese momento. De hecho habían cortado la relación semanas atrás, pero estaban en contacto permanente. Sin embargo, algunos testigos que conocían la pareja declararon que el sujeto se presentaba en el lugar de trabajo de la víctima y la incomodaba a ella y al personal de la institución.
Cordi trabajaba supuestamente de herrero y vivía en el barrio El Frutillar. Las fuentes indicaron que había cobrado un dinero de una sucesión de su padre. “Pero no era millonario”, aclararon.
La noche del 31 de enero surgió la noticia de que habían encontrado supuestamente a Cordi en una picada del cerro Carbón, en el camino hacia Challhuaco.
Fueron horas de intenso dramatismo y versiones contradictorias. Cendón, el procurador Jorge Crespo y el fiscal jefe Martín Lozada, junto a un grupo de colaboradores, fueron hasta el cerro Carbón. También, policías y peritos. Pero hubo que suspender la búsqueda de Cordi por la peligrosidad de esa zona de la montaña y la densa oscuridad.
Recién alrededor de las 11 del 1 de febrero pudieron hallar a Cordi y lo trasladaron en un helicóptero hasta Bariloche. Después, en ambulancia hasta el hospital Ramón Carrillo.
Así trasladaban al femicida Mariano Cordi
Hubo conferencia de prensa de Cendón, Crespo y Lozada, junto a parte del equipo de investigadores. Parecía que todo estaba resuelto. Sin embargo, horas después los médicos advirtieron de que Cordi no mejoraba. Un estudio indicó que el paciente tenía un proyectil de plomo alojado en la cabeza porque intentó quitarse la vida en la montaña. Por eso, se le hizo una craneotomía para extraer el plomo.
Hubo fuertes cortocuircuitos entre la fiscalía y el juez de garantías Ricardo Calcagno, que fue recusado por Cendón. Los cruces trascendieron y se transformaron en un escándalo. Al final, Calcagno fue apartado de la causa.
Tras la cirugía, Cordi estuvo varios días en terapia intensiva con custodia policial. Cuando se recuperó y le dieron el alta médica, Cendón pidió urgente la audiencia de formulación de cargos antes de que se le venciera el plazo de 24 horas que indica el Código Procesal Penal. La fiscal necesitaba con premura acusar al principal sospechoso del primer femicidio del año en Bariloche, que generó una fuerte conmoción en la población de la ciudad.
Acusado
La audiencia se hizo el 7 de marzo a la mañana en medio de un fuerte operativo de seguridad. La prensa no accedió por pedido de la madre de la víctima, que planteó que los dos hijos de Valeria estaban sufriendo mucho por la dramática situación. Nadie se opuso.
Cordi compareció en silla de ruedas, con barbijo y un casco de ciclista en la cabeza porque aún no le hicieron la cirugía para restituir un hueso del cráneo, que le sacaron.
Cendón lo acusó por el femicidio de Valeria. La querella adhirió a la acusación de la fiscal y el defensor particular del imputado no se opuso. Cordi no pronunció una sola palabra. Siguió el desarrollo de la audiencia con la mirada fija en algunas personas que había en la sala.
En la audiencia, se pidió que Cordi cumpla los 4 meses de prisión preventiva en el penal de Ezeiza, Buenos Aires, que tiene un hospital, para que pueda seguir el tratamiento médico.
El traslado fue autorizado por el juez Juan Martín Arroyo, que admitió los cargos contra el sujeto, porque en la provincia no hay un penal con una sala de internación para internos con problemas de salud.
Cordi fue trasladado el sábado 9 de marzo en una ambulancia, con médicos y custodia del Servicio Penitenciario Provincial. Las fuentes indicaron que Cordi llegó alrededor de las 6 del domingo de la semana pasada al penal de Ezeiza y se encuentra internado en el hospital. Cendón tiene 4 meses para completar la investigación que tiene a Cordi como el único acusado del femicidio de Valeria.
Médicos dicen que Cordi está ubicado en tiempo y espacio
Los médicos forenses Verónica Martínez y Juan Manuel Piñero Bauer evaluaron a Mariano Cordi a finales de febrero pasado mientras estaba internado en el hospital Ramón Carrillo. Fuentes que conocen la causa indicaron que en esa ocasión, los forenses concluyeron que el paciente podía expresarse mediante gestos, pero consideraron que era necesaria una segunda evaluación.
Esa segunda instancia se hizo a principios de marzo; percibieron una mejoría. Las fuentes comentaron que los médicos señalaron que Cordi, de 41 años, podía responder sin problemas las preguntas que se le formulaban. El paciente estaba al tanto de su situación y del proceso penal que enfrentará.
Por eso, los médicos forenses descartaron que Cordi tuviera algún impedimento psíquico o físico que le afecte su capacidad de comprensión y la posibilidad de poder expresarse.
Ese informe de Martínez y Piñero Bauer fue clave para que le dieran el alta médica a Cordi y se pudiera hacer la audiencia de formulación de cargos.
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