El Estado argentino pidió disculpas por las violaciones a los derechos humanos de Ivana Rosales
El reconocimiento de responsabilidad se realizó en un acto público en la ex-ESMA. Su hija Abril solicitó, a través de sus amigas, "condiciones materiales para ponerle fin a la violencia".
Abril Rosales está sentada en uno de los salones de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que funcionó como un centro de detención y tortura durante el terrorismo de Estado, convertido en sitio de la memoria. Hoy cumple 23 años. Escucha como las autoridades nacionales y provinciales realizan un pedido de disculpas público ante las violaciones a los derechos humanos cometidas contra su mamá, Ivana, que murió en 2017, a los 43 años, producto de las secuelas que le dejó en su cuerpo el intento de femicidio perpetrado por Mario Garoglio, quien nunca cumplió la pena de cinco años a la que fue condenado porque se fugó.
En 2019 la provincia de Neuquén reconoció su responsabilidad en el caso y asumió medidas de reparación, entre ellas el patrocinio jurídico gratuito a víctimas de violencia de género, cuyo equipo aún no se terminó de integrar. Fue el primer paso dentro de esta solución amistosa. Con el acto de hoy termina de sellarse el acuerdo. Lo que sigue es controlar que los compromisos se cumplan, para la garantía de no repetición.
¿Por qué la causa llegó hasta el sistema interamericano de Derechos Humanos? Ivana interpuso una demanda ante la Comisión Interamericana (CIDH) por negación de justicia, acompañada por el CELS. El trámite comenzó en 2005, Abril tenía por entonces 7 años.
El 18 de abril de 2002 Garoglio intentó ahorcarla con un alambre, la golpeó con una piedra en el rostro y en el cráneo, y la encerró en el baúl del auto. Ella le había planteado que se quería separar.
La Cámara Criminal Segunda –integrada por José Andrada, Emilio Castro y Eduardo Badano– lo condenó el 11 de julio de 2003 por homicidio agravado en grado de tentativa. El fiscal Alfredo Velasco Copello sostuvo la existencia de circunstancias extraordinarias de atenuación y la defensora Alicia Garayo le pidió al tribunal que «juzguen como hombres.»
“La sinceridad de Rosales, quien le dijo que lo iba a abandonar por otro, tiene que haber movido el ánimo de esta persona, un hombre dedicado al trabajo”, aseguró en su alegato el fiscal, que consta en la cobertura que hizo este diario entonces. En su voto Castro escribió que Garoglio pudo «dejarla tirada donde la agredió, llevarla a un basural o tirarla al río», «apuñarla o degollarla sin el menor problema. Y no lo hizo” porque «de otro modo, ¿dónde iría su mensaje?, ¿en qué quedaba su brutal y cruel escarmiento?”.
Ninguno de los jueces, ni el fiscal, actualmente forma parte del poder Judicial provincial. Pero Badano logró saltar de la Cámara al Tribunal Superior de Justicia, a propuesta del entonces gobernador del MPN, Jorge Sobisch. Terminó destituido en 2008.
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, que fue el primer orador del acto manifestó que la administración de justicia tuvo una respuesta «carente de perspectiva de género y absolutamente machista».
Si bien el hecho ocurrió trece años antes de la primera marcha por «Ni Una Menos», que significó un punto de inflexión para los feminismos en Argentina y la discusión pública acerca de la violencia de género, no es que no existiese en ese momento legislación al respecto. De hecho la CEDAW, que es la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, había logrado jerarquía constitucional tras la reforma de 1994.
La vocal del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, Soledad Gennari, reconoció la voluntad del Estado argentino en este pedido de disculpas y asumió que el hecho dañoso había sido cometido por el poder Judicial. Marcó que el fallo la trató de «ofensora» a Ivana. La misma responsabilidad expresó el gobernador, Omar Gutiérrez, que participó del acto de manera virtual. «No hay justicia social con violencia de género», leyó. En la firma del acuerdo que se hizo en la provincia no estuvo presente.
«Vivir cinco años, sabiendo que tenes a la persona que te intentó matar prófuga, significa que no podes dejar salir a tus hijos a ningún lado sin tener en cuenta que no sabes si van a volver, porque las amenazas continúan», dijo Ivana tras la proyección en Neuquén, en 2012, del documental «Ella se lo buscó» de Susana Nieri, que cuenta su historia. En 2019 la misma directora estrenó «Gotas de lluvia», centrada en los abusos sexuales que sufrieron Abril y Mayka por parte de Garoglio cuando eran niñas. Por este delito fue juzgado y condenado a cuatro años de prisión. Mayka se suicidó.
Hace un año Abril desterró a Garoglio de su documentación. Un juez de Familia de Neuquén autorizó el cambio de apellido.
El secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner, afirmó en el acto que van a adquirir los derechos de «Gotas de lluvia» y reproducirla en todo el país, para sensibilizar acerca de la violencia sexual en la infancia. Es uno de los puntos del acuerdo, además del patrocinio, los centros de atención a personas victimizadas y la capacitación bajo la Ley Micaela.
El ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Martín Soria, aseguró que más allá de la «pésima actuación» de un juez o un fiscal detrás está todo el Estado argentino, que no fue capaz de prevenir esta violencia de género extrema, ni de castigarla.
En tanto que la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, expresó sus «honestas y profundas disculpas» en un trámite que fue «demasiado largo». Señaló que el fallo minimizó y justificó la violencia machista y que el Estado argentino reconocía «los hechos sufridos por Ivana, por Abril y por Mayka que son representativos de una realidad mucho más extendida». Indicó que aún «subsisten desafíos y que la reforma de la administración de justicia deviene urgente y necesaria».
La funcionaria mencionó que las reivindicaciones de Ivana fueron defendidas por la «convicción militante de su hija Abril», quien fue la que continuó con el trámite ante la CIDH. «Es mi más profundo deseo que este acuerdo logre reparar en parte las graves violaciones a los derechos humanos de las que Ivana y sus hijas fueron víctimas. Todo nuestro trabajo, toda nuestra fuerza militante, toda nuestra convicción como militantes y funcionarias feministas están y van a estar abocadas a esta tarea, para que nunca más una mujer sea víctima de este sistema machista, que nos excluye, que nos subordina y que nos mata», finalizó, emocionada.
Virginia Trifogli, periodista de RÍO NEGRO y amiga de Abril, leyó un fragmento del libro «Libre, no valiente», de la exdiputada Beatriz Kreitman, cuando se inauguró el parque en memoria de Ivana, en Plottier, el 18 de diciembre de 2018: «Feliz cumple ma, no saltes mucho porque podes hacer llover». Hizo hincapié en las organizaciones feministas y del movimiento de mujeres que acompañaron a Abril y la siguen sosteniendo. A ella y a tantas, como parte de las políticas de cuidado que se generan por fuera de la órbita del Estado. Dijo, con verdadera furia militante, que Ivana antes de morir «se unió a la lucha por la Emergencia en Violencia de Género en todo nuestro país, porque se trata de presupuesto, se trata de inversión, se trata de dar condiciones materiales para ponerle fin a la violencia. No se trata de un cambio cultural, no se trata solamente de capacitaciones.»
Remarcó que «hoy Mario Garoglio sigue siendo una amenaza para Abril y quiero aprovechar este espacio para resaltarlo.»
Fue Virginia la que le deseó esta vez feliz cumpleaños a Abril: «vos sos la revolución de las hijas». Y le dedicó un «hasta la victoria siempre», a Ivana, a la que llevó con un pin en el pecho.
Paula Litvachky, directora Ejecutiva del CELS, destacó que parte de la solución amistosa fue por la voluntad de Ivana de entablar una conversación con el Estado argentino para generar estos compromisos. Insistió en que el acuerdo es un «mojón» y que continuará el reclamo para que se efectivice.
La vicepresidenta primera de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Relatora para Argentina, Julissa Mantilla Falcón, tuvo a cargo el cierre: «que ante un caso de violencia de género nunca más se diga «Ella se lo buscó» y que las «Gotas de lluvia» limpien el alma y el dolor».
Comentarios