El emperador de los pingüinos

Frío paseo: El presidente Kirchner tampoco dejó pasar por alto en París su orgullo de ser «pingüino», pero incluso asumiéndose como «el emperador» entre su especie, mientras recorría las frías calles de la ciudad y algunas personas lo miraban sin comprender. De pronto, Kirchner se detuvo frente a una marquesina que promocionaba una nueva película para niños llamada «El camino del emperador», donde se observa a un pingüino abrazando a su pequeño y seguido por cientos más. Con el río Sena de espaldas, el jefe de Estado mostró su mejor sonrisa pícara e instó a la comitiva que lo acompañaba en la caminata a que reconociesen su nueva condición, mientras ocasionales transeúntes echaban un vistazo al cuadro, sin entender nada.

Truco en las alturas: En vuelo hacia París, el avión que transportó a Kirchner y su comitiva fue epicentro de anécdotas, reflexiones de ocasión, una pizca de política y un infaltable toque de truco. Y así fue como empezó a dirimirse la interna del justicialismo bonaerense, según uno de los partícipes de la historia, porque el diputado José María Díaz Bancalari aseguró que venció «fácilmente» al gobernador Solá. «¿Pero entonces el más mentiroso es usted?», le preguntó un testigo al jefe del bloque PJ de la Cámara baja. El diputado no dudó en la respuesta: «No; en todo caso el más hábil».

Lavagna, el culturoso: El ministro de Economía, Roberto Lavagna, dio la nota cultural, pues su derrotero estuvo cargado de librerías y museos. Por la mañana, Lavagna dedicó al menos una hora para elegir un par de ejemplares en la librería Galignani de la calle de Rivoli, ubicada en proximidades del museo Louvre. En horas de la tarde, el ministro visitó el prestigioso museo de arte moderno Georges Pompidou.

Nota asociada: Firmas francesas amenazan con agriar visita de «K»

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