El drama de parir en la nieve y con pandemia
Claudia Cassamajou y Patricia Noches son de la Línea Sur rionegrina. Con diferencia de dos días tuvieron que ser rescatadas por ambulancias en medio del temporal de nieve para dar a luz. Desde el hospital, cuentan las peripecias que afrontaron para tener a sus bebés en brazos.
La pandemia dejó aislado al mundo pero encontró en la nieve a su mejor aliada para complicar las cosas, en la Línea Sur de Río Negro. Entre el frío, el viento blanco que deja el horizonte albino, el olor del cloro, a alcohol en gel y el sonido del agua que cae sobre las manos en una lucha líquida contra el virus, Ciro y Thiel decidieron llegar al mundo. Sus madres, Claudia y Patricia, tuvieron que dejar sus casas de urgencia, en medio del temporal para parir lejos de los suyos.
Claudia Cassamajou tiene 19 años y es de Mencué, la localidad que se convirtió en noticia la semana pasada, por registrar la temperatura más baja del país con -23,5ºC . Hace unas semanas, Clau estaba en casa, transitando el sexto mes de embarazo, cuando un inminente parto prematuro la arrancó del pueblo.
“Estaba con mi mamá y mi papá. Mi novio no es de ahí. Esperaba para los últimos días de agosto 0 primeros días de septiembre, así que no tenía nada preparado. Cuando estuviera cerca de la fecha, pensaba ir a Roca a tenerlo, pero se adelantó”, relata.
El año pasado empezó a estudiar magisterio en Roca, pero la pandemia, más el embarazo, hicieron que decida quedarse. «Estamos acostumbrados al frío. Los últimos días estuve encerrada, habían caído unos 50 cm de nieve. El lunes salí, tuve frío, y a la noche me descompuse”, cuenta.
Sintió algunos dolores muy fuertes y después calmó. El bebé debía estar un tiempo más en su panza, pero a las seis de la mañana el dolor volvió y llamó a la enfermera de la salita, porque en el pueblo no hay médico. Ahí le dijeron que tenían que trasladarla.
“Cuando subí a la ambulancia, no arrancaba. El vecino le hizo puente a la batería y salimos”, dice Clau y recuerda que en ese momento la enfermera la miró y le pidió que aguante, que tenían que llegar a Roca, pero el viaje había empezado accidentado y se pondría peor.
Desde el hospital se inició el operativo con dos ambulancias, una salió de Mencué y de manera simultánea desde El Cuy con un médico. Como explicó la directora del Hospital, María Goycoechea, esta modalidad se usa para “acortar tiempos y mejorar oportunidades”.
“Fue feo lo que pasamos, pero por suerte Ciro está mejorando. Es un león mi hijo, y su papá ya llegó para acompañarnos”.
Claudia Cassamajou, 19 años
Cuando se encontraron debieron hacer el cambio de vehículo. La bajaron y vio el horizonte blanco en la meseta. La nieve lo cubría todo y la sangre se le heló cuando escuchó que su mamá no podría seguir con ellos.
“Es su primer nieto, pero por la pandemia no podía ir tanta gente en la ambulancia y tuvo que volver”, dice Clau. Tenía miedo, y su mamá volvía a Mencué por el camino blanco, mientras la nieve le jugaba otra mala pasada.
Las ruedas de la camioneta peleaban y de repente se encajaba. Cada cimbronazo era un dolor. Ciro estaba apurado por llegar a un mundo revuelto y helado. De repente, la camioneta se detuvo. Una máquina de vialidad y un camión de YPF cortaban el paso.
“En ese momento le dije a la enfermera que mi bebé iba a nacer. La enfermera lo recibió y llamó al doctor, le pusieron oxígeno, lo taparon y lo metieron como en una bolsita para que tenga calor”, dice con emoción en la voz.
El doctor Darío Bernel y la enfermera Nancy Morales lo reanimaron y después el médico y el chofer, sin dudar, se bajaron y con palas abrieron el camino para pasar por un costado. “Llegamos al hospital de El Cuy. Nos controlaron cómo estábamos y nos trajeron a Roca. Ahora estamos en la neonatología”, afimra Claudia.
Pasó los primeros días sola, rezando para que su bebé mejore. Su novio pidió autorización para que lo dejen viajar, desde Naupa Huen y debió lidiar con la pandemia, la nieve y la falta de movilidad, pero ya está junto a ellos.
Clau dice que son días duros, pero ve como Ciro Gabriel Paredes Cassamajou, con sus 1,350 kilos la pelea y eso le da consuelo y fuerzas.
Tahiel en la panza
Patricia Noches vive en el paraje Panquehuao y Tahiel Altahual tiene fecha para nacer pasado mañana. Ella está internada en el hospital de Bariloche desde hace dos semanas, cuando en medio de un operativo la fueron a sacarla de casa.
“Hace quince días tenía un turno para hacerme una ecografía de control, pero en la noche nevó y cuando nos levantamos muy temprano vi que había unos 40 cm de nieve y no podríamos salir, por lo que llamé al hospital para avisar”, dice animada.
Su paraje queda a 60 km de Pilcaniyeu, pero como el camino es de ripio y a veces se complica, eligen ir a Bariloche al médico, a 120 km. Pero en marzo, cuando empezó todo lo de la pandemia comenzó a hacerse los controles en Pilcaniyeu, porque hay menos gente.
“Dos de mis hijos llegaron en verano, uno en mayo, cuando los caminos están bien, pero Tahiel eligió el invierno con nieve y coronavirus”.
Patricia Noches, 31 años
Desde el hospital le hacían el seguimiento, y cuando ella no les contestó los mensajes se preocuparon. “En casa tenemos señal de teléfono, pero con las malas condiciones climáticas se cortó y con la nieve se comenzó a complicar”, dice Patricia.
Nevó el viernes, el sábado y el domingo, el equipo decidió salir a buscarla. “Ese día, había unos 60 cm de nieve. Salieron en una ambulancia y en la camioneta del municipio. Mi marido salió a pie, para subir al cerro a buscar señal. Le avisó a mi mamá que vive a unos 5 km que estábamos bien”.
La mamá le dijo que en su puesto estaba la ambulancia que iba a buscarla. La nieve desde ahí comenzó a ser más abundante y se estancó. Integrantes de la Cooperativa Pichicuyín, con un tractor doble tracción, fueron adelante para despejar el camino.
“En estos casos, uno tiene todo preparado para salir en cualquier momento. Yo estaba tranquila porque todavía no estaba en fecha”. Una vez que se subió a la ambulancia no fue fácil llegar, dos veces las camionetas quedaron encajadas y los hombres tuvieron que bajar a palear nieve para hacer una huella.
Sus hijos Lázaro, Jenifer y Lautaro nacieron de manera natural, pero Tahiel es el único que llegó en medio del invierno. “Eligió llegar con la nieve, con el coronavirus. Estar en un hospital ahora es difícil. Estoy con las mamás de Neo y no me puedo quejar porque tengo todo, pero el virus complica las cosas”, destaca la mamá.
En el hospital está sola, los nenes quedaron en al campo con el papá Atahual, que enfrenta días duros de trabajo. “Dicen que cayó una nevada impresionante. Tenemos animales y el temporal trae problemas. Almacenamos forrajes, pero para unos días. Hay que suplementar para que la oveja que pare, llegue con leche y no se muera la cría”, dice y retrata la dureza de una región en la que todos hacen esfuerzos gigantes para tener sus hijos.
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