El día que Roca se paralizó para mover dos tornos
En febrero de 1981 la metalúrgica Ballada hizo una inversión millonaria para fabricar insumos para el petróleo. Vino una grúa desde Neuquén para trasladar la maquinaria.
Una tarde de febrero de 1981 Roca se paralizó por la llegada de dos tornos que pesaban entre 8 y 10 toneladas. Las maquinarias de gran porte habían llegado desde España. La empresa metalúrgica Ballada había hecho una inversión de 800 mil dólares para empezar a producir insumos para el petróleo.
Las calles 25 de Mayo y Córdoba se cortaron para que una grúa del Ejército Argentino que llegó desde Neuquén pudiera operar. El objetivo era hacer que los tornos ingresaran al taller y la única forma de lograrlo era por el techo.
Jorge Sánchez, socio gerente de la firma y tataranieto del fundador, Miguel Ballada, contó que encontró las actas de cuando se decidió comprar estos tornos.
Señaló que a partir de 1970 la producción destinada a la industria de los galpones de empaque, que fue durante décadas el motor de crecimiento de la compañía, empezó a estancarse. “No había los picos que hubo en el tiempo de mi tatarabuelo y mi bisabuelo Martínez”, contó.
Sánchez detalló que los socios de la firma acordaron un crédito para comprar los tornos que viajaron desde España. “Vino una grúa del Ejército porque las grúas que se conseguían en la zona, no daban con la capacidad para poder trasladarlo”, señaló.
El gerente detalló que hubo que desmontar parte del techo para poder con esa grúa, ingresar la maquinaria y trasladarla internamente.
“Eran los primeros con control numérico de la zona. Hoy en día casi todos los tornos vienen con la posibilidad de cargarle una programación y que el mismo opere para generar la pieza que se necesita”, explicó.
A pesar del gran operativo para ingresar los tornos, tres años después tuvieron que venderse. Sánchez reconoció que esa primera experiencia para incursionar en la actividad de hidrocarburos no fue buena. Sin embargo la visión de los socios de la empresa no era errada y actualmente la firma desde 2013 está muy abocada a la demanda de las empresas petroleras.
“El torno duró tres años, hubo que venderlo y también otras cosas para pagar el crédito, porque aparentemente falló la previsión, o algún cliente”, contó.
Sánchez dijo que uno de los tornos está en Neuquén, “me comentaron que sigue trabajando”.
El taller de Ballada fue el primero en la rama metalúrgica que se instaló en Roca en 1919.
“Miguel Ballada fue un inmigrante que no tenemos claro si vino de España o Italia. Primero se radicó en Mendoza y después en Bahía Blanca donde fue profesor hasta el año 1917 en una escuela técnica”, señaló.
Durante esos años en Bahía conoció como alumno a Jorge Martínez quien llegó a Roca en 1917 y se convirtió en su socio y yerno.
En 1937 volvió a ampliarse la firma y la familia. En ese año llegó Locadio Sánchez a Roca y en el ´44 se casó con Fany Martínez, la única hija de Jorge Martínez. Locadio fue el abuelo del actual gerente.
La empresa durante los primeros años se dedicó a la fabricación de partes de autos hasta que en 1930 comienza a abocarse a la demanda de la fruticultura con la fabricación de las rociadoras, que fueron “la prehistoria de las pulverizadoras o curadoras actuales”, contó.
Hasta 1970 se vivieron décadas doradas en el taller que llegó a tener más de 100 empleados. Sin embargo, cuando empezó a decaer la fruticultura los socios tuvieron la visión de apostar por la actividad petrolera. Finalmente, luego de esa fallida inversión, hoy la mayoría de lo que se produce va destinado a empresas de hidrocarburos.
En el taller, en la parte superior hay cajas de fotografías antiguas y actas de esos primeros años. El actual gerente recuerda con nostalgia esos tiempos. La empresa se ha reconvertido y los tornos de 10 toneladas fue fueron un traspié que marcaría después el futuro de la firma.
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