El desmadre y las falacias


En 36 días, Río Negro sumó 5.000 contagios y triplicó el número inicial. No es tiempo de certezas y, además, el gobierno provincial no colabora en las pocas que pueden existir.


El repunte de casos de covid excedió al sistema sanitario rionegrino. Desde agosto, la provincia sumó 5.000 contagios, que casi triplican al número de afectados al 31 de julio. Los enfermos en el país -también en los últimos 36 días- representaron una vez y media lo que fue el registro de fines del séptimo mes.

El desmadre de infectados es evidente y exhibió la precariedad de Salud, expuesta hoy en los desbordes en los hospitales valletanos.

Sumergirse en la cuestión reactualiza históricas falencias. Del total, la red pública tiene solo un tercio de los respiradores y es el resultado de la cesión de los tratamientos médicos complejos a los privados, con su posterior contratación del Estado.

Otro desequilibrio potenciado. La forzada labor del personal sanitario recae en la planta full time, pues -en su mayoría- los médicos part-time acentuaron sus labores espaciadas, a costa de las fatigosas jornadas de sus pares.

Son días desgraciados para el gobierno de Carreras. Su marcha es errática, que últimamente se expresa en los avances y retrocesos de las restricciones. No es tiempo de certezas, pero tampoco colabora en las pocas que pueden existir. La disponibilidad en las terapias intensivas cayó en una falacia, que ayer -tardíamente- se intentó disipar con un detalle de 205 camas -188 de adultos- y ponderar su índice del 27,4 por cada 100.000 habitantes, por encima del nacional de 25,3.

Antes, los ministros que hablan, Fabián Zgaib y Rodrigo Buteler, machacaron que las camas de UTI se triplicaron, pero los desmentían datos parciales, entre ellos, un adelanto que existían 26 unidades por cada 100.000 habitantes. Esto ya proyectaba 200 unidades, sin olvidar que en un reporte oficial de marzo se informó de 175 unidades.

Hundido en la penuria, Salud aludió a una compra de respiradores bloqueada en la Aduana. No es así. Adquirió medio centenar de origen chino, tras la frustrada operación de marzo cuando Nación se quedó con toda la producción nacional. La partida -que figura a nombre de la firma intermediaria- no está detenida por la Aduana sino en el Anmat, que aún evalúa su validación médica. En mayo, el ente de control observó una remesa china y solo la autorizó para “uso académico”.

Nación acusa el envío de 60 respiradores a Río Negro, de los cuales varios esperan ser instalados. Aparece entonces la revelación de la escasez de profesionales, volcándose a otro problema general, y la provincia vuelve así al resguardo nacional.

Esta propensión la dejó últimamente en una difícil posición con el conflicto por la ocupación mapuche en tierras de Parques Nacionales en Villa Mascardi. En mayo, frente a otros hechos violentos, los ministros Buteler y Gastón Pérez Esteban se juntaron con las ministras Sabina Frederic (Seguridad) y Marcela Losardo (Justicia). Ellos confiaron que Nación se ocuparía, pero nunca se concretó la pensada mesa de diálogo -con la comunidad mapuche- y, además, la comitiva nacional lo intentó sola cuando llegó a Bariloche.


Existió algo nuevo en Villa Mascardi: los gobiernos insinúan ocuparse. Carreras se reacomodó y siguió a Weretilneck, activo en ese tema y lejano en el marco sanitario.


La provincia no se preocupó, pues entendía que ese apartamiento la favorecía. Pero las agresiones volvieron y el gobierno rionegrino se encontró en el centro del problema irresuelto, que derivó en la concurrencia de la gobernadora a la ruta para cruzar a los vecinos movilizados en contra de la toma mapuche. Carreras llevó, otra vez, las peticiones a las ministras de Nación.

“Necesitamos tiempo para resolverlo pacíficamente”, le dijo Frederic. Sí prometió y ya cumplió con el aporte de Gendarmería. Existió algo nuevo: ambos gobiernos insinúan ocuparse. Tras surgir enfrente de la marcha antiocupación, Carreras se reacomodó y siguió a Weretilneck, quien enseguida ostentó un repudio al fijado “territorio mapuche Lof Lafken Winkul Mapu”.

Ese despliegue del senador puso más en evidencia su lejanía con el proceso sanitario. No es casual. Siempre advirtió que la furia ciudadana terminaría en la dirigencia política.

Y Weretilneck no es soldado de las causas perdidas.


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