El desafío de los padres para articular con la nueva modalidad escolar
Hay un protocolo general pero cada escuela define los horarios, turnos y días de clases. Ese esquema complica a los tutores para organizarse entre el traslado de sus hijos y sus jornadas laborales.
Mariana Crespo tiene una hija en la escuela primaria y otro, en la secundaria. Jamás imaginó que el regreso a clases presenciales luego de la pandemia, se volvería un desafío difícil de afrontar.
Desde la semana pasada, uno de sus niños ingresa a las 8 y media hora después, su hermana, de acuerdo al protocolo de esta escuela privada en la zona oeste. La primera salida es a las 11 y la otra, a las 11.30. Pero además, tres veces por semana, los chicos también deben concurrir por la tarde (con distintos horarios).
La vuelta a las clases presenciales después de un año sumido en la virtualidad por la pandemia generó alivio en padres y estudiantes. Sin embargo, coordinar los horarios de trabajo con los ingresos y salidas del colegio -y, en muchos casos, horarios desdoblados- se convirtió para muchos en un rompecabezas difícil de encajar.
“Trabajo en la administración pública, de 8 a 16. No tengo movilidad, soy madre soltera y contratar un taxi para que busque a mis hijos me saldría 20 mil pesos por mes, sumado a una niñera que los cuide”, sintetizó Crespo.
Contó que el primer día de clases, pidió permiso para buscar a su hija a las 11. Pero no pudo salir nuevamente a las 13. “Desde la escuela explicaron que es una prueba piloto y que se irá viendo”, dijo.
Los horarios desdoblados de clases por la mañana y la tarde fueron el blanco de las principales críticas por parte de los padres. “Deberían armar algo de corrido. De esta manera, nos matan. Muchos terminan llevando a sus hijos al trabajo, o les dan de comer en el auto, mientras esperan que salga el otro pibe”, señaló Crespo que también se desempeña como docente en una escuela pública.
Martín cursa séptimo grado en una escuela pública de gestión privada pero recién concurrirá al colegio en una semana cuando su madre logre organizarse con su trabajo para poder llevarlo. Su horario de ingreso es a las 13 hasta las 17.45.
“El horario está bien planteado. Pero no tengo abuelos que lo puedan llevar porque todavía no tienen las dos dosis de vacunas. Su papá debió viajar a Buenos Aires por varios días. Confío en que todo mejore con el teletrabajo”, explicó Gloria Acevedo, madre de Martín.
Consideró que la organización del colegio salesiano es buena: “Los chicos están distribuidos en tres burbujas, distribuidos en el SUM, en el quincho y el laboratorio. Cada grupo tiene asignada una puerta de ingreso por donde debe circular. Y los chicos ya tienen las actividades impresas de acá a dos meses en caso de que se tengan que aislar”, contó.
El supervisor de educación privada, Gabriel Blanco, advirtió que cada escuela “buscó distintas estrategias de acuerdo a sus espacios”. “Una cosa es una escuela con una sola entrada para los alumnos y otra, contar con varios ingresos. Hay es un marco normativo general del Consejo Federal de Educación y uno provincial que refuerza el nacional”, especificó.
Consideró que “el ingreso escalonado” a los colegios es fundamental para mantener el distanciamiento. “No es algo caprichoso. De todos modos, es el inicio de una evaluación constante”, dijo el supervisor.
El protocolo general establece una carga horaria mínima de 3 horas que no puede superar la jornada simple. “No es que la provincia marcó una única forma de adaptarse a los protocolos. Tiene que ver con las posibilidades de cada institución. La idea es tener la mayor presencialidad posible manteniendo la mayor seguridad posible”, definió.
Blanco destacó que en principio, esta normativa se mantendrá hasta “el primer corte evaluativo bimestral”. “Las instituciones evaluarán semana a semana. Si funciona el sistema se pueden ir variando algunas cuestiones organizativas”.
Escalonados
La directora de la escuela pública 16, Silvana Garcés, reconoció que “en un primer momento, pensamos en un horario escalonado de ingreso y salida pero iba a complicar más de la cuenta”. Por eso, implementaron un horario general de 8.15 a 11.15 para el turno mañana y, de 13.15 a 16.15 para la tarde, en forma simultánea pero por tres sectores.
“Cada grado está dividido en dos grupos que concurrirán semana por medio. Son de 9 a 15 alumnos por grupo, según la matrícula. Tuvimos en cuenta los hermanos, los vecinos que concurren juntos o las familias ensambladas. No tuvimos planteos por parte de las familias”, recalcó Garcés.
Sandra Ricco tiene un hijo en primer grado que concurre una semana durante la mañana y a la siguiente, por la tarde. Su hija arrancó primer año del secundario y asiste al colegio semana por medio, solo por la mañana.
“Estos horarios me complican muchísimo. Pago un colegio bilingüe de jornada completa porque me permitía trabajar sin problemas. Cuando salía del trabajo, retiraba a los nenes”, mencionó y consideró que el esquema actual es “caótico” no solo porque no entran en el mismo horario sino que cortan al mediodía y deben regresar a la tarde.
“Tengo que conseguir a alguien que los busque, los lleve, los traiga. No podemos pedir permiso constantemente en el trabajo para salir a buscarlos. Será un ir viendo día a día cómo hacemos”, confió la mujer.
La opción del transporte escolar
Antonio Ramírez, presidente de la Asociación de Transporte Escolar de Bariloche, también consideró que el nuevo esquema de los colegios es “en extremo complicado”.
Si bien los transportistas han recibido muchísimas consultas por parte de padres con el comienzo de clases, plantean que no es posible brindar alguna solución. “El padre busca que el transportista le salve la situación pero nosotros tenemos que armar el recorrido de escuelas con distintos horarios y no sabemos cómo hacerlo. Es imposible armar algo en este contexto”, dijo.
Ramírez planteó que “los protocolos juegan en contra. Los horarios no coinciden y el mes tampoco es completo. Cada escuela se maneja con un protocolo propio. La escuela 255, por ejemplo, dicta clases todas las semanas pero solo los martes y jueves. Otros tienen semana por medio”.
“Tenemos que andar mayor cantidad de horas en calle con el vehículo en marcha por los horarios más reducidos y menos chicos”, señaló Ramírez.
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