El cine Belgrano, un espacio de libertad adolescente
Los chicos tenían como paseo casi obligado la sala de San Luis al 500. La matiné los reunía sin la mirada de padres, tíos o abuelos. Las películas de terror eran las más populares.
Sin duda para los preadolescentes y adolescentes de los 80 entrar a la matiné del viejo cine Belgrano era un viaje a la independencia.
Eran cuatro horas de películas en continuado, sin presencia de padres, tíos o abuelos.
Los padres acompañaban a sus hijos hasta la vereda. Puertas adentro, el mundo era de ellos. Pero ojo, había reglas celosamente custodiadas por el acomodador, que con su linterna ponía en evidencia a quien estuviera incurriendo en una falta grave. Gritar o hablar en voz alta podría ser razón más que suficiente para ser expulsado de la sala.
Aún así, el mundo pequeño de butacas, paredes alfombradas y pantalla gigante se convertía en un mundo exclusivo de los adolescentes ochentosos.
No eran tiempos de pochoclos sino de caramelos confitados y galletitas en caja que se adquirían en el kiosco que funcionaba en el ingreso ala sala.
Dato
- 1935
- es el año en el que se radicaron en Neuquén los hermanos Esteban.
Esos recuerdos se forjaron gracias a los hermanos Domingo, Alfonso y Fortunato Esteban que en 1935 se radicaron en Neuquén. En 1945 iniciaron el sueño de construir un cine. Ese año solicitaron los permisos para construir “un edificio de espectáculos públicos y casa de familia”. El nombre elegido en ese momento fue cine Teatro Odeón.
Así se comenzó a levantar el edificio en calle San Luis 579, que se convertiría en un ícono de la “nequinidad”.
En 1946, cuando los hermanos Esteban tramitaron la habilitación de la sala, ya había sido rebautizado. Tenía por nombre cine Belgrano.
El antiguo cine neuquino tenía un cronograma de funciones dividido en tres. Por la tarde matiné, una función central a las 22 y luego una más en que se pasaban películas condicionadas. Las matiné eran temáticas, un día películas de terror, otro de acción o aventuras. Había que ser muy fanático del cine de suspenso como para “bancar” cuatro horas de miedo con el corazón en la boca. Aún así, eran todo un éxito.
Las sagas “Viernes 13” y “Noche de brujas” fueron de las más vistas en los 80 en el cine Belgrano. “El exorcista” también marcó tendencia entre los adolescentes de esa época al igual que “La profecía”.
Los hermanos Esteban además alquilaban el cine Español. En ese lugar se proyectaban las películas de taquilla y dejaban para la sala de calle San Luis las más populares y las independientes.
El cine Belgrano cerró sus puertas en la década del 90, como tantas otras salas del país que se vieron avasalladas por una crisis general.
El edificio se utiliza ahora como cochera. En su interior se conserva la mampostería original como testigo mudo del lugar donde los neuquinos podían tener contacto cercano con el tercer arte.
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