El campo extendió el paro tras recibir ataques de la presidenta

Las entidades rurales nucleadas en la Mesa de Enlace anunciaron anoche que continuarán hasta el viernes la huelga de comercialización de granos en rechazo a las retenciones móviles, luego de que la presidenta Cristina Fernández acusara a los dirigentes rurales de pretender «interferir en la democracia''.

Ante una manifestación que colmó la Plaza de Mayo en un acto de apoyo al gobierno, la presidenta exhortó a los productores agropecuarios a liberar los bloqueos de rutas y retomar la producción. Además, criticó los cacerolazos .

Se refirió a los dirigentes del sector como «esas cuatro personas a las que nadie eligió» y los acusó de «interferir en la construcción democrática». La dirigencia agraria respondió horas más tarde: le exigió «respeto y que se informe mejor» 

Mientras tanto, en el Congreso se debatía si se trata a libro cerrado no las retenciones móviles. La iniciativa sólo permite ratificar o rechazar las medidas, pero los legisladores pretenden modificaciones. El Gobierno sostuvo que se le otorga «una facultad enorme» al cuerpo y las desestimó. (Ver pág 6-7)

En un discurso de casi media hora, la presidenta también reservó un espacio para los masivos cacerolazos del lunes. «Tenemos que aprender a procesar democráticamente nuestras diferencias, tal vez por los golpes de estado creemos que todo se arregla con intolerancia, cocina, cacerolas o cortes de ruta», expresó al borde de la afonía y ante un atento silencio de los manifestantes.

«Yo primero creía que realmente estaba ante una batalla por la distribución del ingreso. Pero cuando comenzaron a pasar los días y veía que desde un sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, nadie eligió, se reunían, deliberaban y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas y quién no, me di cuenta que estaba ante una situación muy diferente», afirmó la mandataria.

Las masivas protestas del lunes por la noche se adueñaron de otro párrafo. «La clase media, muchas veces a través de prejuicios culturales, termina actuando contra sus propios intereses», opinó.

La presidenta, asimismo, volvió a realizar una defensa enérgica de las retenciones. «Son básicas para apuntalar un proyecto nacional y popular», explicó. Y tras recordar que «también formaron parte de otra política, la de los 90, cuando se bajaron a cero y se nos cayó todo, incluso el campo», afirmó que «muchas veces, los países desarrollados utilizaron estos instrumentos para perjudicarnos a nosotros, los países emergentes».

A tono con lo anterior, y luego de los dardos a la conducción ruralista, la Presidenta le hizo un guiño a los productores de base. «Cuando tomé decisiones para distribuir el ingreso no lo hice, se los juro, para perjudicar a nadie. Al contrario, fueron para que todos los argentinos pudiéramos vivir un poco mejor», expresó.

El medallero del kirchnerismo, a esa altura, ya sumaba dos nuevas piezas: una plaza repleta de manifestantes y la asistencia de la mayoría de los gobernadores del PJ. El acto reunió a 13 de los 16 mandatarios de signo justicialista y sólo faltaron el cordobés Juan Schiaretti, el chubutense Mario Das Neves y el puntano Alberto Rodríguez Saá. Las dos primeras ausencias están motivadas en discrepancias en el manejo del conflicto con el campo. En el caso del sanluiseño, las diferencias con el kirchnerismo son históricas.

Las primeras columnas, fundamentalmente de intendentes bonaerenses y de gobernadores, habían llegado durante la madrugada, en simultáneo con el silencioso avance de carteles y pasacalles de respaldo.

Fueron esos militantes los que se horrorizaron por el accidente que cerca del mediodía tiñó de tragedia la convocatoria. Un joven tucumano de 21 años murió cuando se le cayó una lámpara mientras recorría las históricas veredas de la Plaza de Mayo.

(DyN y R.Central)